Barcelona (Reuters) – Las autoridades penitenciarias españolas practicaron el martes la eutanasia a un hombre que disparó e hirió a cuatro personas en diciembre y que posteriormente resultó herido en un tiroteo con la policía. El hombre quedó paralizado y rogó que se le permitiera morir mientras esperaba el juicio.
Los tribunales le permitieron la muerte asistida tras rechazar varios recursos de sus víctimas, que argumentaban que debía enfrentarse a la justicia. El caso llegó incluso al Tribunal Constitucional, que se negó a deliberar sobre él, alegando que no se habían violado derechos fundamentales.
El exguardia de seguridad Eugen Sabau, de 46 años, disparó a tres de sus compañeros, entre ellos una mujer, en la empresa de servicios de seguridad en la que trabajaba en la ciudad de Tarragona, al noreste del país, y luego hirió a un agente de policía mientras se daba a la fuga.
Sabau murió a las 18:30 hora local del martes, según una fuente del gobierno regional catalán.
Las autoridades penitenciarias no estaban disponibles para hacer comentarios y el abogado de Sabau no hizo ningún comentario.
España legalizó la eutanasia hace poco más de un año. Antes, ayudar a alguien a acabar con su vida conllevaba una pena de cárcel de hasta 10 años.
Después de que Sabau se atrincherara en una casa con un arsenal de armas, una unidad táctica de la policía irrumpió en el lugar, disparándole varias veces.
El “Pistolero de Tarragona”, como se refirieron a él los medios de comunicación españoles, quedó con tetraplejia y se le amputó una pierna. Sus heridas le causaban un dolor crónico que no podía ser tratado con analgésicos debido a su frágil estado, algo que, según él, hacía insoportable su existencia.
Un tribunal de Tarragona dictaminó que era un derecho fundamental de Sabau solicitar la eutanasia teniendo en cuenta estas circunstancias.