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Científicos de Yale activan cerebro de cerdos muertos
00:53 - Fuente: CNN

(CNN) — Investigadores de la Universidad de Yale dicen que han podido restaurar la circulación sanguínea y otras funciones celulares en cerdos una hora después de la muerte de los animales, lo que sugiere que las células no mueren tan rápido como los científicos suponían.

Con más investigación, la técnica de vanguardia podría algún día ayudar a preservar los órganos humanos por más tiempo, permitiendo que más personas reciban trasplantes.

Los investigadores utilizaron un sistema que desarrollaron llamado OrganEx que permite recircular el oxígeno por todo el cuerpo de un cerdo muerto, preservando las células y algunos órganos después de un paro cardíaco.

“Estas células están funcionando horas después de lo que deberían”, dijo el Dr. Nenad Sestan, profesor de Neurociencia de Harvey y Kate Cushing y profesor de Medicina Comparativa, Genética y Psiquiatría en Yale, quien dirigió el estudio.

“Y lo que esto nos dice es que se puede detener la muerte de las células. Y restaurar su funcionalidad en múltiples órganos vitales. Incluso una hora después de la muerte”, dijo en una rueda de prensa.

La revista científica Nature publicó la investigación este miércoles.

“Este es un estudio verdaderamente notable e increíblemente significativo. Demuestra que después de la muerte, las células en los órganos de los mamíferos (incluidos los humanos), como el cerebro, no mueren durante muchas horas. Esto es hasta bien entrado el período post-mortem”, dijo el Dr. Sam Parnia, profesor asociado de Medicina de Cuidados Críticos y director de investigación de Cuidados Críticos y Resucitación en la Escuela de Medicina Grossman de la NYU, al Science Media Center en Londres. Parnia no participó en la investigación.

Las imágenes de arriba representan el hígado y las de abajo al riñón. Las células de la izquierda se han sometido a una perfusión de control, mientras que las imágenes de la derecha representan los órganos sometidos a perfusión con el sistema OrganEx detallado en el nuevo estudio. Muestran la integridad del tejido y que se han restaurado ciertas funciones celulares.

El sistema OrganEx bombea un fluido llamado perfusato, mezclado con sangre, a través de los vasos sanguíneos de los cerdos muertos. El perfusato contiene una forma sintética de la proteína hemoglobina y varios otros compuestos y moléculas que ayudan a proteger las células y prevenir la formación de coágulos de sangre. Seis horas después del tratamiento con OrganEx, el equipo descubrió que ciertas funciones celulares clave estaban activas en muchas áreas del cuerpo de los cerdos, incluidos el corazón, el hígado y los riñones, y que algunas funciones de los órganos se habían restaurado.

Se basa en una investigación publicada por el mismo equipo en 2019 que usó un sistema experimental similar llamado BrainEx que administró sangre artificial a los cerebros de los cerdos, evitando la degradación de funciones neuronales importantes.

¿Cómo se podría aplicar la investigación a los humanos?

Si bien la investigación aún se encuentra en una etapa extremadamente temprana y es muy experimental, los investigadores dijeron que esperaban que su trabajo en cerdos finalmente pudiera aplicarse a los humanos, principalmente en términos de desarrollar formas de extender la ventana para los trasplantes. El suministro actual de órganos es extremadamente limitado, lo que hace que millones de personas de todo el mundo estén a la espera de transplantes.

“Creo que la tecnología es muy prometedora para nuestra capacidad de preservar órganos después de que se extraen de un donante”, dijo el coautor Stephen Latham, director del Centro Interdisciplinario de Bioética de Yale, en la sesión informativa.

“Podría tomar el órgano de un donante fallecido y conectarlo a esta tecnología, y tal vez luego poder transportarlo a larga distancia durante un largo período de tiempo para llevarlo a un receptor que lo necesite”.

Los investigadores dejaron en claro que de ninguna manera estaban devolviendo la vida a los cerdos y que se necesitaría más trabajo para comprender si los órganos eran utilizables para trasplantes.

“No podemos decir que este estudio mostró que alguno de los órganos de este cerdo estaba (…) listo para ser trasplantado a otro animal, no sabemos si todos están funcionando, lo que estamos viendo es en los niveles celulares y metabólicos”, explicó Latham. “Y no estamos ni cerca de poder decir: ‘Oh, Dios mío, le hemos devuelto la vida no solo a este cerdo, sino a cualquiera de los órganos individuales’ No podemos decir eso todavía. Todavía es demasiado pronto”.

La investigación tiene el potencial de conducir a nuevas estrategias de tratamiento para las personas que sufren un ataque cardíaco o un accidente cerebrovascular, dijo el Dr. Robert J. Porte, del Centro Médico Universitario de Groningen, en los Países Bajos, en un artículo publicado junto con el estudio.

“Uno podría imaginar que el sistema OrganEx (o los componentes del mismo) podría usarse para tratar a esas personas en una emergencia. Sin embargo, cabe destacar que primero se necesitará más investigación para confirmar la seguridad de los componentes del sistema en situaciones clínicas específicas”, dijo Porte, que no participó en la investigación.

Sin embargo, Latham dijo que esa posibilidad era “bastante lejana”.

“Esta idea de conectar a (una) persona que sufrió una lesión isquémica, ya sabes, alguien que se ahogó o tuvo un ataque cardíaco, creo que está bastante lejos. El uso potencial a corto plazo mucho más prometedor aquí es con la preservación de órganos para trasplante”.

Los investigadores utilizaron hasta 100 cerdos como parte del estudio y los animales estaban bajo anestesia cuando se indujo el ataque al corazón.

La investigación también ayuda a los científicos a comprender mejor el proceso de la muerte, algo que está relativamente poco estudiado, dijo Sestan.

“A los pocos minutos de que el corazón deja de latir, hay toda una cascada de eventos bioquímicos desencadenados por la falta de flujo sanguíneo, que es la isquemia. Y eso conduce a que se detenga el oxígeno y los nutrientes que las células necesitan para sobrevivir. Y esto comienza a destruir las células”, agregó Sestan.

“Lo que mostramos (…) es que esta progresión hacia la falla permanente masiva de las células no ocurre tan rápido como para que no pueda evitarse o posiblemente corregirse”.