Tokio (CNN) — Japón ha respaldado su condena de la guerra en Ucrania con sanciones a los funcionarios y oligarcas rusos, pero los expertos dicen que no son la única audiencia para la indignación de Tokio: también quieren que China reciba el mensaje.
Desde que Moscú atacó a Ucrania, los comentaristas han hecho comparaciones entre las acciones de Rusia y la ambición declarada de China de buscar la “reunificación” de Taiwán con el continente. El escenario de “qué pasaría si” no ha pasado desapercibido para los líderes japoneses.
En los primeros días de la invasión, el primer ministro japonés, Fumio Kishida, se apresuró a enmarcar la crisis de Ucrania como un problema global. “Esta es una situación muy grave que no solo afecta a Europa, sino también a Asia y a todo el orden mundial”, dijo a los periodistas.
Y el público japonés parece estar de acuerdo con sus puntos de vista. En un país típicamente más enfocado en asuntos domésticos, la guerra domina la cobertura de noticias. Miles de manifestantes contra la guerra han tomado las calles de ciudades de todo el país, y una encuesta reciente muestra que más del 80 % de las 1063 personas encuestadas apoyan las sanciones económicas de Japón contra Rusia.
Para Japón, el apoyo a Ucrania tiene un doble propósito, según Yoko Iwama, experta en relaciones internacionales y seguridad del Instituto Nacional de Estudios Políticos.
“El propósito de la respuesta de Japón es enviar un mensaje de que estaremos listos y resistiremos si hay una invasión (del territorio japonés), que no permitiremos que se cambien las fronteras por la fuerza”, dijo Iwama.
“No queremos una guerra real, el objetivo es político: que China sea disuadida de hacer un acto agresivo como el que ha tomado Putin en los últimos días y semanas”.
Es en ese contexto que el ex primer ministro de Japón, Shinzo Abe, planteó una sugerencia previamente impensable durante una entrevista tres días después de la invasión rusa.
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Abe, que sigue siendo una figura influyente en el gobernante Partido Liberal Democrático, planteó la idea de que Japón entrara en un programa de intercambio de armas nucleares similar al de la OTAN: albergar armas nucleares estadounidenses en suelo japonés. Fue una propuesta impactante para un país que sufrió el impacto devastador de las dos bombas atómicas lanzadas sobre Hiroshima y Nagasaki durante la Segunda Guerra Mundial, pero Abe dice que ya no debería ser un tabú.
Tiempos diferentes, tácticas cambiantes en Japón
La respuesta de Japón a la invasión rusa de Ucrania difiere notablemente de sus acciones después del ataque de Moscú a Crimea en 2014.
En ese momento, en el mandato de Abe, Japón fue criticado por ser demasiado lento para actuar. Ahora su estrategia es diferente, y posiblemente la urgencia sea mayor.
En 2014, Abe adoptó la táctica de acercarse a Rusia para evitar que estrechara los lazos con China, dijo James Brown, profesor asociado de ciencias políticas en la Universidad de Temple en Tokio.
Rusia anexó la península ucraniana de Crimea mediante el envío de fuerzas armadas para apoderarse de instalaciones clave y fomentar una rebelión separatista que retumbó durante ocho años.
Tokio inicialmente trató la anexión de Rusia de la región ucraniana de Crimea como un problema occidental, según Sheila Smith, investigadora principal de estudios de Asia-Pacífico en el Consejo de Relaciones Exteriores.
“(El gobierno japonés) lo trató un poco como un problema que los europeos y los estadounidenses debían enfrentar; que no se trataba realmente de Japón, pero que estarían de acuerdo”, dijo Smith.
Dijo que Abe albergaba esperanzas de que el líder ruso, Vladimir Putin, firmara la normalización de los lazos entre Rusia y Japón o un tratado de paz completo que pusiera fin formalmente a las hostilidades que se remontan a la Segunda Guerra Mundial.
Pero la postura más suave de Japón contra Rusia provocó críticas internacionales, y Tokio finalmente se unió a sus aliados occidentales para imponer sanciones a Rusia, incluidas medidas diplomáticas que consisten en suspender las conversaciones relacionadas con la flexibilización de los requisitos de visa, la prohibición de viajar y el congelamiento de los activos de ciertas personas.
Sin embargo, este año, la escalada y el horror de la crisis que se desarrolla en Ucrania ha llevado a Japón a impulsar un mensaje constante de unidad con sus socios del G7 para demostrar que es un “socio confiable”, según Brown, de la Universidad de Temple.
“Escuchas una y otra vez que el gobierno dice: ‘Y junto con nuestro G7 y otros socios internacionales, nos coordinaremos para dar una respuesta firme a este tema’. No quieren que se les considere fuera de sintonía”, dijo Brown.
Japón necesita el apoyo del G7, particularmente de EE. UU., para contener cualquier movimiento de Beijing hacia Taiwán, la isla que China reclama como su territorio a pesar de que nunca la gobernó.
Entonces, la semana pasada, Japón agregó aún más sanciones contra Rusia y Belarús, congelando los activos de otros 32 funcionarios y oligarcas rusos y bielorusos. Y en un movimiento inusual, también revisó sus directrices sobre la transferencia de equipos de defensa al exterior, allanando el camino para el transporte de chalecos antibalas y cascos a Ucrania. Tokio también se unió al impulso para sacar a Rusia del sistema bancario SWIFT y congeló los activos del líder ruso Vladimir Putin.
