(CNN) – El expresidente Donald Trump reflexiona ansiosamente sobre cuándo, exactamente, debería anunciar una candidatura presidencial para 2024, una decisión que se ha vuelto aún más apremiante mientras intenta recuperar el control de su imagen luego de una serie de revelaciones por parte de la comisión selecta de la Cámara que investiga su papel en los hechos del 6 de enero de 2021.
Durante la semana pasada, Trump les dijo a sus asociados que está ansioso por lanzar otra campaña presidencial este mes para capitalizar los números cada vez más sombríos de las encuestas del presidente Joe Biden y poner sobre aviso a sus posibles rivales republicanos.
Pero su deseo de acelerar un anuncio de campaña, abandonando los planes anteriores de esperar hasta después de las elecciones intermedias de noviembre, se hizo aún más profundo después de que la exasistente de la Casa Blanca, Cassidy Hutchinson, planteó serias dudas en una audiencia televisada en el Congreso esta semana sobre el comportamiento de Trump durante los últimos meses de su mandato, según fuentes familiarizadas con el tema.
Algunos aliados de Trump han admitido en privado que las audiencias públicas de la comisión de la Cámara han resultado más dañinas de lo esperado, ya que los investigadores del Congreso continúan transmitiendo fragmentos de testimonios jurados de asesores actuales y anteriores de Trump que socavan sus afirmaciones falsas sobre las elecciones de 2020 y plantean nuevas preguntas sobre su potencial riesgo legal.
Las audiencias también han afectado claramente a Trump, quien pasó la mayor parte de un discurso de 90 minutos ante los conservadores evangélicos el mes pasado quejándose de ellos y esta semana ha publicado más de una docena de publicaciones en su sitio web Truth Social con el objetivo de socavar la credibilidad de Hutchinson.
En los últimos días, algunos de los asesores de Trump se han acercado a sus aliados más cercanos para hacerles saber que el expresidente considera seriamente un anuncio antes de lo esperado. A una fuente republicana familiarizada con esas conversaciones se le dijo que Trump pensaba anunciar tan pronto como la primera semana de julio, mientras que otros en su órbita advirtieron que actualmente no tiene la infraestructura para un anuncio de campaña importante y “no quiere esto sea un fracaso”, como lo describió una persona cercana a Trump.
Otra fuente dijo que era poco probable que Trump hiciera un anuncio sin alertar a la prensa para garantizar la máxima cobertura.
En un momento, los miembros del personal de Trump habían discutido un posible evento a principios de julio en Michigan, un estado clave en las elecciones intermedias y más allá, que generó especulaciones internas como un posible lugar para el anuncio de su campaña, pero el evento fue descartado antes de cualquier planificación seria.
Múltiples fuentes, a quienes se les otorgó el anonimato para hablar con franqueza sobre discusiones cerradas, compararon el entorno que rodea la decisión de Trump de 2024 con su primera campaña presidencial en 2016: caótica y desorganizada con poca comprensión de quién, además del propio Trump, está a cargo.
“Cada día es diferente. Nos dicen que lo anunciará de manera inminente, y por la tarde eso ha cambiado”, comentó una fuente con conocimiento.
Una persona cercana a Trump que dijo anteriormente que el expresidente esperaría hasta después del Día del Trabajo para impactar en las primarias republicanas de 2024 cambió su tono a principios de esta semana, diciendo que un anuncio de septiembre ahora está “en el aire” y que si Trump lo anuncia temprano, “será julio”.
“Está sonando mucho más comprometido últimamente”, agregó otra persona cercana a Trump.
Antes de mudarse a Mar-a-Lago a principios de este verano para su club de Bedminster, Nueva Jersey, Trump insistió a quienes lo rodeaban que lo anunciaría antes de las elecciones intermedias de noviembre. Luego cambió de rumbo solo unas pocas semanas después, diciéndoles a sus aliados que no quería interferir con las elecciones intermedias y pensó que podría ganar más impulso esperando para anunciar después de las elecciones, suponiendo que los republicanos recuperen la mayoría de la Cámara, ya que son favoritos para hacerlo.
Tres fuentes describieron a Trump como ansioso y reactivo cada vez que surgen conversaciones sobre una carrera futura.
Vacila entre las preocupaciones sobre las investigaciones a las que se enfrenta y el deseo de “combatir fuego con fuego”, como dijo una fuente, sabiendo que tan pronto como lance una nueva oferta para la Casa Blanca, probablemente recibirá el tiempo de transmisión que cree que necesita para ser su mejor defensor. Aunque el expresidente ha concedido decenas de entrevistas desde que dejó el cargo, la mayoría han sido con autores de libros aún no publicados o medios de comunicación de derecha con alcance limitado.
La ausencia de republicanos alineados con Trump en el panel de investigación de la Cámara de Representantes sobre lo que sucedió el 6 de enero solo ha exacerbado su deseo de redirigir la atención hacia él, posiblemente con el lanzamiento de una campaña presidencial. Sin ninguna representación en la comisión, los aliados de Trump no han podido interrogar a los testigos en tiempo real ni responder de manera preventiva al testimonio de los testigos.
Ese dilema estuvo a la vista esta semana cuando Hutchinson, un exasistente de 26 años del secretario general de la Casa Blanca de Trump, Mark Meadows, brindó un testimonio detallado que exhibe las advertencias que recibieron Trump y sus principales asesores antes del 6 de enero y su respuesta, o la falta de ella, ese día. La audiencia se anunció con solo 24 horas de anticipación, mientras que la identidad de Hutchinson como testigo en vivo se filtró a última hora.
“Él sabe que si anuncia [una candidatura a la presidencia] volverá a estar en el centro del escenario”, dándole la oportunidad de rivalizar con las audiencias, dijo una fuente a CNN.
Pero otros dicen que la motivación principal de Trump para declarar su candidatura tan temprano se debe a que los otros posibles aspirantes presidenciales republicanos compiten por una carrera. Los principales republicanos como los senadores Tom Cotton de Arkansas y Rick Scott de Florida, la exembajadora de las Naciones Unidas Nikki Haley, el exsecretario de Estado Mike Pompeo y el exvicepresidente Mike Pence han hecho paradas recientemente en los estados de votación anticipada y están sentando las bases para su propias campañas potenciales.
Una fuente dijo que Trump “quiere despejar el campo y desafiar a otras personas a competir contra él”.
Quizás no haya un rival potencial al que el sentimiento se aplique más en este momento que el gobernador Ron DeSantis, a quien Trump se ha obsesionado en medio del surgimiento del republicano de Florida como un héroe del conservadurismo cultural y, según algunos de los propios asistentes de Trump, una versión más agradable del propio expresidente.
A través de su PAC de liderazgo de Save America, el expresidente ha lanzado recientemente ejemplos que supuestamente demuestran su sólida posición dentro de un posible campo republicano para 2024.
La próxima aparición de Trump en la campaña electoral está programada para el 9 de julio, cuando organizará un mitin para la aspirante republicana al Senado de Alaska, Kelly Tshibaka. Si bien fuentes cercanas al expresidente no esperan que ese sea el vehículo para el lanzamiento de una campaña, no han descartado una publicación espontánea en su sitio Truth Social que podría poner en marcha las primarias republicanas de 2024.