Abu Dhabi, Emiratos Árabes Unidos (CNN) – Turquía está harta de ser asociada con el pavo, más conocido como símbolo de la fiesta estadounidense de Acción de Gracias, por su nombre en inglés Turkey.
El jueves, las Naciones Unidas reconocieron el cambio de nombre del país a Türkiye, pronunciado /tur-quí-ye/, en una decisión que el ministro de Relaciones Exteriores Mevlut Cavusoglu dijo que “aumentaría el valor de la marca” del país.
“La principal razón por la que Turquía cambia de nombre es para eliminar la asociación con el ave”, dijo Sinan Ulgen, presidente del grupo de reflexión EDAM, con sede en Estambul. “Pero además, el término se utiliza en el lenguaje coloquial para denotar fracaso”.
Para el presidente Recep Tayyip Erdogan, que se postulará a la reelección el año que viene, el nuevo nombre expresa “la cultura, la civilización y los valores de la nación turca de la mejor manera”.
Las organizaciones internacionales están ahora obligadas a utilizar el nuevo nombre, pero no ocurrirá de la noche a la mañana para el público en general, dijo Ulgen a CNN. “Es probable que pasen muchos años para que el público internacional en general cambie de Turkey a Türkiye”.
No es la primera vez que la nación intenta cambiar su nombre, dijo. A mediados de la década de 1980 se hizo un intento similar bajo el mandato del primer ministro Turgut Ozal, pero nunca llegó a tener tanta repercusión, dijo.
Es posible que haya motivaciones políticas detrás de la medida, ya que los turcos volverán a las urnas el próximo mes de junio en medio de una severa crisis económica.
Se trata de “otra estrategia implementada por el gobierno turco para llegar a los votantes nacionalistas en un año crucial para la política turca”, dijo Francesco Siccardi, director de programas del grupo de reflexión Carnegie Europe.
El momento del cambio de nombre es “crucial” para las elecciones del próximo año, dijo. “La decisión sobre el cambio de nombre se anunció el pasado diciembre, cuando el presidente Erdogan iba perdiendo en todos los sondeos de opinión y el país atravesaba una de las peores crisis económicas de los últimos 20 años”.
La posición de Erdogan en las encuestas ha descendido considerablemente a lo largo de los años. Las encuestas de finales del año pasado muestran el apoyo al partido gobernante AK en torno al 31-33%, según Reuters, frente al 42,6% de las elecciones parlamentarias de 2018.
Sin embargo, Ulgen dijo que el cambio de nombre era más una estrategia de cambio de marca para impulsar la posición internacional del país en lugar de un truco preelectoral.
El déficit del comercio exterior de Turquía subió un 98,5% interanual hasta los US$ 6.110 millones en abril, según informó Reuters, citando al Instituto de Estadística de Turquía. La inflación anual se disparó hasta el 73,5% el mes pasado, un máximo de 22 años.
Los analistas afirman que, en tiempos de crisis, el presidente tiende a recurrir a medidas populistas para desviar la atención de los problemas internos. La agitación económica, que ya ha suscitado protestas, ha sido un dolor de cabeza para el gobierno.
“El nuevo nombre distraerá al público nacional de problemas más concretos y urgentes y ofrecerá al presidente Erdogan otro argumento para su defensa de una Turquía más fuerte y tradicional”, dijo Siccardi.
En otro movimiento populista en 2020, Erdogan emitió un decreto para convertir el histórico Museo Bizantino de Santa Sofía en una mezquita.
“En ausencia de políticas concretas para manejar los problemas económicos y políticos del país, Erdogan busca la salvación en la política de identidad populista”, escribió entonces el analista político Seren Korkmaz sobre la medida.
“Impulsa el nacionalismo turco y el islamismo y ataca a las figuras de la oposición”.
El nuevo nombre también tiene un valor simbólico, ya que fue adoptado en 1923 después de que la nueva nación emergiera de las cenizas de la Primera Guerra Mundial. Su adopción a nivel mundial “consolidaría el lugar de Erdogan en la historia de Turquía junto al padre fundador de la república, Mustafa Kemal Ataturk”, dijo Siccardi.