Los expertos dicen que Japón quiere mantenerse al día con sus aliados internacionales frente a la tragedia humana que se desarrolla y el creciente poderío militar de China.
‘Sensación de urgencia’
Durante décadas después de la Segunda Guerra Mundial, la constitución pacifista de Japón impidió que aumentara su fuerza militar. El artículo 9 del documento decía que “nunca se mantendrán las fuerzas de tierra, mar y aire, así como otro potencial bélico”.
Pero en los últimos años, el país ha señalado un movimiento hacia un mayor gasto militar, y en diciembre pasado, el primer ministro Kishida anunció que el gobierno estaba explorando opciones para darle la capacidad de atacar bases enemigas.
China se considera una gran amenaza, pero la fuerza combinada de Rusia y China ha puesto a Japón bajo una presión considerable.
El año pasado, los dos países realizaron lo que se anunció como la primera patrulla naval conjunta China-Rusia en el Pacífico occidental. Los barcos navegaron a través del estrecho de Tsugaru que separa la isla principal de Japón y su isla norteña de Hokkaido, antes de dirigirse a la costa este de la nación y luego regresar a China a través del estrecho de Osumi frente a la isla de Kyushu, en el sur de Japón.
Los barcos extranjeros pueden navegar a través de los estrechos de Osumi y Tsugaru, ambas aguas internacionales, pero Japón supervisó de cerca las maniobras, que el Departamento de Defensa del país calificó de “inusuales”.
El Ministerio de Defensa de Japón dijo el viernes que 10 buques de la Armada rusa, incluida una fragata, habían navegado a través del estrecho de Tsugaru el día anterior, hacia el mar de Japón.
Japón tiene disputas territoriales con China y Rusia. El año pasado, el ministro de Defensa japonés, Nobuo Kishi, le dijo a CNN que las Islas Senkaku, conocidas como las Islas Diaoyu en China, son sin duda territorio japonés y serían defendidas como tales. Japón también cuestiona el reclamo de Rusia sobre las Islas Kuriles, una cadena de islas frente a Hokkaido.
Y luego está Taiwán, que se encuentra al sur en aguas utilizadas para transportar el 90% de los suministros de petróleo de Japón.
El año pasado, Japón aprobó un presupuesto de defensa récord para 2022 de 5,4 billones de yenes (US$ 47.200 millones), que superó el 1 por ciento de su PIB.
Algunos dicen que la crisis de Ucrania, además de las consideraciones de seguridad local, muestran que necesita comprometerse aún más.
Algunos en Japón quieren romper tabúes
Pero la financiación adicional de defensa es solo un aspecto de cómo se está armando Japón contra una escalada de las tensiones regionales.
El mes pasado, Abe usó su posición como exlíder para plantear otra perspectiva aún más controvertida: la idea de albergar armas nucleares estadounidenses en Japón.
“Japón es signatario del Tratado de No Proliferación Nuclear y tiene sus tres principios no nucleares, pero es esencial entender cómo se mantiene la seguridad del mundo, y no debemos tratar esas discusiones como un tabú”, dijo Abe a Fuji Television.
Kishida descartó inmediatamente la sugerencia, calificándola de “inaceptable”, mientras que los activistas antinucleares se indignaron como era de esperar.
Japón cae dentro del paraguas nuclear de EE. UU., pero durante mucho tiempo descartó albergar armas nucleares debido a la devastación provocada por las bombas atómicas lanzadas durante la Segunda Guerra Mundial.
Cuando se le preguntó acerca de los comentarios de Abe en una conferencia de prensa regular, el portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de China, Wang Wenbin, dijo que los políticos japoneses habían hecho “comentarios locos” que “violaban abiertamente sus propios Tres Principios No Nucleares y las obligaciones de una parte del Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP)”.
“Al aumentar el intercambio nuclear con EE. UU., Japón ha expuesto completamente la peligrosa tendencia del militarismo persistente en el país”, agregó.
En la entrevista, Abe también pidió a EE. UU. que adopte una posición más explícita sobre la defensa de Taiwán: sobre si defendería o no la isla autónoma si Beijing atacara.
El año pasado, el presidente de EE. UU., Joe Biden, dijo que EE.UU. defendería a Taiwán si fuera atacado por China, un comentario que parecía incongruente con la política declarada de “ambigüedad estratégica” de EE.UU.
Sin embargo, más tarde un funcionario del gobierno dijo que EE.UU. no estaba anunciando ningún cambio en su política sobre Taiwán: bajo la Política de “Una China”, EE. UU. reconoce el reclamo de soberanía de China sobre Taiwán.
Una cosa está clara: el ataque de Rusia a Ucrania ha inquietado a los japoneses y los ha obligado a enfrentar preguntas que, de otro modo, algunos evitarían.
“La gente pregunta: ‘¿Estados Unidos realmente intervendrá si los chinos atacan? ¿Estados Unidos irá a la guerra con China?’”, dijo Smith, del Consejo de Relaciones Exteriores.
“Todas estas son preguntas recientes que han estado surgiendo, basadas primero en las capacidades de Corea del Norte, pero también de China. Y creo que eso también está quedando al descubierto a medida que Putin usa amenazas nucleares”, agregó.
Yuki Kurihara contribuyó a este reporte desde Tokio.