(CNN) – Riñas en la sección de frutas y verduras, pasillos repletos de compradores en pánico y estantes vacíos. Los videos publicados en las redes sociales el domingo muestran escenas caóticas en Shanghái después de que las autoridades anunciaran que parte de la ciudad entraría en un confinamiento a gran escala para detener la propagación del covid-19.
El confinamiento en dos fases, que supuso el cierre de la mitad del este de la ciudad a las 5 de la mañana del lunes para realizar cuatro días de pruebas masivas, a las que seguirá la mitad del oeste el viernes, se produce en un momento en que Shanghái se ha convertido en el nuevo epicentro del peor brote de covid-19 de China en dos años, al registrar el domingo un récord de 3.500 casos.
Es la primera vez que se aplican medidas tan estrictas en esta ciudad de 25 millones de habitantes, el corazón financiero del país y su centro urbano más cosmopolita y progresista, ya que el Partido Comunista en el poder persigue una política de “cero covid” para acabar con todas las infecciones.
Las autoridades de Shanghái habían insistido previamente en que la ciudad no entraría en confinamiento, llegando incluso a investigar a personas por “fabricar información” que sugería lo contrario.
En cambio, las autoridades desplegaron un sistema de “cuadrículas” que cerraba los complejos de viviendas de forma continua mientras se realizaban pruebas a los residentes. Pero el domingo el gobierno local dio un paso más y anunció el cierre de este a oeste, poniendo a prueba la paciencia de los residentes que ya habían soportado confinamientos a menor escala. Algunos se preguntaron por qué la ciudad no adoptó antes medidas más amplias.
“Un cierre total de la ciudad habría ahorrado mucho tiempo e infecciones… (incluyendo) el trauma psicológico de estar en un centro médico de covid”, dijo a CNN un residente del distrito oriental de Pudong apellidado Li.
El cambio también frustró las esperanzas de que el método de Shanghái proporcionara un modelo menos disruptivo que la política china de “cero covid”, en un momento en que Beijing ha pedido a los líderes locales que minimicen las interrupciones a la economía y la vida cotidiana.
Sin embargo, según Yanzhong Huang, experto en salud mundial del Consejo de Relaciones Exteriores de Nueva York, hacer esto y al mismo tiempo responsabilizarse de la propagación del virus en el marco de la política de “cero covid-19” es como pedir que se alcancen “objetivos contradictorios”.
“En última instancia, los funcionarios del gobierno local no tienen más remedio que adoptar este enfoque de mano dura para conseguirlo en estas circunstancias”, dijo.
Compras de pánico
Las autoridades de China lanzaron un comunicado justo después de las 8 de la noche de este domingo, asegurando a los residentes que los funcionarios locales se encargarían de que hubiera suficientes suministros para el periodo de pruebas.
Pero la gente entró en pánico de todos modos, abarrotando los mercados que ampliaron su horario de apertura para hacer frente a la demanda.
Un usuario de las redes sociales en la popular plataforma Weibo, similar a Twitter, dijo que intentar comprar productos era como luchar en una “batalla perdida”, y comparó la experiencia con la agitación de la década de 1960, cuando los alimentos escaseaban.
Otro, cuyo bloque de viviendas ya estaba sometido a restricciones localizadas cuando comenzó el confinamiento más amplio, se quejó de que no podrían reabastecerse y cuestionó la capacidad del gobierno para proporcionar suficientes alimentos a la ciudad.
En el pasado, otras ciudades chinas se han enfrentado a problemas de apoyo a los residentes mientras las autoridades locales lidiaban con la logística de los cierres. En Xi’an, a finales del año pasado, los residentes se quedaron sin comida mientras se producía un estricto cierre de la ciudad, un síntoma de la desastrosa falta de planificación que conmocionó al país en aquel momento.
Cuando se le preguntó sobre la preocupación por la escasez de alimentos durante el cierre, Gu Jun, director de la Comisión Municipal de Comercio de Shanghái, dijo en una rueda de prensa este lunes que la ciudad está “reforzando la organización de las fuentes de suministro”.
Multitudes en cuarentena
Aunque es pequeño en comparación con los estándares internacionales, el creciente número de casos en Shanghái ha supuesto una presión adicional para el sistema sanitario de la ciudad.
Al igual que otras ciudades de China, Shanghái envía a todos los que dan positivo a hospitales o centros de cuarentena, sin permitir ninguna cuarentena en casa, independientemente de la gravedad de los síntomas.
La ciudad ya convirtió seis hospitales, dos estadios cubiertos y un centro de exposiciones en centros de cuarentena gubernamentales, según las autoridades sanitarias de Shanghái.
Sin embargo, a medida que aumentan los casos, han surgido preocupaciones sobre las condiciones dentro de estas instalaciones.
“Cientos de personas viven juntas, en el frío y en malas condiciones. Hombres y mujeres están en cuarentena juntos, sin ninguna privacidad.
Utilizamos los sanitarios públicos y tenemos que arreglárnosla para encontrar comida. ¿Nos ayuda realmente la cuarentena?”, decía una publicación en las redes sociales de un usuario que afirmaba estar en un centro de exposiciones convertido en centro covid-19.
Otro, que fue trasladado a un hospital, dijo que vivieron una “noche aterradora” tras recibir el diagnóstico, durmiendo en el suelo en una “habitación hermética”.
“Nadie podía decirnos a dónde o cuándo seríamos trasladados, solo traían a más y más personas para ponerlas juntas en cuarentena”, escribió el usuario.
Otro usuario se mostró sorprendido de que esto pudiera ocurrir en una de las ciudades más avanzadas del país.
“Esta es la política antiepidémica de Shanghái: encerrar a la gente primero y luego pensar qué hacer después. Nadie nos ha dado medicinas, ni médicos. Los pacientes están sentados en el suelo temblando”, escribió el usuario. “¿Es esta la Shanghái en la que la gente solía confiar?”
– El buró de CNN en Beijing contribuyó con este reportaje.