(CNN) – Son apenas 18 hectáreas de roca y hierba sin agua dulce (y sin serpientes tampoco), pero la isla de las Serpientes en el mar Negro ha adquirido un significado icónico en el conflicto entre Ucrania y Rusia.
La isla, conocida como Zmiinyi Ostriv en ucraniano, se encuentra a unos 48 kilómetros de la costa de Ucrania y cerca de las vías marítimas que conducen al Bósforo y al Mediterráneo.
Moscú nunca ha reclamado la isla de las Serpientes, y está muy lejos de cualquier parte del territorio continental ruso. Está a más de 290 kilómetros de Crimea, anexionada por Rusia en 2014. En ningún sentido geográfico o histórico podría Rusia reclamarla como propia.
Pero al diablo la historia porque tiene un valor estratégico y los rusos claramente pensaron que sería un botín fácil. Incluso antes del conflicto, Ucrania sabía que era vulnerable. El año pasado, el presidente Volodymyr Zelensky voló a la isla, donde no hay electores sino algunas ovejas, para destacar su relevancia. “Esta isla, como el resto de nuestro territorio, es tierra ucraniana, y la defenderemos con todas nuestras fuerzas”, dijo.
Los rusos atacaron la isla de las Serpientes el primer día de la guerra, a finales de febrero, cuando se produjo un ahora famoso intercambio entre sus defensores ucranianos y la armada rusa. Al recibir la orden de rendirse, el pequeño destacamento de marineros de la isla respondió por radio: “Barco de guerra ruso, vete a la m****a”, un intercambio que se convirtió en la idea central de la resistencia ucraniana.
Pero la relevancia de la isla de Serpientes es mucho más que meramente simbólica. Si se permite que los rusos se establezcan allí, Ucrania ya no podrá garantizar la libertad de las vías marítimas entre el puerto de Odesa y el resto del mundo. Es a través de Odesa que gran parte de la riqueza agrícola de Ucrania viaja a los mercados mundiales.
El jefe de la inteligencia de defensa de Ucrania, Kyrylo Budanov, dijo el viernes que quienquiera que tenga la isla de las Serpientes controla “la superficie y hasta cierto punto la situación aérea en el sur de Ucrania”.
“Quien controle la isla puede bloquear el movimiento de los buques civiles en todas las direcciones hacia el sur de Ucrania en cualquier momento”, añadió Budanov.
Solo por eso, Ucrania ha prometido que, aunque no pueda recuperar inmediatamente el territorio, no dejará que los rusos lo tengan.
Los ucranianos han realizado una serie de ataques con drones y otros medios en los últimos 10 días a las unidades rusas que intentan consolidar su presencia en la isla.
Las imágenes satelitales del 12 de mayo muestran un barco de desembarco sumergido cerca del único muelle de la isla y Ucrania dice que también atacó a dos botes patrulleros cercanos.
El fin de semana, otras imágenes mostraron dos columnas de humo que se elevaban desde la isla. Se cree que una de ellas procedía de un helicóptero Mi-8 que traía marinos rusos. Fue atacado con un misil, según el video de un dron difundido por el Ejército de Ucrania, que también ha publicado imágenes de ataques a instalaciones antiaéreas en la isla.
La Administración Militar Regional de Odesa afirmó el jueves que un barco de apoyo ruso, el “Vsevolod Bobrov”, estaba en llamas y estaba siendo remolcado a Sebastopol desde la zona de la isla de las Serpientes. La afirmación sigue sin ser verificada por CNN y Rusia ha negado que haya habido pérdidas en los alrededores de la isla.
Entonces, ¿por qué los rusos se esfuerzan tanto en mantener el control de la isla de las Serpientes? Porque tiene el potencial de ser un portaaviones insumergible, aunque estático, repleto de capacidades de guerra electrónica y antibuque. El jueves, el Ministerio de Defensa de Ucrania dijo que los rusos estaban tratando de “mejorar su posición en la isla en un esfuerzo por bloquear las comunicaciones marítimas ucranianas y las capacidades en el noroeste del mar Negro, en particular hacia Odesa”.
Budanov también señaló que la isla de las Serpientes también podría ser útil para los rusos si quisieran reforzar su presencia en la región escindida de Transnistria, en Moldova, que está dirigida por una administración prorrusa y en la que tienen su base unos 1.500 soldados rusos.
En realidad, no es la primera vez que se disputa la isla, pero solo ante los tribunales. Rumania y Ucrania mantuvieron una larga disputa territorial sobre la isla y el fondo marino circundante, que puede contener potencial de hidrocarburos. El Tribunal Internacional de Justicia determinó finalmente el estatus de la isla y los límites de las zonas económicas exclusivas de Ucrania y Rumanía en 2009.
Esta vez, parece muy poco probable que el destino de la isla de las Serpientes se decida en un tribunal.