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EE.UU. y Taiwán inician negociaciones de comercio e inversión
01:12 - Fuente: CNN

(CNN) – Con el sol brillando, las bebidas en la mesa y la música en el aire, parece que los jóvenes del video, que se ha hecho viral en las redes sociales chinas, eligieron un gran día para hacer un picnic.

Vestidos informalmente con pantalones vaqueros y camisetas, pantalones cortos y sandalias, y charlando jovialmente en mandarín mientras se encorvan sobre un mando y una pantalla, es difícil creer que puedan estar tramando algo turbio… hasta que uno de ellos grita emocionado: “¡Tengo un tanque!”.

Pero estos hombres no están jugando a un juego de computadora. Están volando con drones sobre una instalación militar en una isla cercana controlada por Taiwán.

El video de 15 segundos es uno de los varios que han aparecido recientemente en la red social china Weibo y que muestran lo que parecen ser drones de uso civil que están patrullando a los militares de Taiwán. El ejército de la isla confirmó más tarde que estas misteriosas amenazas son realmente drones civiles procedentes de China continental.

Los videos muestran imágenes detalladas, a vista de dron, de instalaciones y personal militar en las islas periféricas de Taiwán, Kinmen. Acompañados de bandas sonoras que van desde baladas hasta música de baile y muchos emojis, los clips parecen diseñados para destacar la falta de preparación de las tropas de Taiwán.

Un video capta el momento en que cuatro soldados de Taiwán se dan cuenta de que están siendo observados por un dron que sobrevuela su puesto de guardia. Sorprendidos, responden lanzando piedras al dron intruso, que se acerca tanto que se pueden distinguir los rostros de los soldados.

Las imágenes de estos extraños encuentros se han hecho virales en las redes sociales chinas y atraen cientos de comentarios que se burlan de los militares taiwaneses. Los clips parecen exponer una vulnerabilidad asombrosa: la capacidad de los drones chinos para fotografiar lugares militares restringidos en Taiwán en cualquier momento.

Soldados taiwaneses pueden verse claramente en las imágenes del dron.

La guerra de la “zona gris”

Analistas afirman que las imágenes que se difunden por internet -que muestran con todo detalle los emplazamientos y el personal militar para que todo el mundo las vea- son, en el mejor de los casos, embarazosas para Taiwán y, en el peor, francamente peligrosas.

Las incursiones de los drones se producen en medio de un aumento de las tensiones tras una visita de la presidenta de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, Nancy Pelosi, a Taiwán, una democracia autónoma de casi 24 millones de personas, en agosto.

Ese viaje enfureció al Partido Comunista gobernante de China –que considera a Taiwán como parte de su territorio, a pesar de no haberla gobernado nunca– y respondió lanzando ejercicios militares sin precedentes alrededor de la isla, enviando aviones de guerra a través del estrecho de Taiwán y disparando misiles sobre la isla principal.

La presidenta de Taiwán, Tsai Ing-wen, ha afirmado que las incursiones con drones son el más reciente incremento de esta presión; un nuevo frente en las tácticas de guerra de la “zona gris” de China para intimidar a la isla. El 1 de septiembre, tras advertir que ejercería su derecho a la autodefensa, Taiwán derribó por primera vez un dron.

Pero, por muy provocativas que sean las imágenes, es difícil saber con exactitud quién está detrás de las incursiones con drones.

Beijing ha desestimado las incursiones de drones como “nada del otro mundo”. Preguntado por los drones de uso civil que vuelan en la zona de Kinmen, un portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de China respondió recientemente: “Drones chinos volando sobre el territorio de China… ¿de qué hay que sorprenderse?”.

Para alimentar las sospechas, China no ha eliminado los videos de su internet, que por otra parte está muy censurada, ni ha impedido que los drones viajen por su propio espacio aéreo, muy controlado.

