Lviv, Ucrania (CNN) – Las condiciones en Mariupol son “insoportables” y “simplemente un infierno”, relatan los residentes que huyeron de la ciudad asediada en el sureste de Ucrania a CNN, mientras que las impactantes imágenes de drones y fotos satelitales muestran la devastación total causada por los bombardeos ruso.
El ayuntamiento de Mariupol declaró este martes que unos 2.000 automóviles particulares pudieron abandonar la ciudad, y otros 2.000 vehículos están estacionados en la vía principal de salida de Mariupol desde las 14.00 horas (hora local) de este martes.
Las salidas se produjeron a pesar de que siguen sin establecerse formalmente corredores seguros para evacuar a los civiles de Mariupol, asediada desde el 1 de marzo.
Hasta 2.500 civiles han muerto en Mariupol, según estiman las autoridades de Ucrania. Alrededor de 350.000 personas están atrapadas en la ciudad, y las autoridades advierten que los que permanecen no tienen electricidad, agua ni calefacción.
Dos mujeres que lograron escapar a la región de Zaporiyia, a unos 225 kilómetros de distancia, contaron el lunes a CNN las condiciones en Mariupol y el aterrador viaje de salida.
Lidiia, que no dio su apellido por motivos de seguridad, dijo a CNN que decidió abandonar Mariupol después de que los bombardeos rusos empezaran a golpear más cerca de su casa.
“Dejamos la ciudad bajo los bombardeos: no hay silencio en Mariupol”, dijo la mujer de 34 años. “Hoy hablamos con nuestros vecinos, nos dijeron que la situación ahora es aún peor, así que nadie sabe si la gente podrá salir de Mariupol hoy”.
La mujer dijo que había pasado dos semanas en un sótano con otras 60 personas, y añadió que solo salía de vez en cuando para recuperar objetos de su departamento.
Al describir el viaje fuera de la ciudad, Lidiia dijo: “Nos detuvimos varias veces y escondimos a los niños porque el avión volaba muy bajo directamente sobre nosotros. Teníamos miedo de que nos dispararan. Pero ya no era posible permanecer en la ciudad. Mariupol ahora es un infierno”.
Svitlana, que tampoco dio su apellido por motivos de seguridad, dijo a CNN que dejó que 17 personas se refugiaran en su casa después de que sus hogares fueran destruidos, y que cocinó sopa en su jardín utilizando agua de lluvia.
“Cuando empezó la guerra, no quería irme. Pero cuando los proyectiles empezaron a sobrevolar las veinticuatro horas del día, se hizo insoportable permanecer allí”, dijo esta mujer de 57 años. “Mi hijo se quedó en Mariupol, estoy muy preocupado por él, pero decidió quedarse. No pude convencerlo de que se fuera”.
Hablando de las condiciones en Mariupol, Svitlana dijo: “Todavía queda mucha gente en la ciudad. Les dije a mis vecinos que es posible irse, pero tienen miedo de que todo esté minado”.
Y añadió: “Ayer bombardearon la última tienda de comestibles de la ciudad, me pregunto cómo sobrevivirá la gente ahora”.
Mientras la ciudad se reduce a una zona de combate, un funcionario de Ucrania acusó este martes a las tropas rusas de mantener a personas cautivas en el Hospital Regional de Cuidados Intensivos de Mariupol.
Pavlo Kyrylenko, jefe de la administración regional de Donetsk, dijo que los médicos y los pacientes estaban retenidos contra su voluntad, y añadió que uno de los empleados del hospital logró transmitir información sobre lo que estaba ocurriendo.
“Es imposible salir del hospital. Disparan con fuerza y nos quedamos en el sótano. Hace dos días que no pueden acceder vehículos al hospital. Los edificios altos que nos rodean están ardiendo… los rusos trasladaron a 400 personas de los edificios vecinos a nuestro hospital. No podemos salir”, dijo Kyrylenko en su canal oficial de Telegram, citando a un empleado del hospital.
Kyrylenko dijo que el hospital fue “prácticamente destruido” hace varios días, pero que su personal y los pacientes se quedaron en el sótano, donde los pacientes siguen recibiendo tratamiento.
Las imágenes de satélite publicadas por Maxar Technologies el lunes revelan la magnitud de los daños infligidos a la ciudad, incluido el hospital y varios edificios habitacionales.
El hospital tiene un agujero en sus paredes del sur y se pueden ver escombros esparcidos alrededor, mientras que los edificios residenciales muestran daños significativos.
Las fotografías por satélite del vecindario de Primorskyi, a kilómetro y medio al sur del hospital, muestran casas incendiadas tras sufrir, al parecer, ataques rusos.
Las imágenes de dron que aparecieron el lunes muestran un edificio de departamentos destruido y espesas columnas de humo que se elevan sobre el oeste de la ciudad.
El video fue publicado en Telegram por Azov Battalion, una milicia ultranacionalista que se integró a las fuerzas armadas de Ucrania. CNN geolocalizó y verificó la autenticidad del video.
En los últimos días fracasaron múltiples intentos oficiales de establecer corredores humanitarios seguros y evacuar a los civiles de Mariupol.
Un gran convoy de ayuda humanitaria que debía llegar el domingo no había podido acceder a la ciudad el lunes, según las autoridades.
Algunos han recurrido a derretir la nieve y desmantelar los sistemas de calefacción para conseguir agua potable, dijo Petro Andriushchenko, un asesor del alcalde de la ciudad, en la televisión ucraniana el lunes.
“La mayoría de la gente se está quedando en los sótanos y refugios en condiciones inhumanas. Sin comida, sin agua, sin electricidad, sin calefacción”, dijo Andriushchenko.
Oleksiy Arestovych, asesor de la oficina del presidente Volodymyr Zelensky, dijo este lunes que el bombardeo de Mariupol provocó la muerte de más de 2.500 personas.
CNN no puede verificar de forma independiente estas cifras.
También el lunes, Zelensky acusó a Rusia de cometer crímenes de guerra en sus ataques contra la ciudad y otras partes del país.
“La responsabilidad por los crímenes de guerra de los militares rusos es inevitable. La responsabilidad por una catástrofe humanitaria deliberada en las ciudades ucranianas es inevitable”, dijo. “El mundo entero ve lo que está ocurriendo en Mariupol”.
– Jack Guy escribió desde Londres. Ivana Kottasová informó desde Lviv.
Tim Lister, Olga Voitovich, Tamara Qiblawi y Yulia Kesaieva contribuyeron con este reportaje.