(CNN Español) – El Día de la Biodiversidad implica, ante todo, un recordatorio sobre la velocidad alarmante con la que estamos destruyendo nuestro planeta. Pero también es una ocasión para maravillarnos, sorprendernos y hasta divertirnos con la riqueza de las especies que habitan la Tierra.
¿Has jugado alguna vez a encontrar formas en las nubes? Si lo has hecho, sabes cómo los humanos somos capaces de encontrar formas que nos son conocidas en los momentos y lugares más imprevisibles. Y esto, tal como te mostramos a continuación, también sucede en las plantas y tiene una explicación científica.
Pareidolia, la razón por la que vemos una cara (de mono) en esta orquídea
No te sorprenderá descubrir que a esta flor se la conoce popularmente como “orquídea mono”. Pero este no fue su nombre al principio.
Carlyle Luer, quien identificó este tipo de flores en 1978, percibió lo inusuales que eran y las bautizó Dracula, por la palabra en latín para designar dragón, según la Sociedad Estadounidense de Orquídeas.
Hoy se reconocen más de 90 especies de este tipo, principalmente en este oeste de Colombia y Ecuador.
¿Por qué vemos una cara? La explicación está en un fenómeno psicológico conocido como pareidolia, explica aquí el Jardín Botánico de Chicago.
La pareidolia, una palabra que no existe en el diccionario en español, puede definirse como “una situación en la que alguien ve un patrón o una imagen de algo que no existe”. “En estos casos, la imaginación puede volar y la gente conjura un rostro, una parte del cuerpo, un animal o algún otro objeto del mundo real” en un sitio donde no se encuentra, explica un popular estudio sobre el tema denominado ¡La patata frita realmente se parece a Elvis!
Hay múltiples flores en las que puedes advertir este fenómeno, por ejemplo en la “orquídea paloma”, la flor nacional de Panamá que es cada vez más rara de encontrar. Si miras con atención el centro, probablemente puedas ver un pájaro con las alas extendidas. También se la conoce como la “flor del espíritu santo”.
¿Y qué tal esta Caleana major o, como se la conoce más popularmente, “orquídea del pato volador”? ¿Logras ver el parecido? Para encontrarla debes viajar más lejos: su hábitat está en Australia y Nueva Zelandia.
Engañando a los polinizadores
En algunos casos, no se trata solo de un truco de nuestras mentes: es en realidad una estrategia de las plantas.
Tal vez conoces casos de mimetismo en el reino animal. Hay insectos que, por ejemplo, imitan a las abejas, avispas y avispones que están bien protegidos de potenciales depredadores. Hay caso mucho más curiosos, como el de ciertas cucarachas filipinas que se han ido modificando para imitar a escarabajos que no con comestibles.
Múltiples plantas con flores, tal como explica la Enciclopedia Britannica, atraen a insectos mediante colores brillantes que indican la presencia de néctar pero sin tenerlo.
Algunas de ellas, como la “orquídea abeja” que se ve en esta foto, “llevan el engaño más allá”, explica la enciclopedia: imitan a los insectos.
Dentro de este tipo las más conocidas son las Ophrys, cuyo labio es un pétalo especializado que actúa como una hembra ficticia de una abeja o avispa según la planta específica. El parecido llega a ser tal que los machos de estas especies van a ella con la intención de copular con la hembra, que resulta ser una farsa.
En ese intento, no obstante, el insecto toma el polen de las orquídeas y luego los lleva a otras flores.
Aquí una clave es el tamaño de las flores: si son muy grandes el macho no alcanza el estigma de la flor, la parte vital para este proceso, y su son muy chicas no proporcionan el estímulo necesario. El color también importa. A los machos les atraen más los colores oscuros.
Y no se trata solo del aspecto visual. El olor también juega un papel en el caso de estas orquídeas imitadoras, que en algunos casos segregan sustancias que guían a los machos hacia ellas.
También es el caso de las “orquídeas arañas”, que desarrollaron un parecido con las avispas arañas para atraerlas como polinizadoras. ¿Astutas, no?
Riqueza en riesgo: la sexta extinción masiva ya está en marcha
La sexta extinción masiva, que es la primera causada por los humanos, ya está en marcha, han advertido durante décadas los científicos.
En 2019, la ONU advirtió que un millón de los 8 millones de especies se enfrentan a una posible extinción, y que esto en muchos casos podría suceder en décadas.
El cambio climático, la pérdida de hábitats, la contaminación y la explotación de recursos naturales son algunas de las grandes amenazas. Desde la época industrial, los humanos han modificado de alguna manera el 75% de la tierra y el 66% de los ecosistemas marinos.