Nueva York (CNN Business) – El presidente Joe Biden se reunirá este martes con el presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, en una especie de política performativa que, casi con toda seguridad, no contribuirá en nada a que los estadounidenses puedan pagar con mayor facilidad los artículos de uso cotidiano.
Y, seamos sinceros, probablemente tampoco hará nada por los números de las encuestas de Biden, porque los resultados que Biden desea obtener de la reunión son contradictorios:
- Quiere mostrar a los estadounidenses que está tomando medidas contra la inflación.
- Quiere desviar la responsabilidad y dejar claro que es el otro el que manda.
Este es el dilema al que se enfrentó Biden en su artículo de opinión publicado el lunes en el diario The Wall Street Journal, en el que esbozaba su plan en tres partes para hacer frente a la inflación (añadimos algunas negritas para enfatizar):
“Por eso he hecho de la lucha contra la inflación mi principal prioridad económica. Mi plan consta de tres partes: en primer lugar, la Reserva Federal tiene la responsabilidad principal de controlar la inflación. Mi predecesor degradó a la Reserva Federal, y los anteriores presidentes han tratado de influir en sus decisiones de forma inapropiada durante los periodos de inflación elevada. Yo no lo haré”.
Biden reconoció que sí tiene cierta influencia sobre la Fed, al nombrar a “personas altamente cualificadas de ambos partidos para dirigir esa institución”. Pero normalmente no se empieza el plan diciendo: “Esta es mi mayor prioridad”, seguido inmediatamente de “Por eso voy a dejar que esos tipos de allí se encarguen de ello”.
Para ser justos con Biden, sus predecesores también se han reunido con los presidentes de la Fed. Y realmente hay muy poco que un presidente pueda hacer por sí solo para frenar la inflación. Los problemas de la cadena de suministro, la guerra en Europa, los confinamientos en China y la escasez de mano de obra están más allá de lo que puede arreglar un solo trazo de bolígrafo.
Y la Fed ciertamente le ha hecho la vida difícil a Biden. Los economistas están de acuerdo en que la Reserva Federal tardó mucho en tomar medidas contra la inflación, calificándola inútilmente de “transitoria” hasta hace apenas unos meses (¡duh!) y subiendo las tasas de interes solo después de que la inflación alcanzara el máximo de cuatro décadas.
Ahora, por fin, la Fed está tomando medidas drásticas para frenar la inflación. Los economistas (y los inversores, ¿has visto el mercado de valores últimamente?) se preocupan por que la Reserva Federal pueda llegar demasiado tarde, y que una doble dosis de analgésicos pueda llevar a la economía a una recesión.
Por supuesto, los factores externos y la Fed no tienen toda la culpa. Biden ayudó a impulsar la inflación con una ronda de cheques de estímulo en marzo de 2021. La mayor parte de ese dinero ahora está fuera de la nómina, reduciendo el déficit en el proceso, un hecho que a Biden le encanta mencionar (fue el punto número 3 en el artículo de opinión). Pero no es que se haya despertado un día y se haya convertido de repente en un halcón del déficit: Biden estaba presionando por un plan económico de US$ 3,5 billones y más ayuda de covid no hace mucho tiempo.
Una reunión inútil
Esta puede ser la reunión más inútil de la Casa Blanca desde que Kanye West se reunió con el expresidente Donald Trump para lanzar un avión Air Force One impulsado por hidrógeno. Es, de alguna manera, extraordinario, y extraordinariamente tonto.
Hay una buena razón por la que el presidente no suele reunirse con el presidente de la Fed: ee supone que la Fed es apartidista y apolítica, y que actúa en el mejor interés de todos los estadounidenses y de la economía en su conjunto. Su no injerencia da estabilidad al mercado y envía el mensaje de que son los datos, y no la política, los que mandan. El presidente nombra a personas para la Fed, pero luego puede quejarse tranquilamente sobre ellas como el resto de nosotros.
Así que hay algo intrínsecamente incorrecto en que el presidente, no solo Biden, se reúna con el presidente de la Fed. Y, sin embargo, los presidentes siguen haciéndolo de todos modos. Aunque todavía son relativamente raros, los presidentes han llamado a los presidentes de la Fed a la Oficina Oval en cada una de las administraciones pasadas recientes: Trump se reunió con Powell en 2019. El expresidente Barack Obama se reunió con la entonces presidenta Janet Yellen en 2016 y con su predecesor Ben Bernanke en 2011. El expresidente George W. Bush se reunió con el expresidente de la Fed Alan Greenspan en varias ocasiones.
Trump, por supuesto, rompió con esa tradición de “no intervención” al tuitear incesantemente a Powell acerca de la reducción de las tasas de interés (lo que Powell finalmente hizo cuando se produjo la pandemia de covid y los mantuvo bajos cuando la economía se calentó de nuevo, que es lo que los economistas dicen que nos metió en este lío de la inflación, así que ….)
Biden decididamente no está haciendo eso. Pero sigue cometiendo el mismo error que los presidentes del pasado al llamar a Powell a la Casa Blanca: está tratando de tener ambas cosas, y no está claro quién es la audiencia de esta reunión. Biden podrá decir que se ha reunido con Powell para hablar de la inflación (supongo que es genial), pero también podrá recordar a Estados Unidos que la Reserva Federal se está encargando de la situación.
Mientras tanto, la gasolina sigue costando US$ 5 el galón, y nada de esto nos hace sentir mucho mejor.