Beijing tampoco parece estar interesado en tratar de castigar a los responsables de las imágenes; el vuelo de drones sobre instalaciones militares nacionales se castiga con penas de prisión.

Las imágenes de un dron muestran un emplazamiento militar taiwanés en las islas Kinmen.

“Acoso negable”

Isabel Hilton, periodista internacional y observadora de China desde hace mucho tiempo, dijo que era imposible saber quién pilotaba los drones, y eso era precisamente lo que los hacía tan adecuados para el “acoso negable”.

Los aparatos parecen ser modelos civiles, pero podrían “ser manejados por cualquiera, incluso por los militares”, dijo Hilton, fundadora de China Dialogue, sugiriendo que “agencias gubernamentales bajo la apariencia de un movimiento popular” podrían estar detrás de los controles.

Hilton estableció un paralelismo con los acontecimientos en el mar de China Meridional, donde China ha sido acusada de utilizar una milicia marítima para hacer valer sus reivindicaciones territoriales pululando por las zonas en disputa con cientos de barcos de pesca aparentemente civiles.

Los expertos occidentales afirman que la milicia -a veces apodada los “Pequeños Hombres Azules” de China- está financiada y controlada por el Ejército Popular de Liberación. China no reconoce su existencia y, cuando se le pregunta, se refiere a ellos como una “supuesta milicia marítima”.

En ambos ámbitos, el resultado ideal para China es obtener una ventaja “sin que parezca que los militares están involucrados”, dijo Hilton.

“Tanto si se utilizan barcos de pesca como drones civiles, no parece que se trate de una política oficial. No parece un acoso militar directo como lo es la incursión de un avión de guerra. Así que es una provocación negable”.

Hilton indicó que los drones no solo sirven para el reconocimiento –“vuelan muy bajo sobre instalaciones militares o toman fotografías muy claras de soldados identificables individualmente”–, sino que también podrían tener un impacto psicológico en los soldados, que “encuentran sus caras muy claramente puestas en los medios sociales chinos, donde son susceptibles de ser insultados y donde la gente puede pedir que los maten”. Los medios de comunicación taiwaneses han informado que esta exposición podría dañar la moral de los soldados de la isla.

“Todo esto es muy desmoralizador para los taiwaneses, y se mantiene a un nivel que está diseñado para no dejar que Taiwán se relaje, para no dejar que Taiwán olvide la amenaza”, dijo Hilton.

“(Está) diseñado para recordar a Taiwán que no puede escapar de la presión china, y que al final China tomará el control. Ese es el propósito”.

Un comandante taiwanés señala un mapa que muestra las recientes incursiones de drones.

Troles con drones

Pero no todo el mundo sospecha de la mano invisible de los militares chinos.

Paul Huang, investigador de la Fundación de Opinión Pública de Taiwán, un centro de estudios no gubernamental sin ánimo de lucro, cree que los drones son operados por civiles particulares que “quizá por curiosidad, quizá por nacionalismo” quieren provocar a Taiwán.

“Volar tan cerca de un puesto de guardia militar taiwanés y llamar su atención… Esa no es realmente la forma en que un ejército desplegaría o utilizaría sus drones. Y, francamente, no veo ninguna buena razón para que el (Ejército Popular de Liberación) intente algo así”, dijo Huang.

Sin embargo, Hilton y él están de acuerdo en que Beijing podría detener las incursiones con drones si quisiera, pero no lo hace porque ve una ventaja en dejar que continúen.

“Beijing (ve las incursiones) como un intento de su propia población de molestar a Taiwán, de provocar a Taiwán, de burlarse de la incompetencia de Taiwán. Lo tratan como una victoria propagandística”, comentó Huang.

Hilton, de China Dialogue, dijo que Beijing “definitivamente juega un doble juego aquí”.

“Beijing, como sabemos, controla su propio internet doméstico, controla el espacio aéreo doméstico. Si esto ocurre, es porque el gobierno desea que ocurra”.

