No te pierdas la entrevista completa al cardenal Michael Czerny, en una nueva edición de Cara a Cara, este sábado 23 de abril, a las 7 p.m. (hora de Miami)
(CNN Español) – El papa Francisco envió a dos cardenales a Ucrania, que atraviesa una sangrienta guerra por la invasión de Rusia, para “mostrar la cercanía del pontífice a quienes sufren las consecuencias de la guerra en curso”, dijo este lunes el portavoz del Vaticano, Matteo Bruni. Los enviados fueron Konrad Krajewski, limosnero apostólico, y el cardenal Michael Czerny, prefecto ad interim del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral. CNN entrevistó en Italia a Czerny, quien se refirió a la posibilidad de la visita del papa a Ucrania y describió sus impresiones de los refugiados ucranianos en las fronteras.
Czerny, sacerdote canadiense nacido en la entonces Checoslovaquia, regresó recientemente de su segundo viaje a la frontera de Ucrania con Eslovaquia en medio de la guerra. Llegó a Eslovaquia el pasado miércoles y estuvo en la frontera con Ucrania en los días siguientes.
El cardenal, uno de los principales colaboradores del papa Francisco, dijo a CNN que no descarta que el papa visite ese país. Para Czerny, no se trata de la logística que involucraría la visita, si no del aporte que representaría la presencia del papa en Ucrania.
El cardenal le dijo a CNN que una de las cosas que más le impresionó de la invasión de Rusia es ver cómo los refugiados, además de sobrevivir ataques, deben también enfrentarse a la separación familiar. Esto es parte de lo más destacado de la entrevista de Czerny con el corresponsal Javier Romero.
CNN: ¿Es posible que el papa Francisco viaje a Ucrania?
Czerny: Todo es posible, sí. Todo es posible. No es cuestión de cálculos, es cuestión de poder aportar algo importante en este momento. Si ve la posibilidad de aportar algo, lo va a hacer.
¿Qué aporta el papa, el Vaticano, en una situación como esta?
La diplomacia en especial es para hacer posible encuentro y diálogo.
Es importante el diálogo, es importante ofrecer todo lo que cada uno puede y el papa tienen algo que ofrecer en términos de sus liderazgos, su manera de convocar a sus pueblos, a su gente. Cuando los otros medios son destructivos, estos elementos son importantes. Espero mucho que se pueda hacer lo más pronto posible.
¿Cuál ha sido una escena de su viaje a Ucrania que le haya impactado?
Para mí, el aspecto más importante fue la acogida a los que estaban acogiendo tanto el lado ucraniano con el lado eslovaco. Y lo que me impactó mucho es eso, que yo no tenía la experiencia de las bombas, de los ataques, de la destrucción. Pero sí encontré todo eso y más en las personas huyendo, en las mujeres con sus niños… y conseguí esta experiencia de la guerra vivida por todas las personas normales, se puede decir.
Usted es hijo de emigrantes que tuvieron que dejarlo en la actual República Checa. ¿Pensó usted en algún momento en esta escenas viendo familias que abandonaban Ucrania? ¿Vio a sus padres, en estos refugiados, huyendo del país?
Bueno, a mis padres con sus dos hijos, o sea conmigo y con mi hermano menor. Y eso fue llamativo en la frontera ver llegar a las mujeres con sus pequeños que estaban ahí y tenían que confortar y apoyar a los niños mientras al mismo tiempo sufrían tanta angustia, tanta preocupación, tanta agonía.
Encontrar a madres con sus hijos sabiendo que acaban de decir adiós al marido. Entonces además de todo lo sufrido, la terrible tragedia de la separación y sin saber cómo iba a terminar. Eso me tocó mucho y me ayudó a aprender de nuevo lo que dijo el papa Francisco, que hace falta olvidarse de cualquier beneficio, cualquier ventaja que la guerra ofrece. Es un total cero, una total pérdida.
