(CNN Español) – Nos acercamos al segundo año de la declaratoria de la pandemia por parte de la Organización Mundial de la Salud y aún luchamos para contener el covid-19.
Algunos países, como China, han usado una estrategia llamada “cero covid”, o covid-zero en inglés. Pero, ¿cuán efectiva es para luchar contra la pandemia? El Dr. Huerta lo explica en este episodio.
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Hola, soy el Dr. Elmer Huerta y esta es su dosis de información sobre el nuevo coronavirus, información que esperamos sea de utilidad para cuidar de su salud y la de su familia.
Hoy veremos qué sucede en las regiones que decidieron abrazar la política de “cero covid” como la principal y única estrategia de lucha contra la pandemia.
¿Qué es la política “cero covid”?
Se conoce como política “cero covid” a la estrategia de lucha contra la pandemia que se basa en cerrar las fronteras de una región, restringiendo al máximo la entrada y salida de personas, implementando un agresivo sistema de vigilancia de la infección dentro del país, llegando a cerrar ciudades enteras de millones de habitantes si se encuentra un solo caso.
Es importante saber que una adecuada política de “cero covid” debe ir aparejada de una agresiva campaña de vacunación de la población, con el objetivo de que se pueda lograr una inmunidad en la mayoría de los habitantes de la región.
En ese sentido, las noticias que vienen de regiones con políticas “cero covid” son preocupantes.
En primer lugar, veamos lo que está pasando en Hong Kong, que tiene la misma política “cero covid” abrazada por China continental.
El caso de Hong Kong
De acuerdo con recientes informaciones, la situación de la pandemia en Hong Kong es similar a la que se tenía en los países de América Latina durante la primera ola en 2020.
Durante las últimas dos semanas se han diagnosticado 312.000 casos de la infección y es tal el número de muertes que las autoridades están usando camiones frigoríficos para almacenar los cadáveres, pues las morgues se han desbordado. En la semana del 3 de marzo, Hong Kong tuvo el número mas alto de muertes por millón de habitantes del planeta.
Al respecto, hasta el 31 de diciembre del 2021, se habían registrado 213 muertes en Hong Kong, número que aumentó a 1.554 la primera semana de marzo. Es decir, en poco más de 12 semanas, se han producido más de seis veces el número de muertes de los dos primeros años de pandemia.
El problema en Hong Kong es que las autoridades no promovieron la vacunación, estimándose que, en la primera semana de marzo, solo 48% de la población mayor de 70 años había recibido dos dosis de vacuna y a comienzos de año, solo 25% de la población mayor de 80 años había sido vacunados.
Al parecer, la combinación de falta de información en la población y un relajamiento de las campañas de vacunación en Hong Kong propiciaron esa baja cobertura de vacunación, un hecho que explica que la gran mayoría de las muertes sea en adultos mayores.
La importancia de la vacunación queda plasmada con lo sucedido en Nueva Zelandia y Singapur, países que también apostaron por la política “cero covid”, siendo la diferencia fundamental, que sus poblaciones -especialmente las de riesgo- fueron protegidas con las vacunas.
¿Ha funcionado la estrategia en China?
Por su parte la situación en China es también de preocupación.
En China, el país más poblado del planeta, las estadísticas relacionadas a la pandemia son sorprendentes. Desde el 31 de marzo de 2020 -prácticamente el inicio de la pandemia para el resto del mundo- el número de fallecimientos en China se ha movido muy poco de las muertes registradas hasta ese día.
Al momento de escribir este artículo, el número de muertos es de 4.636, citándose que en el año 2021, se presentaron menos de 17.000 casos y solo una muerte por covid-19 en ese país de 1.400 millones de habitantes.
Sin embargo, el domingo se reportaron 525 casos, el número más alto de casos diarios registrados en ese país desde el brote de Wuhan a comienzos de 2020.
China es en este momento el país más poblado del mundo, y enarbola la bandera del “cero covid”, es decir, de no permitir la posibilidad de una epidemia en su territorio, movilizando su sistema de salud de una manera tan rápida y efectiva, que son capaces de identificar los casos iniciales, y aislar ciudades de millones de habitantes en el propósito.
Al comienzo de la pandemia, China desarrolló una aplicación para celulares mediante la cual una persona que deseaba circular en alguna ciudad y tener acceso a servicios de transporte, mercados u otros lugares públicos, debía mostrar, luego de escanear un código de barras. Si la aplicación mostraba un mensaje de color verde en el celular, significaba que la personas no estaba infectada.
Ese control tan vertical y severo de la pandemia ha hecho que en un reciente índice de regreso a la normalidad, publicado por la revista The Economist, China, junto a Vietnam y Nueva Zelandia, sean los únicos países que han prácticamente regresado a la vida normal.
El cierre de fronteras: un aislamiento autoimpuesto a las variantes
Pero los observadores se preguntan: ¿a qué precio está China gozando de estadísticas tan favorables con respecto al covid-19?
Mientras que las diversas variantes del SARS-CoV-2 han también llegado a China, estas han infectado a miles de millones de personas en el planeta, lo cual no ha ocurrido en China.
Casi completamente aislada del mundo desde el principio de la pandemia, China tiene controles muy estrictos sobre las personas que deja entrar, sometiendo a los pocos visitantes a cuarentenas y pruebas muy rigurosas para comprobar que no portan el virus.
China es también, uno de los pocos países del mundo que ha usado casi exclusivamente sus propias vacunas, Sinopharm y CoronaVac, para proteger a su población. Así, ha logrado vacunar, hasta el 25 de febrero, con dos dosis al 85,5 % de su población, no teniéndose datos sobre la proporción de la población que ha recibido una dosis de refuerzo.
A pesar de que una empresa china compró los derechos de distribución de la vacuna de Pfizer en 2020,el gobierno no ha permitido el uso, ni de esa, ni de ninguna otra vacuna occidental, estando en desarrollo sus propias vacunas de ARN mensajero.
El problema es que las vacunas chinas, aunque relativamente efectivas para impedir la enfermedad grave y la muerte, han demostrado ser mucho menos efectivas para proteger de infecciones, especialmente de la variante ómicron, que en personas inmunológicamente vulnerables pueden causar -como en Taiwán- enfermedad grave y muerte.
Las desventajas de la política “cero covid”
China se encuentra entonces -gracias a su política de “cero covid” en la particular situación de tener a miles de millones de personas inmunizadas con vacunas no altamente efectivas, pero sin inmunidad natural.
Esa aparente fortaleza puede ser una enorme debilidad, pues algunos observadores consideran que, de abrir sus fronteras, podrían producirse 630.000 casos de covid-19 por día en ese país, con un número indeterminado de hospitalizaciones o casos graves.
La gran pregunta es: ¿Cuánto durará? ¿Será posible mantener ese draconiano sistema de control y aislamiento geográfico durante los próximos meses? ¿Qué pasará cuando aparezca una nueva variante?
Algunos opinan que China está ganando tiempo, observando de cerca la virulencia de las variantes y confiando en la inmunidad de memoria celular que dan las vacunas.
Es posible que sus funcionarios estén apostando a que el covid-19 se convierta con el tiempo en un simple resfriado, y que cuando ese momento llegue, puedan permitir que su población se infecte.
Obviamente, no hay ninguna garantía que ese plan funcione.
¿Tienes preguntas sobre el covid-19?
Envíeme sus preguntas por Twitter, intentaremos responderlas en nuestros próximos episodios. Pueden encontrarme en @Drhuerta.
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