(CNN) – Los investigadores han intentado comprender por años qué llevó a los vikingos a abandonar uno de sus asentamientos en Groenlandia después de siglos de éxito. Si bien algunos expertos sugieren que el descenso en las temperaturas pudo ser la causa, nuevas investigaciones sugieren que el frío no fue un factor en la decisión.
En cambio, los vikingos se enfrentaron a un nuevo adversario que no pudieron vencer: la sequía.
Un estudio que detalla los hallazgos fue publicado este miércoles en la revista académica Science Advances.
La hipótesis de las bajas temperaturas persistió por años debido a la presencia de la llamada Pequeña Glaciación entre 1300 y 1850, cuando las temperaturas bajas persistieron en la región del Atlántico Norte.
Los vikingos establecieron su asentamiento, conocido como el Asentamiento Oriental, en el sur de Groenlandia en 985. Desbrozaron los arbustos y plantaron hierba para que pastara su ganado. El asentamiento llegó a tener unos 2.000 habitantes.
El asentamiento fue abandonado a principios del siglo XIV. El clima excepcionalmente frío provocado por la Pequeña Glaciación, que no fue una verdadera edad de hielo porque no se produjo a nivel mundial, hizo que la vida agrícola y ganadera de los nórdicos fuera insostenible, según los científicos.
Pero no había pruebas reales que apoyaran este razonamiento sobre la salida de los vikingos de la zona. Los núcleos de hielo utilizados en investigaciones anteriores para mostrar el rango de temperatura histórico de Groenlandia se recogieron a más de 1.000 kilómetros de distancia y a 2.000 metros de altura.
“Antes de este estudio, no había datos del lugar real de los asentamientos vikingos. Y eso es un problema”, dijo el coautor del estudio Raymond Bradley, distinguido profesor de geociencias de la Universidad de Massachusetts Amherst, en un comunicado. “Queríamos estudiar cómo había variado el clima cerca de las granjas nórdicas”.
Bradley y el equipo de investigación se dirigieron al lago 578, que en su día estuvo cerca de una de las mayores agrupaciones de granjas del asentamiento oriental. También es adyacente a una antigua granja nórdica.
Durante los tres años siguientes, el equipo recogió muestras de sedimentos del lago para construir un registro climático que representara los últimos 2.000 años.
“Nadie había estudiado antes este lugar”, afirma el autor principal del estudio, Boyang Zhao, investigador postdoctoral asociado de la Universidad Brown de Rhode Island, en un comunicado. Zhao realizó la investigación para su doctorado en geociencias en la Universidad de Massachusetts Amherst.
Las muestras del lago se analizaron en busca de elementos que pudieran ayudar a los investigadores a reconstruir cómo eran el clima y el entorno cuando los vikingos vivían en el asentamiento. Uno de ellos era un lípido, o un compuesto orgánico, llamado BrGDGT. Producido por bacterias, los lípidos ramificados de glicerol dialquil glicerol tetraéter pueden utilizarse para identificar temperaturas históricas.
“Si se tiene un registro lo suficientemente completo, se pueden relacionar directamente los cambios en las estructuras de los lípidos con los cambios de temperatura”, dijo la coautora del estudio, Isla Castañeda, profesora de geociencias de la Universidad de Massachusetts Amherst, en un comunicado.
El segundo elemento procedía de una capa cerosa de las hojas de las plantas, que ayudó a los investigadores a determinar cuánta agua perdían la hierba y otras plantas por evaporación. Este recubrimiento puede utilizarse para saber cuánta sequedad había cuando las plantas estaban creciendo.
“Lo que descubrimos es que, aunque la temperatura apenas varió durante el asentamiento nórdico en el sur de Groenlandia, con el paso del tiempo se hizo más seco”, dijo Zhao.
La tendencia a un clima más seco continuó y alcanzó su punto máximo en el siglo XVI. La sequía puede reducir el crecimiento de la hierba, que es una fuente de alimento crucial para que el ganado pase el invierno.
Los colonos nórdicos ya habían experimentado la agricultura y la ganadería en otros entornos difíciles, como Islandia y Noruega, antes de llegar a Groenlandia.
Durante el invierno, los granjeros nórdicos mantenían a su ganado en cobertizos cálidos junto con el forraje almacenado, como la hierba seca. En primavera, el ganado solía estar demasiado débil para moverse, por lo que los vikingos lo llevaban de vuelta a los pastos una vez que se derretía la nieve.
Estas eran prácticas habituales en épocas sin factores de estrés ambiental o climático, por lo que una sequía prolongada junto con cualquier otra presión económica y social podría haber convertido el asentamiento oriental en un lugar que los vikingos desearan abandonar.
Los investigadores también encontraron pruebas de que la dieta de los vikingos cambió con el tiempo, pasando del ganado a las fuentes de alimentación marinas. Esto obligó a los nórdicos a “cazar mamíferos marinos, que era una actividad más peligrosa e incierta”, según los autores del estudio.
También se produjo un aumento del hielo marino, que probablemente dificultó aún más la pesca y la caza marina.
En la actualidad, el sur de Groenlandia sigue sufriendo sequías durante el verano. Ahora, los agricultores pueden importar heno, pero eso no era una opción para los vikingos.
Los autores del estudio esperan que su investigación no solo cambie nuestra comprensión de los vikingos, sino del impacto que tienen y han tenido el clima y el medio ambiente sobre nuestras vidas.