(CNN) – El padre de una mujer keniana que se ahogó en una piscina en Canadá mientras transmitía en vivo por Facebook habló sobre la pérdida que sufrió su familia.
Hellen Wendy Nyabuto podía verse en un video luchando por mantenerse a flote tras sumergirse en la parte más profunda de la piscina la semana pasada.
La trabajadora sanitaria de 23 años, que vivía en Toronto, había respondido antes a los comentarios de los espectadores antes de reanudar su nado.
Su cuerpo fue visto horas después en el fondo de la piscina. Según su hermano, se ahogó en Collingwood, Ontario, la ciudad donde trabajaba.
Su padre, Nyabuto John Kiyondi, de 56 años, declaró a CNN desde su casa en Kenya: “Vi el video. Lloré. Es terrible”.
“Ella se comunicó conmigo dos días antes de perder la vida. Sonaba muy bien y yo estaba muy contento. Me prometió un teléfono. No sentí nada anormal”, dijo.
Nyabuto vivía con su hermano menor, Enock, en un departamento de Toronto y trabajaba medio tiempo como trabajadora sanitaria mientras estudiaba enfermería, dijo su familia.
“Lleva unos tres años en Canadá”, dijo Enock, uno de sus cinco hermanos. “Todas las responsabilidades financieras (de su familia en Kenya) recaían sobre ella”, añadió.
De vuelta al punto de partida
El padre de Wendy, un pequeño agricultor de Kisii, al suroeste de Kenya, dijo que está “de vuelta al punto de partida” ahora que su hija se ha ido.
“Ella me ayudaba económicamente a educar a sus hermanos, sobre todo en lo que respecta a las cuotas escolares y otros gastos. Ahora estoy atascado y vuelvo al punto de partida. Me pregunto cómo van a seguir estudiando sus hermanos pequeños”, dijo Kiyondi a CNN.
Lo único que quiere ahora es que el cuerpo de su hija regrese a Kenya.
“Según nuestra tradición, se supone que uno debe ser enterrado donde nació. No me sentiré cómodo, psicológicamente, si mi hija es enterrada lejos de Kenya”, dijo.
Repatriar el cuerpo de Wendy supondrá un alto costo para los escasos recursos de su familia y Enock dijo que han iniciado una campaña de GoFundMe para recaudar 50.000 dólares canadienses (unos US$ 38.000) para ayudar a afrontar los gastos de su entierro.
“La familia está pasando por un momento difícil ahora. Todo lo que queremos es que su cuerpo sea transportado a casa para su entierro”, dijo.