(CNN Español) – El dólar, que hoy es tan símbolo de Estados Unidos como la Estatua de la Libertad, tiene una historia que se remonta a antes de su independencia y que está vinculada a un territorio difícil de imaginar: el imperio español.
Su historia en suelo norteamericano, no obstante, comenzó a gestarse cuando Estados Unidos aún no existía como tal.
La huella del imperio español en el dólar
En la época de la colonia convivieron monedas y papeles moneda creados en el territorio y provenientes del extranjero.
En una fecha tan temprana como 1690 nació el primer papel moneda local, las “notas coloniales” que emitió la colonia de la bahía de Massachusetts para financiar expediciones militares, según la información del Programa de Educación Monetaria de la Junta de la Reserva Federal.
Con el paso de los años hubo otras opciones. En 1775, por ejemplo, con el telón de fondo de una guerra por la independencia que en ese momento ya era inevitable, el Congreso Continental autorizó la emisión de una “moneda continental” para financiar el conflicto. La moneda perdió rápidamente su valor por la falta de un respaldo sólido y las falsificaciones. Y de ahí viene la frase “not worth a Continental”, es decir algo que “no vale ni un continental”.
Además, diversas monedas extranjeras circulaban en el territorio: táleros alemanes, libras británicas y el “real de a ocho” o “peso fuerte” del imperio español que inglés se conocía como “spanish milled dollar”, reseña la Casa de la Moneda.
Esta última se convirtió en la favorita por “la consistencia del contenido de plata a lo largo de los años”, explica la institución. “Para obtener el cambio de un dólar, la gente a veces cortaba la moneda en mitades, cuartos, octavos y dieciseisavos para ajustarse a las denominaciones fraccionarias que escaseaban”, cuenta.
El sistema decimal como símbolo de una nueva identidad
Además de 1876, un mojón en la historia del dólar es 1792, cuando el Congreso aprobó la ley de Acuñación en el que determinó la creación de una casa de la moneda en Filadelfia, que entonces era la capital (un dato curioso que destaca la Casa de la Moneda de su historia: en 1795 se convirtió en una de las primeras agencias federales en contratar mujeres, que por esa época aún no tenían derecho al voto).
Esa ley ajustó el dólar estadounidense al español que era la referencia conocida y estableció el sistema decimal. Además se determinó el metal y valor de las primeras monedas que produciría. En cobre las de medio centavo y un centavo; en plata los diez centavos, el cuarto de dólar, el medio dólar y el dólar; y el oro los 2,5, cinco y 10 dólares.
Este sistema decimal fue completamente diferente al que tenías las monedas extranjeras que circulaban.
“Terminaron adoptando un sistema que era completamente nuevo (…) que era un sistema de base 10. Creo que los padres fundadores pensaron que si realmente íbamos a ser una entidad independiente y ser tomados en serio, necesitábamos nuestra propia identidad. Y por eso eligieron el sistema que no se parecía a nada de la época”, explicó al respecto el profesor de Economía de la Universidad de Delaware Vincent Marra.
El signo del dólar ya se había consolidado previamente, en 1785, como resultado de una modificación del símbolo del peso.
¿Y el verde de los billetes?
El verde de los billetes es resultado de otra historia cuya fecha fundamental es 1861, según la Junta de la Reserva Federal.
Ese año, el Congreso autorizó al Departamento del Tesoro a emitir “notas de demanda” sin intereses a las que se llamo “greenbacks”, billetes verdes, porque tenían tinta verde en el reverso. ¿Te suena más familiar la imagen?
Los primeros billetes de US$ 10 tienen el retrato del presidente Abraham Lincoln. El Tesoro emitió estos billetes, canjeables en oro o plata “bajo demanda” en siete bancos específicos de todo el país, en 1861 y 1862. El Congreso autorizó luego una nueva clase de moneda conocida como “United States notes” o “Legal Tender notes”. También era verde.
En 1862, las “notas de demanda” incorporaron un grabado de líneas finas, patrones geométricos, un sello del Departamento del Tesoro y firmas grabadas para ayudar a disuadir la falsificación. Según la Reserva Federal, esta es la fundación del “modelo moderno”.
El origen de la palabra, aún más lejano
La palabra “dollar” proviene de la alemana “thaler” (tálero en español), que es una versión acortada de “joachimthalers”, según la explicación del Museo del Centro Checo de Houston.
“El thaler se refería originalmente a las monedas de plata acuñadas en las minas de plata de una ciudad llamada Joachimsthal en Bohemia, ahora Jachymov en República Checa. El thaler original llevaba un león del escudo del reino de Bohemia en una de sus caras”, explica el museo. En Joachimsthal se fabricaban táleros desde el siglo XVI.