(CNN)– Tus buenos amigos pueden ayudarte a salir de un apuro. Puede que sepan escuchar y que sepan hacerte compañía durante una comida o una copa. Pero no son buenos para evitar que te enfermes de covid-19, según un nuevo estudio.
Un estudio publicado este jueves revela que, aunque las personas que consideramos amigos son buenas para la salud mental, cuando se trata de una enfermedad infecciosa como el covid, tus amigos podrían hacerte aún más vulnerable a ella. Esto es lo que descubrieron dos investigadoras, y mejores amigas, con los cinco estudios que han publicado en la revista Journal of Experimental Psychology. Hyunjung Crystal Lee y Eline De Vries son profesoras adjunta y asociada y especialistas en marketing especializadas en comportamiento del consumidor y psicología empresarial en el Departamento de Administración de Empresas de la Universidad Carlos III de Madrid.
Hace tiempo que se sabe que la amistad, aunque es psicológicamente beneficiosa, puede deformar la percepción del riesgo de una persona. La percepción del riesgo proviene de la capacidad de una persona para juzgar la gravedad y la probabilidad de un resultado negativo. Estudios anteriores han demostrado que las personas tienden a sentirse más seguras cuando tienen una relación cercana con alguien, y eso puede llevarlas a tomar decisiones emocionales en lugar de racionales.
Los investigadores lo demostraron a través de cinco experimentos diferentes con una amplia variedad de personas durante el transcurso de la pandemia.
Lee dijo que ella y De Vries se interesaron por el trabajo porque, mientras vivían la pandemia, empezaron a preguntarse qué hace que la gente se arriesgue y qué condiciones harían que la gente se sintiera vulnerable o invulnerable.
“Y entonces nos metimos en la madriguera del conejo”, añadió De Vries.
Es lo que llaman el “efecto escudo amigo”.
“La idea era que percibimos a nuestros amigos como un escudo. Nos sentimos seguros cuando el covid-19 se asocia con la amistad”, dijo De Vries, aunque no debamos de hacerlo.
El primer experimento consistió en comida chatarra. Las investigadoras dividieron a los participantes en dos grupos. A uno se le pidió que pensara en un amigo cercano. Al otro grupo se le pidió que pensara en un conocido lejano. Ambos escribieron recuerdos de esas personas.
A continuación, se les dio un artículo en el que se argumentaba que comer bocadillos poco saludables podía aumentar el riesgo de que una persona desarrollara covid grave. El artículo también mencionaba que los desinfectantes de manos y las mascarillas eran protectores.
Luego, se permitió a los grupos comprar en línea en una tienda que ofrecía desinfectantes de manos y mascarillas en tamaño de viaje, así como Cheez-Its y dulces Twix y Mars extragrandes. El grupo que pensó primero en sus amigos cercanos era mucho más propenso a comprar comida chatarra que artículos de protección, a pesar de las advertencias.
Un segundo experimento dividió a los participantes en tres grupos. Ninguno había tenido covid. Se les pidió que imaginaran que habían sido infectados por un amigo, un conocido o un desconocido. Luego se les preguntó cuánto gastarían en protección de la salud en los próximos dos meses. Los que imaginaron que se contagiaban de extraños o de personas que no eran cercanas planeaban comprar más o menos la misma cantidad. Los que enfermaron por culpa de amigos planearon gastar la mitad. El experimento confirmó que “las emociones positivas pueden hacer que la gente sea relativamente indiferente a los riesgos y que probablemente adopte conductas de riesgo”, según el estudio.
En un tercer experimento participaron personas que tuvieron covid-19 en un momento de la pandemia y que sabían cómo se habían enfermado después de estar expuestos al covid. Los que fueron expuestos por un amigo o familiar eran mucho menos propensos a pensar que volverían a contraerlo en comparación con los que enfermaron tras la exposición de un conocido o un desconocido.
