(CNN) – Una mochila, una lonchera, una caja de crayones y al menos 10 horas de sueño cada noche son las cosas que los niños necesitan para empezar con el pie derecho el jardín de niños, según un nuevo estudio.
Los investigadores monitorearon la duración del sueño de los alumnos de kínder a lo largo de periodos de cuatro semanas y pidieron a sus profesores que evaluaran su transición a la escuela formal, según el estudio publicado esta semana en la revista académica Pediatrics. Los profesores no tenían conocimiento del número de horas que dormían los niños cada noche.
“Cuanto más sistemáticamente dormían los niños más de 10 horas durante la noche, mejores eran las relaciones con sus compañeros, las relaciones con sus profesores, el desempeño académico general y el reconocimiento visual de palabras y letras”, dijo el autor principal del estudio, Douglas Teti, distinguido profesor y jefe del Departamento de Desarrollo Humano y Estudios Familiares de la Universidad Estatal de Pensilvania, por correo electrónico.
La Academia Estadounidense de Medicina del Sueño sugiere que los niños en edad de jardín de infancia duerman entre 10 y 13 horas, pero eso es a lo largo del día, incluyendo las siestas.
Pero los resultados del estudio desafían la orientación de la Academia en el sentido de que mostraron que el mayor predictor de la adaptación exitosa a la escuela fue dormir regularmente al menos 10 horas de sueño en el transcurso de la noche, dijo Teti.
“Esto sugiere que ‘compensar’ el sueño nocturno inadecuado permitiendo que el niño tome siestas durante el día no ayudará a los niños en su transición al jardín de infancia. Es mejor que esas más de 10 horas de sueño se concentren durante el periodo de sueño nocturno, y que se intente que sea lo más constante posible entre las noches”, dijo Teti.
Los métodos del estudio son sólidos y respaldan lo que se observa en los entornos clínicos, así como en investigaciones pediátricas más amplias, dijo el psicólogo Ariel A. Williamson, experto en Sueño Pediátrico del Departamento de Psiquiatría y Ciencias del Comportamiento de Niños y Adolescentes del Hospital Infantil de Filadelfia y profesor asistente de Psiquiatría y Pediatría de la Facultad de Medicina Perelman de la Universidad de Pensilvania. Williamson no participó en el estudio.
Si tienes un pequeño que se acerca al jardín de infancia en otoño boreal, ahora puede ser el momento de iniciar buenos hábitos de sueño. Según el estudio, los hábitos de sueño en el periodo previo al jardín de infancia son los que marcan la mayor diferencia.
“La intervención debería comenzar antes de que empiece el jardín de infancia en septiembre”, dijo Teti. “Los padres deben hacer lo que puedan para ayudar a sus hijos a dormir la mayor parte del tiempo, si no todo, durante el período de sueño nocturno de los niños”.
Iniciar buenos hábitos de sueño
Los resultados del estudio no significan que los niños en edad preescolar o más jóvenes deban empezar a dejar de hacer siestas, que son importantes durante la infancia, dijo Teti.
“Para muchos niños pequeños, dormir la siesta por la tarde es algo típico del desarrollo; sin embargo, a medida que se acerca la transición al jardín de infancia, las familias podrían trabajar para reducir las siestas diurnas para consolidar el sueño durante la noche”, dijo Williamson.
Si tu hijo está haciendo la transición a la escuela, Teti sugiere que se acueste a las 9 de la noche o antes y que hagas el esfuerzo para que la mayor parte del sueño del niño suceda durante la noche.
Esto puede ser difícil de mantener para algunas familias, especialmente cuando los adultos tienen horarios de trabajo no habituales, reconoció. En esos casos, Teti sugirió apoyarse en otros cuidadores o miembros de la familia.
Además de cumplir con la hora de acostarse más temprano, puede ser útil evitar, no eliminar, el uso de pantallas, dijo Teti. Sin embargo, las pantallas como los televisores, los videojuegos y las tabletas deben eliminarse por completo al menos 30 minutos antes de la hora de acostarse, añadió.
También es importante involucrarse en la hora de acostarse, haciendo una rutina que sea consistente y que prepare al niño para ir a la cama, dijo Teti. Eso puede significar un baño, leer libros, hablarle en voz baja y crear un ambiente tranquilo, sugirió.
Se ha demostrado que ese horario regular aumenta el tiempo de sueño de los niños en el transcurso de la noche, dijo Williamson.
“Establecer una rutina consistente a la hora de dormir… podría ayudar a fomentar un horario de sueño regular y promover una duración óptima del sueño nocturno, especialmente en la primera infancia”, dijo.