(CNN) – En los últimos años, compradores de todo el mundo han adquirido casas italianas en ruinas a precios mínimos, ya que numerosas ciudades y pueblos despoblados intentan revivir sus comunidades en declive ofreciendo gangas inmobiliarias.
Aunque la perspectiva de realizar importantes mejoras estructurales, junto con los trámites burocráticos que suele conllevar la compra de una casa en un país extranjero, puede desanimar a algunos, otros han aprovechado la oportunidad.
Por supuesto, cada comprador tendrá una visión diferente de su nuevo proyecto de renovación. Algunos optan por mantener las cosas lo más sencillas posible, centrándose en hacer que la casa sea habitable de nuevo, manteniendo los costos bajos.
Y también hay quienes deciden tirar la casa por la ventana.
Massoud Ahmadi y Shelley Spencer, los primeros en completar la renovación de una casa abandonada en la ciudad italiana de Sambuca di Sicilia, entran en esta última categoría.
Escondite italiano
La pareja, procedente del condado de Montgomery, en el estado norteamericano de Maryland, fue una de las que aprovechó y compró una vivienda histórica en Sambuca, situada en lo más profundo de Sicilia, después de que las autoridades locales sacaran a subasta 16 casas abandonadas con precios a partir de un simbólico euro, aproximadamente un dólar.
Ahmadi y Spencer ya estaban interesados en comprar una propiedad en Italia, y habían estado considerando buscar en la región siciliana cuando leyeron sobre el plan en CNN, allá por 2019.
“Fue amor a primera vista”, cuenta Spencer a CNN. “Sambuca es muy limpio, con bonitos pavimentos de piedra antigua que recuerdan a los de [el barrio de Washington, D.C.] Georgetown y las luces de la calle por la noche son muy románticas”.
Estaban encantados cuando se enteraron de que su oferta de 10.150 euros (unos US$ 10.372) por un palacio de 100 metros cuadrados había sido aceptada, y rápidamente se pusieron a trabajar para darle un espectacular cambio a la propiedad.
Dos años después, y mucho antes del plazo de tres años establecido por las autoridades locales, su refugio italiano está terminado.
Ahmadi y Spencer, que trabajan en proyectos de desarrollo global, gastaron unos US$ 250.000 en transformar la propiedad en ruinas en una lujosa casa, que, según dicen, parece “una casa renacentista”.
La pareja planea dividir su tiempo entre EE.UU. e Italia, pasando alrededor de la mitad del año en su casa de dos habitaciones, junto con su hija y sus nietos.
La casa renovada cuenta con hermosos baños de mármol, pero su característica más destacada es sin duda un elevador interior que la pareja utiliza para subir y bajar sus tres niveles.
¿Qué les hizo decidirse a instalar un elevador, con cámara de seguridad y teléfono, en la propiedad?
La adición del elevador
“Queremos envejecer aquí, hacer yoga cada día y tomar café en la terraza con vistas al lago neblinoso”, explica Spencer.
“Así que pensamos que sería estupendo sentirnos lo más cómodos posible obviando todos esos estrechos escalones, y no tener que subir y bajar cuatro escaleras varias veces al día”.
Aunque un cuarto de millón de dólares puede parecer una suma considerable para un proyecto de este tipo, creen que en realidad es menos que la cantidad que habrían desembolsado en algo similar en Estados Unidos.
Sin embargo, un elevador interior no es un elemento típico de las casas de esta pequeña ciudad, y su glamuroso diseño interior ha causado un gran revuelo entre los lugareños.
La pareja dice que han recibido visitas de varios residentes deseosos de ver de cerca la transformación de esta casa, antes en ruinas.
“Los lugareños nos reciben con pasteles y vienen a mi casa curiosos por ver lo que hemos hecho con la ruina”, dice Spencer, antes de revelar que recientemente les regalaron una “buena botella de vino” en el bar local.
Además del elevador, la casa cuenta con una zona de relajación, una suite para invitados, un dormitorio principal y una zona de estar con una moderna cocina abierta.
También hay varios balcones, así como una terraza panorámica con vistas a las colinas y al lago Arancio, situado cerca del fuerte árabe en ruinas Fortino di Mazzallakkar.
Ahmadi y Spencer dicen que ya les han devuelto el depósito de 5.000 euros (unos US$ 5.100) que entregaron inicialmente como parte del acuerdo de compra, que estipulaba que las obras de renovación debían estar terminadas en tres años.
Estilo de vida idílico
Actualmente, la pareja está disfrutando de un verano bastante idílico en Sambuca. Por las mañanas, bajan en el elevador a la planta baja para disfrutar de un capuchino matutino y un pastelito en el bar local. Luego salen a dar un paseo, antes de volver a la casa para un día de trabajo a distancia.
“Es una casa más inteligente que la que tenemos en Estados Unidos, con un sistema de alarma y cámaras de vigilancia”, añade Spencer, y explica que pueden gestionar las alarmas y los dispositivos de su propiedad estadounidense desde Sambuca.
Después de comprar su nueva casa, adquirieron por 5.000 euros una sección de 100 metros cuadrados sin utilizar de la casa de su vecino, que ya renovaron y conectaron a su propiedad.
