(CNN) – Las futuras temporadas de alergia comenzarán más de un mes antes y serán mucho más intensas a causa de la crisis climática, según un nuevo estudio.
El estudio, publicado este martes en la revista académica Nature Communications, concluye que, para finales de siglo, la temporada de polen podría comenzar hasta 40 días antes de lo habitual en las últimas décadas en EE.UU. debido al calentamiento global. Los investigadores también descubrieron que los conteos anuales de polen podrían aumentar hasta un 250%.
“El polen es algo que está en el radar de la gente porque influye en su vida diaria si eres alérgico”, dijo a CNN Allison Steiner, autora del estudio y profesora de la Universidad de Michigan. “Un enorme componente de la población se ve afectado por estas alergias, y la gente está realmente interesada en comprender cómo podrían cambiar [sus alergias] para poder controlar mejor sus síntomas”.
Aunque en el pasado se han realizado estudios que señalan que la temporada de alergias es cada vez más larga y que las concentraciones de polen son cada vez más altas, Steiner, que tiene dos hijos alérgicos, dijo que su investigación es única porque desglosa los tipos individuales de polen y las fuentes de los árboles por región, analizando específicamente una variedad de fuentes de plantas como el roble, el cedro o la artemisa.
El momento en que se libera el polen de los árboles varía, especialmente en las regiones donde hay muchos árboles caducifolios. Por ejemplo, en Michigan donde vive Steiner, los abedules suelen polinizar primero, luego el roble o el pino, y después otras especies en el transcurso de unos meses.
En el futuro, sin embargo, el estudio descubrió que las distintas variedades de polen de los árboles, que antes variaban en el tiempo, acabarán coincidiendo, dando lugar a concentraciones globales más elevadas que amenazan la salud pública.
“Algunas personas son alérgicas a determinados tipos de polen; otras no; y algunas tienen más proteínas alergénicas que pueden provocar más alergias. Si uno es alérgico, puede saber o no a qué es alérgico, dependiendo del tipo de pruebas que se haya hecho”, dijo Steiner. “Las mayores concentraciones [proyectadas] de polen se suman a aquello a lo que podrías ser alérgico individualmente”.
Lewis Ziska, fisiólogo de plantas y profesor asociado de la Universidad de Columbia, sufre de alergias y lleva siempre un inhalador de rescate. Ziska dijo que el estudio amplía el trabajo realizado hasta ahora y deja claro que la crisis climática agravará en algún momento las alergias, el asma y otros problemas de salud pública.
“Es un trabajo científico muy sólido”, dijo Ziska, que no participó en el informe, a CNN. “Si observamos las previsiones, especialmente las altas y las bajas, es una muy buena indicación del tipo de impacto que el cambio climático puede tener directamente con respecto a la salud de las personas”.
“Me impresionó la minuciosidad del estudio, que se centraba más en una región específica y también en especies vegetales concretas”, añadió.
El polen transportado por el viento, que desempeña un papel importante en la fertilización de las plantas, está estrechamente ligado a los cambios de temperatura y precipitación. Por tanto, si la primavera se adelanta debido al cambio climático, las plantas podrían polinizar mucho antes y durante más tiempo que en la actualidad.
El cambio climático también influye en el número de horas de frío invernal y de días libres de heladas en primavera, lo que a su vez afecta al momento y la duración de la temporada de polen.
A medida que las temperaturas sean más cálidas en el sur y la sequía afecte al suroeste, se prevé que el polen de plantas como la artemisa o las gamíneas, plantas que suelen crecer en praderas o marismas, sea mayor en esas regiones que en el norte.
Un comienzo más largo y temprano de la temporada de polen podría desencadenar una emergencia de salud pública, dicen los investigadores. Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE.UU. (CDC, por sus siglas en inglés), más de 24 millones de personas en EE.UU. padecen alergias respiratorias inducidas por el polen o fiebre del heno.
Aunque es necesario investigar más para determinar las implicaciones socioeconómicas, Steiner afirma que esto podría suponer una gran pérdida económica debido a la ausencias laborales y escolares, así como gastos médicos y muertes prematuras.
Un reciente informe de la ONU sobre el clima destacaba que el gas de efecto invernadero podría eliminarse de la atmósfera plantando más árboles y plantas en espacios verdes, lo que podría provocar un aumento del polen en esas zonas. Pero no todas las plantas producen polen.
Steiner dijo que mientras los planificadores tengan cuidado con qué árboles plantar, la gente no debería preocuparse de que más árboles intensifiquen la concentración de polen.
Mientras la ventana para adaptarse a la crisis climática se cierra rápidamente, Steiner dijo que las proyecciones aún podrían ser evitables si el mundo reduce las emisiones de gases de efecto invernadero a gran escala, y al mismo tiempo consigue que el dióxido de carbono que ya está en la atmósfera llegue a un punto manejable.
“Lo que ocurra entre 2050 y 2100 depende realmente de las decisiones humanas”, dijo. “Realmente esperamos que eso cambie. Muchos [de nosotros] en la comunidad climática queremos ver esos recortes, que esta concentración empiece a nivelarse y, con suerte, que las temperaturas empiecen a estabilizarse, pero hay que trabajar mucho para lograr ese cambio”.