Bogotá, Colombia (CNN) — Colombia se convirtió el lunes en el más reciente país de América Latina en despenalizar parcialmente el aborto, lo que representa una gran victoria para los movimientos feministas del país y refleja un cambio más amplio en las opiniones sobre el procedimiento en toda la región.

La Corte Constitucional de Colombia falló a favor de despenalizar el aborto hasta las 24 semanas de gestación, anunció el tribunal supremo en un comunicado.

Activistas por el derecho al aborto en Bogotá, Colombia, celebran la decisión de la Corte Constitucional de Colombia de despenalizar el aborto hasta la semana 24.

Los defensores del derecho al aborto reaccionaron el lunes con marchas en Bogotá, la capital y otras ciudades importantes, después de haber hecho campaña durante dos décadas para eliminar el aborto del código penal del país.

“Sabíamos que esta no era una lucha fácil, pero en algún momento tenía que suceder”, dijo Mariana Ardila, activista por los derechos de las mujeres y abogada que firmó la petición para despenalizar el aborto. “Por supuesto, aunque esperábamos la despenalización total y seguiremos luchando por ello, este es un importante paso adelante para nosotros”, dijo Ardila a CNN, rodeada de activistas por los derechos de las mujeres frente a la corte el lunes por la noche.

El fallo de la Corte Suprema de Colombia sigue las decisiones recientes de la Corte Suprema de Justicia de México y el Senado de Argentina para despenalizar el aborto.

El aborto en Colombia solo había sido legal en tres circunstancias: cuando corre riesgo la vida o la salud de la mujer, si el feto presenta malformaciones que lo hacen inviable o cuando el embarazo es producto de violación o incesto.

Ahora, las mujeres que buscan un aborto hasta la semana 24 de su embarazo no serán procesadas, dictaminó el tribunal. El aborto después de las 24 semanas sigue siendo ilegal, excepto si se presenta una de las tres circunstancias mencionadas.

Desde 2006, las mujeres que buscan interrumpir un embarazo fuera de esas circunstancias pueden enfrentar hasta 54 meses de cárcel según el código penal colombiano. Si bien las sentencias de cárcel han sido raras, los defensores del derecho al aborto dicen que la criminalización de la práctica crea un clima de miedo y sospecha entre los pacientes y la clase médica, que a menudo se sienten obligados a denunciar los abortos a las autoridades por temor a participar en un delito.

Cientos de mujeres en Colombia son investigadas por someterse a abortos ilegales cada año. Otras recurren a abortos clandestinos, una práctica generalizada y a menudo insegura en el resto de la región.

Incluso las mujeres que médicamente tienen derecho a un aborto han enfrentado barreras para acceder al tratamiento en Colombia. Alejandra Gutiérrez, una paciente de cáncer de 23 años de Bogotá, le dijo a CNN que su caso tuvo que pasar por un panel de discusión entre un ginecólogo, un hematólogo y un psiquiatra antes de que se aprobara su solicitud.

A lo largo del proceso, dice que recibió poca información clara sobre los riesgos de interrumpir el embarazo o llevar el bebé a término en medio del tratamiento de quimioterapia.

Sólo después de tres semanas y numerosas entrevistas se le permitió interrumpir el embarazo. “Me sentí tan vulnerable, tan pequeña, y todavía siento que nunca llegué al fondo. Mi miedo era que comenzara a crecer, dentro de mi vientre, y luego fuera demasiado tarde, estaba muerta de miedo”, le dijo a CNN en noviembre.

Más allá de la ley, las mujeres embarazadas en Colombia han enfrentado demoras burocráticas, actitudes negativas y personal médico que se niega a realizar el procedimiento bajo una cláusula de “objeción de conciencia”.

Un ajuste de cuentas regional sobre el aborto

En América Latina, donde la Iglesia Católica sigue teniendo una gran influencia, la sociedad ha sido durante mucho tiempo hostil a las mujeres que desean abortar. Sin embargo, dos fallos históricos en Argentina y México señalan un cambio creciente en la forma de pensar sobre el procedimiento.

En septiembre, la Corte Suprema de Justicia de México dictaminó por unanimidad que penalizar el aborto es inconstitucional, una decisión que se espera que siente un precedente para el estatus legal del aborto en todo el país. Y en diciembre de 2020, el Senado de Argentina votó a favor de legalizar el aborto hasta las 14 semanas de embarazo, convirtiendo al país en la nación más grande de América Latina en legalizar la práctica.

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Las naciones donde el procedimiento es legal a menudo se convierten en destinos vitales para las mujeres que buscan atención que no pueden recibir en sus países de origen. Cuba, Uruguay, Guayana Francesa y Guyana, también permiten abortos electivos, según el Centro de Derechos Reproductivos.

Brasil, el país más grande de América Latina, sólo permite el aborto si la vida de la persona está en riesgo o cuando el embarazo es producto de una violación. El Salvador, República Dominicana, Haití, Honduras, Nicaragua y Surinam prohíben el aborto en casi todas las circunstancias. En Costa Rica y Guatemala, los abortos solo están permitidos si es para preservar la salud de la persona o ayudar a salvar su vida. En Panamá, el procedimiento solo está permitido para preservar la salud o la vida de la madre en caso de violación o malformación fetal. Apenas la semana pasada, el Congreso de Ecuador aprobó un proyecto de ley que permite acceder al aborto -si el embarazo es resultado de una violación- hasta las 12 semanas de embarazo para mujeres en zonas urbanas y hasta las 16 semanas para menores y adultas en zonas rurales. Sin embargo, el proyecto de ley aún debe ser promulgado por el presidente de Ecuador, quien amenazó con vetarlo.

En Colombia, una mujer le dijo a CNN que se vio obligada a abandonar el país en 2017 para buscar un aborto después de quedar embarazada a la edad de 15 años. Solicitó que no se revelara su nombre debido a la sensibilidad y el estigma del tema allí.

“Tenía mucho miedo, entras en un estado de pánico total cuando pasa, ¿cómo puedes pensar con claridad en ese estado?”, dijo. Ella todavía estaba en la escuela secundaria en ese momento.

Sin embargo, su madre accedió a ayudarla a viajar a la Ciudad de México, donde la práctica era legal mucho antes de que se convirtiera en ley nacional. “Tuve suerte: mi madre no apoya el aborto y estaba muy decepcionada, pero aun así me apoyó. Tenía un buen trabajo en ese momento, así que podíamos pagar un vuelo a México y quedarnos allí durante una semana para hacerlo. Pero muchas otras no pueden hacerlo”, dijo a CNN.

“Todos conocemos a una mujer que abortó, solo que nadie sabe quién es. No hablamos de eso porque todavía es un tabú, un secreto, pero todos lo saben”, dijo.

Los tabúes sociales y la vergüenza pública en torno al tema continúan siendo obstáculos para la educación y el acceso al aborto, según activistas por el derecho al aborto.

“Esto también se trata de cambiar la mentalidad”, dijo la Dra. Laura Gil, una ginecóloga en Bogotá que firmó una de las peticiones a la Corte Constitucional de Colombia para cambiar la ley. “No estamos tratando de hacer que la gente cambie su opinión sobre el aborto, esa es una pregunta que es importante solo para las mujeres que enfrentan un embarazo no deseado.

“Se trata de que la gente entienda que, independientemente de su opinión, el aborto es un derecho”, dijo.