Usted ha dicho que es la primera vez que estaba en un país en guerra, pero ya tiene mucha experiencia con los refugiados. Además, desde hace décadas que los jesuitas están muy involucrados con la cuestión de los refugiados. ¿Qué es lo que usted y la Santa Sede ven de distinto en esta guerra?
Yo no sé si hay algo distinto. Pienso que sería mejor decirlo al contrario: que no hay nada distinto, nada interesante, ni nada de valor en la guerra. En la práctica es mejor no hablar de eso. O sea, es una cosa completamente fuera de lo que debe ser la realidad humana. En este sentido, no es distinto, es trágico, es horrible. Pero no debemos olvidar que al mismo tiempo y con mucha más atención, hay otras 10 o 15 otras guerras que siguen, que tienen más víctimas, más destrucción. Pero a nosotros y a ustedes los medios no nos importa. Y eso es también un problema de nuestro nuestro mundo.
De hecho el papa Francisco, en esa bendición del urbi et orbi, también citó esas otras guerras y ha dicho que hay una tercera guerra mundial en pedazos. ¿Es, hoy más que nunca, la situación más peligrosa e incluso peor que en el pasado?
No sé, no sé. Eso es otra cosa que no a mí no me parece que nos ayuda. Decir si hoy es peor o mejor. No es mejor, ciertamente, pero nos ayuda a decir que es peor. Lo que él dijo al terminar el urbi et orbi es eso, y eso es lo que debemos recordar: que la paz es posible, que la paz es necesaria y la paz es responsabilidad de todos nosotros. Eso es importante. Decir que esta guerra es peor que la otra es una pérdida de tiempo y es una falta de respeto al hecho de que cada uno que vive en la vive como [algo] catastrófico.
El papa Francisco no solamente ha criticado la guerra. Él también dijo que aumentar el gasto militar y las sanciones son una locura. ¿Qué quiere decir el papa en este momento? No es simplemente un “no a la guerra”. Es algo más…
Cierto, cierto. Y no es casualidad que esta guerra la hayamos vivido durante el tiempo de Cuaresma que precisamente nos llamó a reflexionar cada uno de nosotros y a los pueblos sobre sus propios pecados, para ver cómo todos seguimos contribuyendo a esta sociedad, que no es solo el momento en el que se tomen, sino son momentos muy anteriores. Y eso está al alcance de todos nosotros. Y esa es nuestra responsabilidad. Por eso la paz es nuestra responsabilidad.
¿Podemos decir que el papa pude ver en esta guerra un fracaso de la política?
Siempre es cierto que [la guerra] siempre ha sido un fracaso del diálogo, un fracaso de la fraternidad, un fracaso de la humanidad. Eso es lo importante: que los cálculos muy erróneos piensan que con lo que se puede alcanzar algo, que se puede llegar a un bien, algo mejor. Y eso es completamente falso.
Usted va estar en contacto con muchos refugiados. ¿En qué medida la fe ayuda a estas personas?
Bueno, cada cada uno tiene la fe y la esperanza de, la primera cosa, huir de la situación imposible, donde la vida es imposible. Entonces es necesario cambiar el lugar y cambiar de situación. Entonces cada uno tiene esta fe y esperanza de encontrar todas las posibilidades, las condiciones para una una vida decente, una vida digna. Y la gran mayoría tiene también la dimensión espiritual de la fe, o sea, su fe en Dios y su confianza en Él y sus vínculos con los otros, que cree que son también creyentes.
La cruz que tiene en el pectoral es un poco particular. ¿De dónde viene?
Es madera de un barco que no ha llegado a Lampedusa (Italia) y el artista lo ha hecho en relación con mi misión de trabajo. Y pienso que es sencillamente una cruz contemporánea. Es una cruz que nos hace recordar lo que acabo de decir. O sea que estamos rodeados por representantes de Cristo que sufren en la agonía, en la huida de sus hermanos y hermanas.