(CNN Español) – La madre Teresa de Calcuta es una santa. Santa por dos milagros que, según la Iglesia católica, concedió, pero además, dicen, por un estilo de vida abnegado en el que se dedicó a trabajar por los más pobres entre los pobres, tras un llamado de Dios que le indicó que debía ayudarlos y además, vivir entre ellos.
Agnes Gonxha Bojaxhiu era el nombre real de la Madre Teresa de Calcuta. Nació el 26 de agosto de 1910 en Uskup, en lo que para ese entonces era el Imperio Otomano, pero que ahora se llama Skopje, en Macedonia del Norte, en los Balcanes. Gonxha, desde muy joven, cuando tenía 12 años, sintió ese llamado de Dios y supo que quería ser misionera “para difundir el amor de Cristo”, asegura la Agencia Católica de Información, ACI Prensa.
A los 18 años ingresó a un convento irlandés, donde recibió el nombre de Hermana María Teresa, en honor a Santa Teresa de Lisieux, una monja carmelita, considerada por el papa Pio X “la santa más grande de los tiempos modernos”. Meses después, partió hacia la India y aterrizó en Kolkata, la ciudad entonces conocida como Calcuta, en enero de 1929. Enseñó en la escuela para niñas St. Mary’s School.
“El sufrimiento y la pobreza que vislumbró fuera de los muros del convento le causaron una impresión muy profunda”, dice su perfil en la página web de los Premios Nobel, un reconocimiento que ganaría años más tarde. Y con esa imagen de pobreza que le quedó arraigada, en 1948 recibió el permiso de sus superiores para dejar de dictar clases y dedicarse a trabajar “entre los más pobres de los pobres en los barrios marginales de Calcuta”.
En 1948, se puso su icónico sari blanco con adornos azules por primera vez y salió de su convento para comenzar su vida cuidando a los pobres. Lavó a los heridos, atendió a los enfermos y moribundos, y algunos de sus antiguos alumnos se le unieron con el tiempo, difundiendo su trabajo por toda la India.
Su trabajo lo inició sin fondos. “Dependía de la Divina providencia”, dice su perfil, así que empezó con una escuela al aire libre en un barrio margina enseñando a niños pobres.
Su trabajo con los más necesitados
Para 1950 ya tenía el permiso del Vaticano para abrir su propia congregación, a la que llamó las Misioneras de la Caridad, cuyo trabajo se centra en “amar y cuidar a aquellas personas que nadie estaba preparado para cuidar”.
En 1965, esta congregación se volvió una Familia Religiosa Internacional por decreto del papa Pablo VI.
La madre Teresa se centró en ayudar a los más pobres. Dejó una vida acomodada en Albania, y se entregó en cuerpo y alma no solo a ellos, sino a segur el legado de Jesús. (En alguna ocasión dijo que al convertirse en misionera se volvió la “esposa de Jesús” para “toda la eternidad”).
Su trabajo lo hacía sin barreras: trataba por ejemplo úlceras de leprosos, o enfermos a los que otros temían siquiera acercarse.
También a través de su trabajo como misionera ayudó a víctimas de catástrofes naturales como inundaciones, epidemias y hambrunas, y para refugiados, en varios países de Asia, África y América Latina. Una de sus órdenes llegó primero a Venezuela, donde la Madre Teresa es muy querida.
En lugares como América del Norte, Europa y Australia atienden a recluidos, alcohólicos, personas sin hogar y enfermos de SIDA.
Críticas
Sus visiones dogmáticas sobre el aborto, la anticoncepción y el divorcio fueron muy bien recibidas en el Vaticano, pero también han fueron blanco de críticas en círculos más progresistas.
Al momento de recibir el Premio Nobel de Paz en 1979 por “su trabajo ayudando a la humanidad que sufre”, Gonxha habló del “mal terrible” que es el aborto.
“Estas son cosas que rompen la paz, pero siento que el mayor destructor de la paz hoy es el aborto, porque es una guerra directa, un asesinato directo, un asesinato directo por parte de la madre misma”, dijo en Oslo, hablando del abandono de miles de niños por parte de sus padres.
Entre tanto, algunos críticos acusan a la Madre Teresa de tratar de convertir al cristianismo a aquellos a los que atendió, algo que las Misioneras de la Caridad rechazan firmemente, diciendo que atendió a todas las personas con el mismo espíritu.
Además, hay quienes critican el bajo nivel de higiene y cuidado médico de las instalaciones donde atendió a los enfermos. Hemley Gonzalez, un voluntario que fue a la India a trabajar en uno de los refugios de las Misioneras de la Caridad afirma que vio monjas reutilizando agujas de forma rutinaria después de lavarlas con agua del grifo, y que la ropa sucia, a veces con orina y heces, y los utensilios de cocina se lavaban a mano en la misma habitación.
Los pacientes con enfermedades respiratorias tenían que bañarse en agua helada porque había un solo calentador de agua, apenas suficiente para un baño, dice. Y afirma que no había un solo médico o enfermera con formación médica en el hospicio.
Pero Chhanda Chakraborti, que para 2016 forma parte de un grupo de voluntarios locales de Calcuta, asociado con las Misioneras de la Caridad y que trabajó en Nirmal Hriday mucho antes de que Gonzalez llegara, sus acusaciones son “basura”.
“Todas estas afirmaciones son basura. Estos críticos están mintiendo”, dice. “Las personas que llegan vienen en un estado moribundo. La mayoría de ellos recupera sus vidas. ¿Cómo pueden dar vida a un moribundo si no cuidan su salud?”.
Lo que hacen en los hogares a cargo de las Misioneras de la Caridad, dice Sunita Kumar, portavoz del grupo y amiga cercana de la Madre Teresa, es proporcionar cuidados básicos a los más pobres entre los pobres.
“Ella (la Madre Teresa) no quería un hospital de cinco estrellas ni nada de eso”, dice.
Sin embargo, los críticos creen que no es una excusa aceptable. Dado que el grupo recibe millones de dólares en donaciones de todo el mundo, piensan que el dinero debe utilizarse para construir hospitales, escuelas y mejorar sus instalaciones.
La madre Teresa de Kolkata, a quien el Vaticano le reconoció dos milagros después de su muerte, falleció en Calcuta, India, el 5 de septiembre de 1997.
Su primer milagro fue decretado por el papa Juan Pablo II, quien la declaró beata en 2003. El papa Francisco, reconoció el segundo milagro y la proclamó santa en 2016.