(CNN Español) – El conflicto entre Arabia y Saudita e Irán, los dos países más grandes del golfo Pérsico y líderes en el mundo islámico, ha estado marcando el ritmo de Medio Oriente desde hace décadas.
¿Pero de dónde viene esta enemistad y qué implica? Este es un vistazo.
Datos básicos
El reino de Arabia y Saudita y la República Islámica de Irán son dos países en Medio Oriente que están ubicados a ambos lados del Golfo Pérsico, región que comparten con Kuwait, Qatar, Iraq, Emiratos Árabes Unidos, Bahréin y Oman.
Arabia Saudita, cuya capital es Riad, tiene una población de 34 millones de habitantes —en su mayoría árabes— y comparte también fronteras con Jordania y Yemen. Su actual líder es el rey Salmán, aunque se cree que su hijo y príncipe heredero, Mohammed bin Salman, tiene mucho poder.
Irán, con capital en Teherán, tiene una población de unos 85 millones —principalmente persas, pero también azeríes y kurdos, entre otros— y limita también con Afganistán, Armenia, Azerbaiyán, Pakistán, Turquía y Turkmenistán. El país está liderado por el ayatolá Ali Jamenei, mientras que Ebrahim Raisi es el actual presidente del gobierno.
Ambos son países petroleros, aunque la economía de Irán está más diversificada. En el caso de Arabia Saudita, se estima que el país acumula el 22% de las reservas globales de petróleo.
Arabia Saudita es, además, un aliado importante de Estados Unidos en la región, mientras que Irán es uno de sus principales antagonistas: Teherán y Washington no tienen relaciones diplomáticas desde 1980.
Las divisiones en el islam
Arabia Saudita e Irán son estados confesionales que adhieren al islam, pero lo hacen a dos variantes de esta religión que están enfrentadas desde el siglo VII. También siguen la ley islámica, o sharia, dentro de sus respectivas interpretaciones.
En Arabia Saudita predomina el islam sunita (85-95% del total de la población), con una minoría que profesa el islam chiita (10-15%), y cantidades marginales de fieles de otras religiones.
Específicamente, la familia real de Arabia Saudita profesa el wahabismo, una rama del islam sunita que se ha convertido en la variante oficial del reino, donde se restringen otras ramas del islam y se prohiben demostraciones públicas de otras religiones.
El país alberga, además, las dos ciudades más sagradas de todo el islam, tanto sunita como chiita. Se trata de Medina y La Meca, cuyo santuario de Kaaba es escenario de masivas peregrinaciones —o hach, también conocidas como hajj— cada año, lo que confiere a Arabia Saudita un rol central en el islam a nivel mundial.
En Irán, en cambio, predomina el islam chiita (90-95%), seguido por el islam sunita (5-10%) y otras religiones.
La rama oficial del islam en Irán es el chiismo duodecimano o imamí, y otras formas del islam están restringidas.
Irán es el país con mayor porcentaje de musulmanes chiitas entre sus fieles en Medio Oriente, y el país se considera un protector de los chiitas en el mundo. Iraq y Bahréin tienen mayorías chiitas entre sus fieles, y hay importantes minorías chiitas en Siria y Líbano. Toda esta región es conocida como la “medialuna chiita”.
Décadas de enfrentamiento geopolítico
Enemigos en el terreno religioso, Arabia y Saudita e Irán han estado también en veredas opuestas en términos geopolíticos: son rivales naturales en los mercados globales de petróleo y compiten por influencia en Medio Oriente y entre los musulmanes.
Ambos países han apoyado a bandos opuestos en los conflictos regionales en Siria, Yemen, Líbano, y mantienen relaciones equidistantes con Estados Unidos.
Arabia Saudita no sólo es un aliado histórico de Washington. También ha prestado su territorio para operaciones militares estadounidenses en la región, como la Guerra del golfo (1990-1991), y Estados Unidos aún mantiene bases militares en el país.
En el caso de Irán, las relaciones diplomáticas con Estados Unidos —un antiguo aliado— están cortadas desde 1980, tras el triunfo de la Revolución islámica que impuso una teocracia en en el país. Los clérigos chiitas que impulsaron la revolución tenían a Washington como uno de sus principales enemigos.
En 2016 el enfrentamiento entre Arabia Saudita e Irán llegó un nuevo pico cuando Riad ordenó la ejecución del clérigo chiita Nimr al-Nimr, acusado de sedición e incitación a la violencia y el terrorismo. El juicio fue criticado por organizaciones de Derechos Humanos.
La ejecución, además, generó una ola de protestas violentas en Irán contra la embajada de Arabia Saudita, y posteriormente los países cortaron sus relaciones diplomáticas.
En 2019, además, el territorio de Arabia Saudita fue golpeado con misiles balísticos presuntamente lanzados por los rebeldes hutíes en Yemen, que contarían con apoyo de Irán.
Con información de Tim Lister.