(CNN) – Estados Unidos parece haber alcanzado un punto de estancamiento de covid-19, con más de 40.000 personas hospitalizadas y más de 400 muertes cada día de manera constante durante el último mes aproximadamente.
Las cifras muestran una mejora drástica en comparación al invierno cuando hubo cuatro veces más hospitalizaciones y casi seis veces más muertes, justo durante el punto máximo de la primera ola de ómicron. Sin embargo, los datos continúan obstinadamente altos.
Y hay grandes preguntas sobre lo que podría suceder ahora, pues la evolución del coronavirus se mantiene bastante imprecisa a dos años y medio de la pandemia.
“Nunca hemos descifrado esto realmente: por qué suben y bajan estas oleadas, cuánto tiempo se mantienen y a qué velocidad se reducen”, dijo el Dr. Eric Topol, cardiólogo y profesor de medicina molecular en el Scripps Research. “Todo esto sigue siendo un misterio”.
La subvariante BA.5 continúa siendo la dominante en EE.UU. por ahora, al causar la mayoría de los casos nuevo desde la última semana de junio.
Los datos de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés), publicados este martes, revelan que la subvariante de ómicron fue la causa del 87% de los casos nuevos en la primera semana de agosto. Lo que representa un aumento de algunos puntos porcentuales respecto a la semana anterior.
Ese ligero incremento en la prevalencia revela que no hay otras variantes que la superen… Y también prometedor para las tendencias futuras.
La BA.5 “ha sido formidable porque es muy transmisible y tiene mucha evasión inmunológica”, destacó Topol. Pero el estancamiento en el número de hospitalizaciones es “alentador” porque significa que la subvariante probablemente ha alcanzado a la mayoría de los huéspedes que puede encontrar.
“En este momento, la pregunta es qué vendrá cuando la BA.5. descienda. Podría llevar semanas”.
Los pronósticos en conjunto de los CDC anticipan una tendencia estable en las hospitalizaciones y las muertes durante las próximas semanas. Además, los expertos coinciden en que lo peor de la ola ya probablemente pasó.
Sin embargo, se mantiene en un nivel alto porque sigue encontrando personas cuya inmunidad por la vacunación o el contagio previo ha disminuido con el tiempo, algo que continuará ocurriendo, explicó William Hanage, epidemiólogo y profesor asociado de la Escuela de Salud Pública T.H. Chan de la Universidad de Harvard.
Y ahora que los niños regresan a las escuelas, hay cambio de estaciones y otras variantes en el horizonte, no está claro cuándo bajará el nivel de contagios. Ni tampoco en qué medida.
“Yo esperaría que las cosas bajen al menos durante el próximo mes o algo así”, indicó Trevor Bedford, epidemiólogo y científico genómico de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Washington.
“Pero, por supuesto, hay otras cosas tras bastidores. Si no es por las variantes, será por la estacionalidad”, dijo. Y añadió que es probable que las tasas de casos aumenten a medida que más personas permanecen en espacios cerrados debido a un tiempo más frío.
Ahora bien, incluso si las tendencias no mejoran según lo esperado, resulta poco probable que las posibles olas futuras sean tan devastadoras como las de delta o las de la variante original de ómicron.
Alpha, delta y ómicron “son primos, no hijos”, indicó Hanage. Cada una de ellas tuvo un impacto significativo en la población porque eran muy diferentes entre sí.
Pero el cambio que se ha producido este año ––de BA.2 a BA.2.12.1 a BA.5–– ha “sido todo dentro de ómicron”. Y, en ese sentido, las subvariantes son mucho más similares entre sí. Si la próxima variante resulta tan diferente como lo fue delta de ómicron, sería “todo un cambio” respecto a lo que ha estado ocurriendo recientemente, dijo.
Eso no es imposible. Y se se sigue con mucha atención a las últimas subvariantes que han aparecido.
En la última semana, la BA.4.6 pasó de representar alrededor del 4% de los casos en EE.UU. a algo menos del 5%, según datos de los CDC.
Sus mutaciones no son “especialmente preocupantes” con respecto a la evasión inmunitaria, dijo Topol. Pero aún no lo sabemos del todo. Incluso un pequeño aumento de la prevalencia es un crecimiento, y “si sigue creciendo, significa que tiene una ventaja. Cuanto más aumente, más tendremos que preocuparnos por ella”.
Otra variante de ómicron, la BA.2.75, no ha llegado al rastreador de variantes de los CDC. Representa menos del 1% de los casos en Estados Unidos, según la empresa de secuenciación genética Helix.
Pero las personas la observan “con cierto temor” porque tiene más cambios en el gen de la espícula que podrían producir una evasión inmunológica o transmisibilidad más importante, dijo Hanage.
Aún así, se desconocen muchas cosas. Las combinaciones de cambios de este tipo a veces han dado lugar a la siguiente variante de interés, y otras veces no han llegado a ninguna parte, dijo.
De cara al futuro, Hanage afirma que “es probable que demos un paso adelante, dos pasos atrás” en lo que respecta a los avances en la pandemia de covid-19.
Y si las muertes se mantienen por encima de las 400 al día durante un año completo, eso es más del doble de lo que ocurrió en las peores temporadas de gripe recientes, destacó.
“Así que esas son las cifras que tenemos en este momento, en un punto en el que las cosas están, relativamente, bien”, dijo. “Esto es algo que creo que mucha gente no comprende”.