Nueva York (CNN Business) – Vuelos cancelados, tarifas aéreas disparadas, escasez de autos de alquiler, precios récord de la gasolina y aumento de los precios de los hoteles. Bienvenidos al verano boreal del infierno de los viajes.
Las aerolíneas habían dicho que estaban preparadas para evitar los problemas de servicio que afectaron a gran parte del sector el año pasado. Pero entre el viernes y el lunes, las aerolíneas estadounidenses cancelaron 2.653 vuelos, o casi el 3% de sus horarios colectivos, según el servicio de seguimiento FlightAware. Eso es más de lo que habían cancelado para el mismo fin de semana festivo los tres años anteriores juntos.
En 2019, el año anterior a la pandemia, las aerolíneas estadounidenses cancelaron solo el 1,2% de sus vuelos programados, a pesar de haber agendado 6.600 vuelos extra.
Los expertos dijeron que los pasajeros tienen razón al estar nerviosos de que habrá más de lo mismo durante el resto del verano en el hemisferio norte.
“Esto no es un buen augurio para la temporada de viajes de verano, ya que esperamos que se repita a lo largo de los meses de verano a medida que más gente vuele”, dijo Helane Becker, analista de aerolíneas de Cowen, en una nota a los clientes el martes. “Esta era una oportunidad para que las aerolíneas demostraran que los retrasos del verano [boreal] pasado no se repetirían, y sin embargo, no ha sido así”.
Las aerolíneas tienen muchos menos empleados, especialmente pilotos, que antes de la pandemia. Recibieron US$ 54.000 millones de ayuda de los contribuyentes durante el punto máximo de la crisis sanitaria para evitar despidos involuntarios, pero la mayoría de las aerolíneas ofrecieron paquetes de bajas indemnizadas y jubilación anticipada para recortar personal y ahorrar dinero en un momento en el que el tráfico aéreo estaba prácticamente paralizado. Pero los pilotos y algunos otros empleados de las aerolíneas tardan años en obtener la certificación.
Así que las aerolíneas operan con poco margen de error cuando se ven afectadas por el mal tiempo, los problemas de control del tráfico aéreo o las bajas por enfermedad de los empleados, que es lo que dijeron que ocurrió este fin de semana.
“Más que en cualquier otro momento de nuestra historia, los diversos factores que actualmente afectan a nuestras operaciones, el tiempo y el control del tráfico aéreo, la dotación de personal de los proveedores, el aumento de las tasas de casos de covid, que contribuyen a las ausencias no programadas más altas de lo previsto en algunos grupos de trabajo, están generando una operación que no está a la altura de los estándares que Delta ha establecido para la industria en los últimos años”, dijo la directora de Experiencia del Cliente de Delta, Allison Ausband, en una publicación en línea.
Pero los críticos de la aerolínea dicen que esto no debería haber sorprendido a la dirección: sabían que no tenían el margen de error que necesitaban. Después de los problemas de servicio a lo largo de 2021, incluso durante las vacaciones de fin de año, las aerolíneas deberían haber previsto estos problemas, dijo el capitán Dennis Tajer, portavoz de la Allied Pilots Association, el sindicato de pilotos de American Airlines.
“Cuando se pone a prueba el modelo de funcionamiento de las aerolíneas, es cuando se ven los mismos resultados”, dijo Tajer. Con los vuelos ya reservados al máximo de su capacidad, “la cancelación de un vuelo no solo provoca un efecto en cascada, sino un maremoto de problemas. Es un déjà vu”, añadió Tajer.
Con los aviones más llenos que nunca, las compañías aéreas pueden tardar más tiempo en encontrar otro asiento para los pasajeros de los vuelos cancelados para hacerlos llegar a su destino, dijo Tajer. Los centros de llamadas también tienen poco personal y se ven desbordados por la demanda, especialmente cuando las cosas van mal, como ocurrió este fin de semana.
“Puedes esperar más horas al teléfono para volver a reservar un vuelo que el tiempo que te llevará el vuelo”, dijo.
La escasez de personal también implica tarifas más altas
La escasez de personal hace que las aerolíneas estadounidenses no puedan ofrecer todos los vuelos necesarios para satisfacer la demanda. La capacidad de los vuelos nacionales estadounidenses en junio, julio y agosto de este año está un 5% por debajo de donde estaba en esos meses en 2019, según Cirium, una empresa de análisis de la aviación.
Pero los pasajeros, especialmente los de vuelos vacacionales, están ansiosos por viajar de nuevo este verano boreal. Numerosas aerolíneas informaron un número récord de clientes que reservan vuelos antes para el verano de este año.
“Hay un desajuste entre la oferta y la demanda”, dijo Scott Keyes, fundador de Scott’s Cheap Flight, un sitio de reservas de viajes. “Sus esperanzas de conseguir vuelos baratos para el verano son escasas”.
Esa combinación de demanda récord y oferta limitada de asientos se traduce en tarifas mucho más altas. El Índice de Precios al Consumidor, la lectura de la inflación que hace el Gobierno, muestra que las tarifas en abril subieron un 33%, respecto a las de hace un año, y un 10,6%, respecto a las de abril de 2019.
La situación es probablemente peor para los viajeros de ocio de lo que sugieren esas cifras, porque los viajes de negocios e internacionales no han vuelto a los niveles prepandémicos. Dado que esos pasajeros pagan tarifas más altas que los viajeros nacionales más sensibles a los precios, irse de vacaciones es mucho más caro de lo que solía ser.
Y no solo las tarifas aéreas son más caras.
La escasez de vehículos disponibles hizo que los precios de los autos de alquiler en abril subieran un 70% en comparación con abril de 2019. Los hoteles y otros alojamientos subieron un 20% en abril, con respecto a hace un año, y un 10,6%, con respecto a su situación en abril de 2019. Es probable que todas esas subidas de precios se aceleren aún más durante los ajetreados meses de viajes de verano.
Y, por supuesto, los precios de la gasolina están en un nivel récord, lo que podría estar empujando a más viajeros a volar en lugar de conducir en algunos viajes.
Los expertos creen que la presión de los precios empezará a remitir en el otoño boreal, pero no antes.
“Creo que el enorme aumento de la demanda se agotará probablemente este verano”, afirma Hayley Berg, economista jefe de Hopper, otro sitio de reservas de viajes. “Eso y la caída normal de la demanda que registramos en septiembre y octubre probablemente significarán tarifas más bajas”.
Pero dijo que es una buena idea reservar viajes para la temporada de vacaciones de fin de año si ya se tienen planes. Es probable que se repita entonces la misma dinámica de fuerte demanda y menor oferta.