Soldados taiwaneses disparan bengalas para advertir a los drones que vuelan cerca de las islas periféricas de Taiwán.

Amenaza cambiante

Taiwán se enfrenta a la amenaza de invasión desde el final de la Guerra Civil china en 1949, cuando los nacionalistas derrotados de Chiang Kai-shek huyeron allí para establecer un nuevo gobierno, tras ser expulsados de la China continental por el Partido Comunista de Mao Zedong.

Más de 70 años después, el Partido Comunista sigue considerando a Taiwán como algo parecido a una provincia escindida que debe ser “reunificada” con el continente a toda costa, y ha dejado claro que está dispuesto a utilizar la fuerza, si es necesario, para cumplir ese objetivo.

Si China invadiera, las islas Kinmen -la mayoría de las cuales están controladas por Taiwán desde el final de la guerra- serían un primer objetivo tentador. Situadas a pocas millas de la ciudad china de Xiamen -y a cientos de millas de la capital de Taiwán, Taipei- son muy vulnerables.

Picos antidesembarco colocados a lo largo de la costa de las islas Kinmen de Taiwán, situadas justo al lado de la costa china.

Por esta razón, durante las últimas siete décadas las playas de Kinmen se han revestido con innumerables picos de hierro diseñados para hacer que cualquier asalto por vía marítima sea lo más costoso posible para una fuerza invasora.

Para Taiwán, el problema es que la naturaleza de esa fuerza invasora está cambiando.

La proximidad de las islas Kinmen al territorio continental las sitúa dentro del radio de acción de los drones disponibles en el mercado, que son baratos y abundantes en China, donde se encuentra el segundo mercado más grande del mundo para estos aparatos y no faltan operadores potenciales entre sus 1.400 millones de habitantes.

Y aunque los picos de hierro pueden ser útiles en una invasión en la playa, no servirán de mucho contra un operador de drones que patrulle a los militares de Taiwán desde la seguridad de un parque de Xiamen.

Contraatacando

Sin embargo, Huang asegura que Beijing puede llegar a lamentar no haber frenado a los troles, sean quienes sean.

Dijo que Taiwán podría pedir a DJI, el fabricante con sede en China cuyo logotipo aparecía en algunos de los videos de los troles, que haga de las islas Kinmen una zona restringida en su base de datos, una medida que impediría a los operadores poder volar los drones allí.

Si DJI se negara a cumplir la orden, Taiwán podría excluirla de su mercado, lo que supondría un nuevo golpe para una empresa que ya ha sido incluida en una lista negra de inversiones de Estados Unidos por sus presuntos vínculos con el Estado chino. DJI, el principal fabricante de drones del mundo, declinó hacer comentarios a CNN para este artículo.

Y la “victoria propagandística” de Beijing puede tener otras consecuencias no deseadas.

Poco después de la serie de incursiones de drones, el Ministerio de Defensa Nacional de Taiwán anunció que la isla desplegaría un nuevo sistema antidrones en las bases militares a partir del próximo año. También anunció planes para aumentar su presupuesto general de defensa hasta un récord de US$ 19.400 millones, un aumento del 13,9% con respecto a 2022.

“(China) no ve realmente un problema hasta ahora, lo que creo que deberían, porque esto podría llevar a una escalada que no querían. Si quieren tener el control, será mejor que controlen primero a estos operadores de drones civiles”, afirmó Huang.

Taiwán muestra un arma antidrones en esta foto publicada por su Ministerio de Defensa.

Taiwán, por su parte, parece haberse dado cuenta de que ignorar a los drones y a sus misteriosos operadores no es una opción. Pocos días después de derribar su primer dron, publicó una serie de fotos en los medios de comunicación mostrando sus nuevas y brillantes armas antidrones. Parecía estar enviando su propio mensaje propagandístico: la próxima vez que los drones vengan a visitarle, estará preparado.