Nota del editor: Naomi Moriyama y William Doyle son coautores de “The Sisterhood of the Enchanted Forest: Sustenance, Wisdom, and Awakening in Finland’s Karelia”. Moriyama es coautora de tres libros sobre cocina tradicional japonesa y Doyle es coautor de “Let The Children Play” y autor del líbro “Titan of the Senate”, de próxima publicación. Las opiniones expresadas en este artículo les pertenecen únicamente a sus autores.
(CNN) – La primera ministra de Finlandia, Sanna Marin, de 36 años, encabeza una coalición de gobierno formada por cinco partidos políticos, todos ellos dirigidos por mujeres y casi todos sus integrantes en sus 30. Es una nación dirigida en gran parte por mujeres.
Se trata de la culminación de un esfuerzo nacional por la igualdad de género que comenzó incluso antes de la independencia de Finlandia en 1917.
En 1906, Finlandia, que entonces era un ducado de Rusia, fue el primer país que concedió a las mujeres plenos derechos políticos, tanto para votar como para ser elegidas. Un año después, las 19 mujeres elegidas para el Parlamento finlandés fueron las primeras parlamentarias del mundo.
Hoy en día, aproximadamente la mitad de los cargos legislativos y ministeriales del país están ocupados por mujeres.
De hecho, Finlandia tiene mucho de qué enorgullecerse en este Día Internacional de la Mujer, ya que el año pasado ocupó el segundo lugar en el informe del Foro Económico Mundial sobre la brecha global de género, solo por detrás de su colega nórdico, Islandia.
Mientras tanto, en el mismo informe, nuestras propias naciones natales, Estados Unidos y Japón, ocuparon los puestos 30 y 120, respectivamente, de 156 países.
En 2015 pudimos comprobar de primera mano el progreso de Finlandia en materia de género, al trasladarnos allí con nuestro hijo, que entonces tenía ocho años, desde la ciudad de Nueva York al distrito rural de Carelia del Norte. William para dar clases de posgrado y estudiar el mundialmente conocido sistema de educación infantil finlandés como becario Fulbright en la Universidad de Finlandia Oriental, y Naomi para explorar la comida, la cultura y la naturaleza locales de la nación más boscosa de Europa.
Acabamos admirando tanto a la gente y a la sociedad finlandesa que, desde entonces, hemos vuelto a Carelia del Norte y a la capital, Helsinki, para realizar largas visitas.
En contra de la imagen estereotipada de los finlandeses como personas reservadas, Naomi fue “adoptada” al instante como una hermana perdida por las entusiastas y muy exitosas mujeres de la organización Martha, un grupo de voluntarios de servicio a la comunidad, y por una amplia gama de madres locales, mujeres profesionales y profesoras universitarias.
En Finlandia, encontramos una sociedad ferozmente igualitaria y modesta que es todo lo contrario a lo que estábamos acostumbrados en Estados Unidos. Los infantes aprenden jugando y descubriendo con alegría, disfrutan de múltiples descansos diarios al aire libre y cuentan con profesores muy respetados y escuelas públicas bastante financiadas. La licencia parental es generosa, los hospitales públicos son de primera categoría y la plena participación de las mujeres en el liderazgo político y en muchas profesiones se acepta como algo rutinario.
El progreso de Finlandia en materia de género es una de las características más inspiradoras de esta nación forestal situada en la cima del mundo, y queríamos averiguar cómo se había producido. Así que le preguntamos a la líder que fue considerada la mujer más inspiradora del país en una encuesta realizada en 2021 por la cadena pública YLE: una abuela de 77 años, jugadora de básquetbol y amante de los gatos, llamada Tarja Halonen, que fue la primera mujer presidenta del país, desde 2000 hasta 2012.
“Finlandia es una nación pequeña”, nos explicó la expresidenta Halonen el año pasado desde su casa en el barrio obrero de Helsinki donde creció.
“Durante 700 años formamos parte de nuestro vecino occidental (Suecia). Luego el rey de Suecia inició una guerra contra Rusia y la perdió. Después estuvimos 100 años como parte de Rusia, por suerte como parte autónoma. Ahora nuestra independencia ha durado algo más de 100 años”. En ese tiempo, dijo, “hemos tenido una guerra civil y dos guerras y muchas dificultades”.
“Hemos aprendido a ser muy independientes, testarudos y trabajadores. Quizá de alguna manera nos ha resultado más fácil darnos cuenta de que se necesitan tanto hombres como mujeres para que una sociedad funcione al 100%. Aquí en el Norte (del globo) tenemos una larga tradición de mujeres fuertes en la sociedad. Las mujeres tienen que ser fuertes para sobrevivir y para ayudar a sus familias y a sus conciudadanos”, dijo Halonen.