“Nos encanta la tranquilidad de Sambuca”, dice Ahmadi. “Nuestra calle es muy silenciosa y disfrutamos de la filosofía de estilo de vida lento de la ciudad, simbolizada por una escultura de caracol en la plaza principal”.
Mientras que algunos viajeros optan por utilizar Sicilia como base para explorar más de Italia, así como el resto de Europa, la pareja se centra en explorar la región.
Ya visitaron la ciudad de Marsala, en la provincia de Trapani, y las salinas de Trapani, y les encanta dar largos paseos en auto por las estrechas carreteras rurales para visitar los mercados de alimentos locales y probar diferentes manjares, incluyendo los caracoles.
Nuevas aventuras
“En Estados Unidos, las autopistas están por todas partes. Pero aquí no hay prisa”, dice Massoud. “Viajar despacio nos permite deleitarnos con las magníficas vistas”.
“Para conducir solo nueve kilómetros, y atravesar las colinas, tardamos casi dos horas, pero eso es lo que hace que la aventura sea tan especial”.
Aunque pudieron completar la renovación en un espacio de tiempo relativamente corto, lo cual es particularmente impresionante teniendo en cuenta los diversos problemas que trajo la pandemia del covid-19, hubo algunos problemas menores en el camino.
Hacer pasar los muebles por las estrechas puertas y ventanas de su palacio de 300 años resultó ser uno de los mayores retos (el sofá subió en el elevador) y encontrar muebles adecuados también les tomó mucho tiempo.
“Como estadounidenses tenemos acceso a muchas tiendas en Estados Unidos, donde podemos comprar cosas de todo tipo de precios”, dice Spencer.
“Pero encontrar muebles finos de buena calidad aquí en Sicilia que realmente te gusten puede ser un problema. Hay que saber dónde está el lugar adecuado para encontrar piezas tradicionales de madera de primera calidad, antigüedades y tiendas de segunda mano. Además, algunas piezas están en catálogos pero no están disponibles”.
Aunque la estructura del edificio ha sido renovada, decidieron mantener las ventanas originales, junto con las paredes de piedra desgarrada de color dorado, los suelos de cerámica mayólica y los techos abovedados, para conservar algunos de los elementos históricos de la casa.
Massoud y Spencer también optaron por conservar algunos objetos dejados por los anteriores propietarios, que descubrieron durante su primera visita, entre ellos un calendario de 1967 que aún colgaba de las paredes.
Su casa es una de las varias del barrio de Sarraceno que fueron abandonadas tras el catastrófico terremoto que sacudió el Valle de Belice en 1968 y devastó la zona.
El ayuntamiento se vio desbordado por el interés de cientos de compradores extranjeros tras ofrecer 16 de las viviendas en 2019, y pasó a subastar 10 edificios más en 2021, esta vez por un precio simbólico de 2 euros cada uno.
Mientras que algunos de los que participaron en la segunda subasta acabaron comprando su casa sin verla debido a las restricciones relacionadas con el covid-19 que había en ese momento, Massoud pudo volar a Italia con su hermano en 2019 para ver la propiedad y comprobar la ciudad siciliana antes de su oferta.
“Acompañado por mi marido, envié a mi cuñado por delante en una misión de exploración para ver cómo era la ciudad”, dice Spencer.
“Es ingeniero y dijo que los cimientos del pueblo y las casas de Sambuca son muy sólidos, a pesar del terremoto”.
Transformación impactante
Massoud está muy agradecido de que tanto la venta como la renovación hayan ido tan bien, y explica que el ayuntamiento les ayudó con el papeleo y las cuestiones legales, ayudándoles a superar la barrera del idioma.
Aunque señala que tuvieron que solicitar un código fiscal italiano, o número de la seguridad social, y abrir una cuenta bancaria en el país antes de comprar la casa, lo que significó que el proceso no fue del todo “libre de dolor”, está contento con cómo salieron las cosas en general.
“En Estados Unidos, tengo que tratar yo mismo con los subcontratistas, pero en Sambuca fue mucho más fácil”, dice Massoud, que supervisó todo el trabajo, junto con el arquitecto.
“Tuve suerte de encontrar un buen arquitecto y contribuí a la obra eléctrica, diseñando la ubicación de las luminarias”.
La pareja quedó impresionada por la calidad del trabajo de los artesanos y constructores locales, que consideraron muy superior a todo lo que habían encontrado en Estados Unidos.
“Los artesanos italianos son increíbles”, dice Spencer. “Es increíble cómo han transformado este espacio en algo nuevo. Era un cascarón, ahora parece una casa renacentista”.
Sin embargo, la factura final les resultó algo impactante, ya que no se habían dado cuenta de que se añadiría un 10% de IVA a los costos de construcción.
Antes de embarcarse en la renovación de su casa en Italia, Massoud y Spencer fueron advertidos a menudo de los riesgos que conlleva la compra y la mejora de una gran casa en el extranjero.
Pero dicen que confiaban plenamente en el plan de viviendas de Sambuca, cuyo objetivo es apoyar el desarrollo económico local, y están encantados con el resultado final.
“Podría pellizcarme”, dice Spencer. “Hemos tenido mucha suerte. Podría estar contando un montón de pesadillas, pero no lo hago, porque todo salió bastante bien. Mucho mejor de lo que habría sido en una pequeña ciudad de Estados Unidos”.