(CNN Business) –– China enfrenta el peor desempeño trimestral de su economía en más de dos años, tras sufrir meses de estrictos confinamientos por el covid-19 que causaron estragos en todo el país.
El producto interno bruto (PIB) de la segunda economía más grande del mundo se expandió apenas un 0,4% durante los tres meses que terminaron el 30 de junio, en comparación con el mismo período del año anterior, informó este viernes la Oficina Nacional de Estadísticas (NBS, por sus siglas en inglés).
La cifra representa una dura caída frente al aumento del 4,8% que alcanzó la economía de China durante el trimestre anterior, y está muy por debajo del crecimiento del 1% que estimaron los economistas en una encuesta de Reuters. Sobre una base trimestral, el PIB se contrajo un 2,6%.
El peor desempeño de la economía china desde el brote en Wuhan
Este es el menor desempeño de la economía china desde el primer trimestre de 2020, cuando el país prácticamente paralizó todas sus actividades en la lucha por contener el brote inicial de coronavirus que comenzó en la ciudad de Wuhan. Durante ese trimestre, el PIB se contrajo 6,8%.
Para el primer semestre de este año, la economía se expandió un 2,5%. Lo que también está muy por debajo de la meta anual del 5,5% que estableció el gobierno. De hecho, Beijing admitió este viernes que sería difícil lograr sus objetivos de PIB en 2022.
“Hay varios desafíos para lograr nuestro objetivo de crecimiento económico esperado para todo el año”, dijo Fu Linghui, portavoz de la NBS, durante una conferencia de prensa en Beijing. Sin embargo, señaló que su expectativa es que la economía se recuperara en la segunda mitad de 2022.
Desafíos crecientes
Los responsables de las políticas públicas en China enfrentan desafíos cada vez mayores para mantener estable el crecimiento de la economía. Justamente, el país atraviesa una fuerte desaceleración de la actividad económica debido a la estricta política de cero covid-19 que impuso Beijing, la cual se suma una regulación de mano dura en el sector privado y a una crisis inmobiliaria que ha llevado a un aumento de las deudas incobrables en bancos y a crecientes protestas sociales.
Desde marzo, la actitud inflexible de Beijing para erradicar el virus obligó a meses enteros de confinamientos en decenas de ciudades de todo el país, incluida Shanghái, el centro financiero y de transporte de la nación. Millones de residentes permanecieron recluidos en sus hogares, y se cerraron tiendas, restaurantes fábricas. Lo que perjudicó la actividad de los consumidores e interrumpió las cadenas de suministro.
Las autoridades comenzaron a reabrir la economía a principios del mes pasado, tras suspender las restricciones en algunas ciudades clave. Las industrias manufactureras y de servicios han mostrado signos de mejora durante las últimas semanas. Sin embargo, la fuerte adhesión de Beijing a la meta de cero covid-19 ha desatado una gran incertidumbre entre las empresas y ha disminuido la confianza de los inversores. El gasto de los consumidores permanece débil, mientras que el mercado laboral enfrenta una presión significativa: el desempleo de los jóvenes alcanzó un nuevo récord del 19,3 % en junio.
Un “golpe grave e inesperado”
En la conferencia de prensa de este viernes, Fu dijo que la economía recibió un golpe “grave e inesperado” por parte de factores internos y externos.
El aumento a nivel mundial en los precios de materias primas, especialmente de los alimentos y la energía, se suman a la inflación importada. Y los crecientes riesgos de estanflación en todo el planeta también amenazan la estabilidad económica de China, advirtió Fu.
El bajo desempeño en el segundo trimestre “reflejó los impactos significativos del brote de ómicron y de las correspondientes medidas estrictas que se adoptaron en las principales ciudades”, destacó Chaoping Zhu, estratega de mercado global para JP Morgan Asset Management radicado en Shanghái .
“De cara al futuro, esperamos ver una continua recuperación económica en la segunda mitad de este año, respaldada principalmente por la inversión en infraestructura que lidera el gobierno”, dijo. También agregó que si el gobierno flexibiliza aún más las restricciones por el covid-19, la confianza del consumidor podría recuperarse a un ritmo más rápido.
Pero el sector inmobiliario todavía puede representar un riesgo a la baja para el crecimiento, destacó Zhu.
Larry Hu, economista en jefe para China de Macquarie Group, explicó que los datos recientes muestran que el crecimiento del PIB en China debe acelerarse a más del 7% en la segunda mitad de 2022 para generar un crecimiento anual del 5% para todo el año.
“Eso es imposible sin un aumento significativo de políticas de estímulo desde el nivel actual”, concluyó.
Algunas buenas noticias sobre la economía de China
Ahora bien, hubo buenas noticias en los datos sobre la economía de China este viernes.
La minería y manufactura registraron un crecimiento del 0,9%, en comparación al segundo trimestre del año pasado. Y las ventas minoristas en junio crecieron un 3,1% con respecto al año pasado, impulsadas por un aumento en las ventas de automóviles que se debió a la demanda acumulada y al apoyo de políticas a los vehículos eléctricos. La producción industrial también se recuperó en junio, con un 3,9% más que hace un año.
La inversión inmobiliaria se desploma
Por su parte, el vasto sector inmobiliario sigue siendo una carga importante.
La inversión inmobiliaria se desplomó un 9,4% en junio con respecto al año anterior, luego de registrar una caída del 7,8% en mayo, según cálculos de Macquarie Capital con base en datos gubernamentales. Las ventas de propiedades por superficie bajaron un 18% el mes pasado, tras una disminución del 32% en mayo.
“La caída en las ventas significa que los desarrolladores se enfrentan a una crisis de liquidez”, explicó Hu.
“El problema de la propiedad está causando una creciente inestabilidad social, que se evidencia en el reciente boicot hipotecario”, agregó.
Durante los últimos días, compradores de vivienda desesperados se han negado a pagar las hipotecas de las casas sin terminar en decenas de ciudades. El boicot ocurre mientras un número creciente de proyectos se ha retrasado o estancado debido a una crisis de dinero en efectivo que provocó que el gigante desarrollador Evergrande incumpliera su deuda el año pasado y que varias otras empresas buscaran protección de los acreedores.
Zhu, de JP Morgan Asset Management, dijo que el creciente número de viviendas sin terminar representa un gran riesgo para la salud financiera de los bancos.
“Se deben tomar medidas regulatorias decisivas y efectivas para evitar que el boicot hipotecario se convierta en un riesgo sistémico”, insistió.