Los avances en materia de género en Finlandia fueron forjados por las organizaciones de mujeres y de trabajadores y por muchas mujeres y hombres ilustrados. Una de esas pioneras fue Miina Sillanpää, una mujer que realizó trabajos forzados de niña y después fue trabajadora doméstica que, posteriormente, fue elegida para el parlamento en 1907 y sirvió en él durante 38 años.
Se convirtió en la primera miembro del gabinete de la nación en 1926, y dirigió la asociación nacional de sirvientes y trabajadores domésticos durante 50 años. Sillanpää ayudó a crear una organización de refugios para mujeres solteras y sus hijos y luchó por mejorar la vida de los ancianos y los desfavorecidos.
Una ejecutiva finlandesa nos habló recientemente de un “espíritu de igualdad” que está “culturalmente arraigado” en la nación. Explicó que “esto ocurre en servicios sociales fundamentales como la atención sanitaria y la educación de alta calidad, que se ofrecen a todos los ciudadanos como base esencial y no negociable para la equidad de género en una sociedad”.
Eso no quiere decir que Finlandia no tenga su cuota de problemas sociales, como el alcoholismo y el acoso sexual. En Finlandia hay violencia doméstica: el 23% de las mujeres de entre 15 y 49 años han sufrido violencia de pareja a lo largo de su vida, según datos de las Naciones Unidas. Esto se compara, por ejemplo, con el 26% de Estados Unidos, el 24% del Reino Unido, el 22% de Francia, el 21% de Suecia, el 16% de Italia y el 15% de España.
El racismo también es un problema. Un informe realizado en 2020 por el Defensor de la Igualdad del propio gobierno de Finlandia reveló que cuatro de cada cinco personas de origen africano han sufrido discriminación por el color de su piel. El informe afirmaba que “el racismo está muy arraigado” en Finlandia. “Nuestras formas de pensar y nuestros modos de actuar son en gran medida racistas, aunque no lo notemos o no estemos dispuestos a admitirlo”.
Esta admisión brutalmente honesta es especialmente relevante a la luz del hecho de que el tema del Día Internacional de la Mujer de este año es “BreakTheBias” (Rompe con los prejuicios).
Pero al mismo tiempo, Finlandia es uno de los líderes mundiales en el esfuerzo por conseguir una vida mejor para todos sus ciudadanos. Sus servicios públicos y escuelas están entre los mejores del planeta.
La fuerte participación de las mujeres en la toma de decisiones ha contribuido a construir una nación que ocupa el primer lugar entre las 193 naciones del mundo en materia de desarrollo sostenible, según un informe de las Naciones Unidas de 2021 en el que se constata que Finlandia ha alcanzado o casi alcanzado los objetivos de la ONU para mejorar la salud, la educación, el agua, la energía y la paz, aliviar la pobreza y reducir las desigualdades.
Y lejos de ser una economía socialista de planificación centralizada, Finlandia es, de hecho, todo lo contrario: una economía próspera de libre mercado que cuenta con el mejor entorno empresarial del mundo y el estado de derecho más sólido, según el Índice de Innovación Global 2021.
“La participación plena e igualitaria de las mujeres en la sociedad ha hecho posible el desarrollo de Finlandia”, dijo la primera ministra Marin en un discurso pronunciado en el Foro de Igualdad Generacional del año pasado. “Hace cien años, Finlandia era una sociedad pobre y conflictiva. No era posible ignorar el potencial de la mitad de nuestra población”.
Ahora, mientras la vecina de Finlandia, Rusia, libra una guerra contra Ucrania, Marin y su gobierno navegan por el lugar que ocupa su país en una Europa moderna que cambia rápidamente, incluida la posibilidad de entrar en la OTAN.
Cuanto más hablamos con los finlandeses, más nos sorprende la frecuencia con la que hacen hincapié en la idea de la asociación entre mujeres y hombres, en lugar de una competición de “mujeres contra hombres”. Solemos escuchar sobre el deseo colectivo finlandés de cuidar de todos y cada uno de los miembros de la sociedad.
Finlandia no es necesariamente “mejor”, ni siquiera directamente comparable, a muchas otras naciones. Pero puede servir como fuente de inspiración para reflexionar sobre lo que pueden ser verdades claras de los asuntos humanos: cuando una sociedad se esfuerza por que cada género sea un socio real de pleno derecho en el poder y el liderazgo, y convierte en misión nacional el esfuerzo por cuidar de todos sus ciudadanos con justicia y compasión, toda la sociedad prospera.
Los finlandeses son los primeros en reconocer que todavía queda trabajo por hacer, pero están mostrándole al mundo por qué vale la pena el esfuerzo.