(CNN) – Al igual que las personas, los perros pueden sufrir demencia a medida que envejecen. Y puede que, un día, el perro veloz que solía salir disparado al jardín deambule con dificultad para llegar a la puerta.
Es una realidad desafortunada a la que muchos propietarios de perros podrían tener que enfrentarse, especialmente si la raza de su perro vive 10 años o más. Un nuevo estudio que forma parte del Proyecto sobre Envejecimiento del Perro descubrió que el riesgo de desarrollar problemas cognitivos aumenta un 52% cada año después de cumplir los 10 años.
Pero no hay razón para desesperarte si tu mejor amigo peludo muestra signos de deterioro cognitivo canino, o CCD según sus siglas en inglés, dijo la Dra. Dana Varble, veterinaria jefa de la Comunidad Veterinaria de América del Norte.
“Con demasiada frecuencia, los propietarios de mascotas piensan que sus perros simplemente están ‘bajando la velocidad’ y no se dan cuenta de que hay cosas que pueden hacer para aliviar, ralentizar o incluso evitar el deterioro cognitivo a medida que los perros envejecen”, dijo Varble.
“Los estudios demuestran que la actividad mental y el ejercicio son importantes para el bienestar mental de un perro, al igual que en los humanos. Estimular el cerebro es importante y esto puede hacerse fácilmente, por ejemplo con platos interactivos de comida”, afirma.
Los rompecabezas de comida o los platos interactivos son juguetes en los que los dueños esconden alimentos y el perro debe manipularlos y sacudirlos para sacar el alimento. Los expertos afirman que este tipo de actividades ayudan a mantener ocupados los cerebros de perros y gatos.
Además, “se ha demostrado que los suplementos nutricionales mejoran los signos y ralentizan el deterioro de la CCD. También hay alimentos especiales para perros que envejecen”, afirma Varble.
La edad y los niveles de actividad son claves
Para el nuevo estudio, publicado este jueves en la revista Scientific Reports, los investigadores pidieron a más de 15.000 propietarios de perros que completaran dos encuestas entre diciembre de 2019 y 2020 sobre la salud y el estado cognitivo de sus perros. Luego, los científicos agruparon a los perros por edad y analizaron los resultados.
Basándose solo en la edad, las probabilidades de que un perro desarrolle CCD aumentaban en un 68% por cada año después de una década de vida. Pero cuando se tuvieron en cuenta otros factores, como la raza del perro, los problemas de salud existentes, la esterilización y la actividad física, el riesgo se redujo al 52% por cada año adicional de vida.
Los perros inactivos de una misma raza, con un mismo estado de salud, edad y estado de esterilización tenían casi siete veces más probabilidades de padecer demencia canina que los perros activos con los que se le comparaba. Según los autores del estudio, no está claro si es la inactividad la que provoca la demencia o viceversa.
Además, los perros con antecedentes de trastornos neurológicos, oculares o auditivos tenían un mayor riesgo de deterioro cognitivo, según el estudio.
También hubo buenas noticias: el estudio no encontró casi ningún deterioro cognitivo en los perros menores de 10 años.
A qué debes prestar atención
Los veterinarios llevan años estudiando los signos y síntomas de la demencia canina, tratando de comprender mejor y ayudar a las mascotas a su cargo. Esto es a lo que hay que prestar atención, según los expertos:
Desorientación: los perros con problemas cognitivos pueden empezar a tener problemas para moverse por la casa o pueden empezar a deambular como si estuvieran perdidos. Pueden quedarse atascados detrás de los muebles y no saber cómo salir o pueden quedarse mirando sin propósito el suelo, las paredes o el espacio. Incluso pueden no reconocer a los miembros de la familia.
Cambios en los ciclos de sueño: la demencia puede hacer que los perros confundan el día y la noche, y su mascota podría despertarse durante la noche y empezar a pasearse por la casa, ladrar o gemir. El insomnio nocturno puede llevar a un exceso de sueño durante el día.
Adiestramiento en casa: algunos perros olvidan los años de adiestramiento doméstico y empiezan a hacer sus necesidades dentro de casa, lo que puede provocarles ansiedad. Pueden olvidarse de alertar cuando necesitan salir, o incluso olvidarse de hacer sus necesidades mientras están fuera y ensuciar la casa al volver.
Cambios en el comportamiento social: las interacciones contigo o con otras personas que forman parte de su vida pueden cambiar. Un perro puede volverse más apegado, temeroso o necesitado. O puede volverse antisocial, evitando las interacciones y pasando tiempo a solas.
Cambios en la actividad física: un perro con deterioro cognitivo puede perder el interés por sus juguetes favoritos, por otros perros y por las personas, o empezar a pasearse sin rumbo y sin poder calmarse.
Lleva a tu perro al veterinario si observas alguno de estos signos, y cuanto antes mejor, sugirió Varble. “La intervención temprana puede prolongar y mejorar la calidad de vida de nuestras mascotas”, afirma.
En primer lugar, el veterinario comprobará si el perro tiene otras causas de los síntomas, eliminando posibilidades como la diabetes, la pérdida de visión y audición, los problemas renales o urinarios, la artritis, la hipertensión y la enfermedad de Cushing, causada por un exceso de cortisol, la hormona del estrés.
Si tú y tu veterinario detectan los signos de demencia en una fase temprana, el médico puede sugerir un fármaco para alterar el comportamiento de los perros aprobado por la Administración de Alimentos y Medicamentos de EE.UU., que actúa sobre el neurotransmisor dopamina para ayudar en la lucha contra el deterioro.
El veterinario también puede plantear una una dieta saludable para el cerebro de tu perro y fomentar la actividad física, la socialización y la estimulación del cerebro mediante el uso de rompecabezas de comida, la enseñanza de nuevos trucos y la fomentación de los resoplidos y el olfateo durante los paseos.