El cuarto estudio comparó cómo se sentían las personas con un fuerte sentido de los límites sobre su riesgo de contraer covid cuando visitaban su hamburguesería favorita. Los que clasificaban claramente a los demás en la categoría de amigo o conocido dudaban menos de salir a comer con un amigo que con un conocido. Los que tenían límites más difusos, sobre si la persona era un amigo o un conocido, no vieron afectada su decisión de cenar dentro de casa en este tipo de situación de riesgo.
El quinto experimento analizó las amistades de las personas y consideró su ideología política. Investigaciones anteriores han demostrado que las personas políticamente conservadoras establecen distinciones más claras entre quién es un amigo y quién un conocido.
En ese experimento, se pidió a las personas que imaginaran que iban a una cafetería favorita solos, con un amigo cercano o con un conocido. Se les preguntó cuán llena de gente creían que estaría la cafetería y qué probabilidad creían que tendrían de enfermar después de estar expuestos a alguien allí. También se les preguntó cómo se describirían políticamente. Los conservadores pensaban que la cafetería estaría menos concurrida y que tendrían menos probabilidades de enfermar si iban con un amigo que si iban con un conocido.
“Las personas que tenían los límites más claros de quién es un amigo íntimo y de quién es distante muestran el mayor efecto de escudo de amigo y se sienten más invulnerables al covid”, dijo De Vries.
En total, estos estudios parecen demostrar repetidamente que las personas no son buenas para percibir los riesgos cuando hay amigos de por medio, incluso si el riesgo va más allá de esta persona en su círculo social. Esto es lo que el estudio llamó un “sesgo irracional potencialmente peligroso”, ya que la interacción limitada con los demás es el comportamiento más protector en una pandemia.
Kaileigh Angela Byrne, que no trabajó en estos estudios pero que ha realizado investigaciones sobre la asunción de riesgos en la pandemia, dijo que estos experimentos eran una “lectura realmente interesante” y se basan en trabajos que muestran que “cuando la confianza es alta, la percepción del riesgo es baja”.
“El riesgo parece menos amenazante cuando se asocia con algo positivo, como un amigo o un grupo de amigos, por lo que tiene sentido que ir a una cafetería favorita con amigos, incluso en plena pandemia, se sienta bien, incluso si realmente no lo es”, dijo Byrne, profesora asistente de psicología en la Universidad de Clemson.
La investigación de Byrne también encontró que las personas que se identifican como conservadoras tienen un menor riesgo percibido de participar en actividades sociales durante la pandemia. En parte, dijo, esto se debe a que la pandemia estaba politizada, y su fuerte sentido de los límites sobre quién es un amigo reduce aún más su riesgo percibido.
Los estudios, dijo, parecían crear escenarios realistas, y aunque son experimentos, “hay una buena conexión entre la intención y el comportamiento real”.
Byrne cree que los diseñadores de campañas de salud pública deberían tener en cuenta esta investigación. Es bueno para la salud mental de las personas mantenerse en contacto con los amigos, pero hay que animar a la gente a que se reúna en espacios más seguros, como un parque o algún otro lugar al aire libre, dijo.
“Creo que es posible mantener la interacción social en una pandemia, sin dejar de hacer esfuerzos para reducir el riesgo de infección”, dijo Byrne.
Algunas orientaciones de salud pública animan a la gente a limitar la interacción a los círculos de amigos cercanos, pero De Vries y Lee esperan que su estudio sirva de base para la política de salud pública en el futuro. Hay que recordar a la gente que debe tener cuidado incluso con los amigos íntimos.
“Nos gustaría una respuesta más holística”, dijo Lee. “La percepción del riesgo se descuidó más en la estrategia actual contra la pandemia”.
“Con suerte, nunca necesitaremos esta información en el futuro y no tendremos otra pandemia, pero si la tenemos, deberíamos tener esto en cuenta. La percepción es importante”, añadió Lee.