(CNN) – Issey Miyake, el diseñador de moda japonés cuyos pliegues atemporales lo convirtieron en uno de los favoritos de la industria, murió a los 84 años de cáncer el 5 de agosto, según confirmó su oficina a CNN este martes.
Según su oficina, ya se celebró un servicio fúnebre con su familia y amigos cercanos, añadiendo que no se celebrará una ceremonia conmemorativa, de acuerdo con los deseos del diseñador.
Miyake saltó a la fama internacional en la década de 1980 con diseños vanguardistas que quienes podían permitirse sus lujosas piezas consideraron inmediatamente como objetos de coleccionista. En la actualidad, sus diseños se conservan en instituciones como el Victoria and Albert Museum de Londres, el Museo de Arte Moderno de Nueva York y el Museo de Arte de Filadelfia.
También encontró un cliente para toda la vida en Steve Jobs, que usó sus jerseys negros de cuello alto casi exclusivamente a partir de la década de 1980.
Miyake nació en la ciudad japonesa de Hiroshima en 1938. La bomba que cayó sobre la ciudad en 1945 le dejó una pronunciada cojera que le acompañaría hasta la edad adulta, y su madre murió tres años después por la exposición a la radiación.
Decidido a no ser etiquetado como el diseñador que escapó de la bomba atómica, no mencionó su traumática infancia hasta 2009, cuando escribió sobre la experiencia en un artículo de opinión en apoyo del desarme nuclear, publicado en The New York Times.
Miyake estudió diseño gráfico en la Universidad de Arte Tama de Tokio antes de trasladarse a París en 1965. Allí se matriculó en la renombrada escuela de sastrería y confección École de la Chambre Syndicale de la Couture Parisienne.
Durante su estancia en París, Miyake trabajó para Guy Laroche y Hubert de Givenchy, dos de los principales nombres de la alta costura, antes de trasladarse a Nueva York para ayudar a Geoffrey Beene.
En 1970, fundó su propio estudio de diseño en Tokio. Sus primeros trabajos mezclaban hábilmente Oriente y Occidente, utilizando técnicas de bordado japonés y diseños de tatuajes.
Fue en la década de 1980 cuando empezó a desarrollar un nuevo tejido que podía expandirse verticalmente con cientos de pequeños pliegues. Se inspiró en los vestidos de seda plisados de Delphos diseñados por Henriette Negrin y su marido Mariano Fortuny a principios del siglo XX.
Miyake llevó su idea un paso más allá, mezclando las técnicas tradicionales y las recién desarrolladas para crear prendas permanentemente plisadas que eran a la vez vanguardistas y cómodas, arquitectónicas y naturales.
Nunca dejó de innovar. En 2007, Miyake puso en marcha su Reality Lab para explorar materiales duraderos y medioambientalmente sostenibles.
Además de su ropa, Miyake también era conocido por su línea de fragancias. La primera, L’Eau d’Issey, se lanzó en 1992 y se convirtió en un éxito de ventas internacional.
Miyake recibió múltiples premios por su trabajo como diseñador de moda y como artista. En 2005, la Asociación Japonesa de las Artes le concedió el Praemium Imperiale por sus destacados logros. Un año más tarde se convirtió en el primer diseñador de moda en recibir el Premio Kyoto de Arte y Filosofía por los logros de su vida.
En 2016, el gobierno de Francia concedió a Miyake la prestigiosa Legión de Honor, y el Centro Nacional de Arte de Tokio organizó la exposición más completa de la carrera de Miyake.
Hasta el final, Miyake se mantuvo fiel al oficio de modisto que había aprendido de joven.
“La tecnología es valiosa en un mundo con recursos decrecientes en cuanto a la disminución de los residuos y la facilitación de la producción en masa”, dijo a CNN en 2016, “pero nunca podemos perder de vista el poder del toque de las manos humanas”.