(CNN) – Mientras las familias en Indonesia entierran a sus muertos, se plantean preguntas sobre cómo un partido de fútbol al que solo asistieron aficionados del equipo local se convirtió en un caos que causó una de las peores tragedias en la historia de este deporte.
El sábado, al menos 125 personas murieron y más de 300 resultaron heridas en el estadio Kanjuruhan de Malang, en Java Oriental, después de que hinchas furiosos del Arema Football Club saltaran al campo tras la derrota de su equipo 3-2 ante su rival, el Persebaya Surabaya.
Entre los muertos había 32 menores, entre ellos uno de tan solo 3 años, según informó un funcionario del Ministerio de Empoderamiento de la Mujer y Protección de la Infancia. Ocho de los menores que perdieron la vida eran niñas y 24 eran niños. Al menos otros siete menores siguen hospitalizados, dijo el funcionario.
Muchos de los fallecidos murieron pisoteados o por asfixia y otros problemas respiratorios, según las autoridades sanitarias. Todos eran aficionados del Arema, uno de los equipos más populares de Indonesia, donde el apoyo apasionado y las intensas rivalidades han desembocado a menudo en la violencia, según los observadores.
Los organizadores impidieron a los seguidores del Persebaya, de la ciudad vecina de Surabaya, entrar al estadio el sábado para evitar problemas entre los aficionados rivales.
Los sobrevivientes relataron a CNN que los cánticos de enojo llenaron el aire tras la derrota del Arema, la primera ante el Persebaya en casa en 23 años, y que los aficionados corrieron hacia el campo y se interpusieron en el camino de los agentes de seguridad, que dispararon gas lacrimógeno a la multitud.
Riyu, un amigo de dos adolescentes que murieron en el caos, dijo a CNN Indonesia que sus amigos huyeron de vuelta a las gradas después de que la policía lanzara gases lacrimógenos. “[La gente] entró en pánico. No sé por qué me golpeó la policía, no sé nada”, dijo.
Los funcionarios de la Policía de Java Oriental confirmaron que se había utilizado gas lacrimógeno y sostuvieron que se vieron obligados a controlar a los aficionados “amotinados”.
“Se había vuelto anárquico. Empezaron a atacar a los agentes, dañaron autos”, dijo el inspector jefe de la Policía, Nico Afinta, en una conferencia de prensa el domingo, añadiendo que entre los muertos se encontraban dos agentes.
Gilang Widya Pramana, presidente del Arema FC, presentó este lunes una disculpa pública y dijo que asumiría “toda la responsabilidad” por los hechos.
Asimismo, el ministro de Seguridad de Indonesia, Mahfud MD, declaró que un “equipo conjunto e independiente de investigación” estudiaría el papel de la policía y el ejército en el incidente. El equipo incluirá a funcionarios del Gobierno, asociaciones de fútbol profesional, observadores, académicos y miembros de los medios de comunicación, añadió.
Los hinchas y los grupos de derechos humanos quieren que los investigadores examinen por qué se utilizó gas lacrimógeno contra los aficionados dentro de un estadio, en violación de las directrices establecidas por la FIFA, el organismo rector del deporte.
“Nadie debería perder la vida en un partido de fútbol”, afirmó Usman Hamid, director ejecutivo de Amnistía Internacional Indonesia. “La propia policía declaró que las muertes se produjeron después de que el uso de gas lacrimógeno por parte de la policía sobre la multitud provocara una estampida en las salidas del estadio. Esta pérdida de vidas no puede quedar sin respuesta”.
“Fue una locura”
Yusuf Yunus, aficionado del Arema, vio el partido desde las gradas del este el sábado por la noche y dijo a CNN que vio a los aficionados correr hacia el campo.
“Fue una locura… Todo el mundo estaba enojado y frustrado porque el Arema FC perdió”, dijo.
Yunus añadió que no le dio mucha importancia al comportamiento de los aficionados. “Su comportamiento fue bastante normal”, dijo.
Pero a los pocos minutos, más hinchas abandonaron las gradas y entraron al campo, entonces oyó gritos y olió algo en el aire. Dijo que vio a la policía antidisturbios “golpeando a los hinchas masculinos” y luego nubes de gas lacrimógeno blanco que se arremolinaban alrededor de la multitud.
“En ese momento supe que no había vuelta atrás”, dijo.
Cientos de personas aterrorizadas y presas del pánico intentaron entonces huir del estadio, dijo, precipitándose hacia las puertas de salida y “arrojando” a quienes se encontraban en su camino.
Muhammad Fahmi, de 22 años, dijo a CNN que había asistido al partido con su amigo y su primo, pero que se separaron durante el caos antes de reunirse finalmente fuera.
“El estadio parecía una zona de guerra”, dijo. “Había muchos gritos y explosiones. [Se] sintió irreal”.
Ahmad Rizal Habibi, que había estado en el interior del estadio, dijo que había oído explosiones y gritos de la gente.
“Sentí que se me hacía más difícil respirar y mis ojos se irritaron, luego vi que salía humo de una esquina de las gradas”, dijo a AFPTV.
“Claro que estábamos tristes porque [Arema] perdió, pero lo pagamos con la vida de la gente”.
Más que un deporte
El fútbol es enormemente popular en Indonesia, la cuarta nación más poblada del mundo y hogar de más de 273 millones de personas.
Sin embargo, la violencia y la mala gestión han plagado las ligas de fútbol del país durante décadas, con relatos de vandalismo y mano dura por parte de la policía, según el analista deportivo indonesio, Dex Glenniza.
“La cultura tóxica del fútbol en Indonesia es un problema, tanto en el campo como fuera de él”, dijo Glenniza, quien también señaló que la policía antidisturbios y los vehículos tácticos blindados eran la norma en los grandes partidos.
“Todos los clubes deportivos, no solo los equipos de fútbol, que compiten entre ciudades son siempre intensos. Luchan por el ‘derecho a presumir’”, dijo.
Phil Robertson, director adjunto para Asia de Human Rights Watch, reiteró sus llamamientos para que se lleve a cabo una investigación independiente sobre las muertes y el uso de gases lacrimógenos contra los aficionados.
“Al parecer, Indonesia no escuchó cuando se discutió el tema del gas lacrimógeno en la FIFA”, dijo. “La policía debería haber reconocido el peligro, pero parecía tan centrada en desalojar a los aficionados del campo que aparentemente no lo pensó dos veces antes de proceder”.
“Lo que esto demuestra es la facilidad y prontitud con la que la policía de Indonesia autoriza el uso de gases lacrimógenos, con poca o ninguna preocupación por cómo los transeúntes y espectadores se verán afectados negativamente”.
La FIFA emitió un comunicado el domingo en el que calificaba los sucesos de Malang de “tragedia incomprensible”, pero no se refirió al uso de gases lacrimógenos por parte de las fuerzas de seguridad de Indonesia. Sin embargo, los expertos y observadores deportivos indonesios señalaron que el partido entre Arema y Persebaya era “un partido de la liga nacional” que no está bajo la jurisdicción directa de la FIFA.
“Los incidentes en los partidos de liga son castigados por las asociaciones de su país”, dijo el analista Glenniza. “Si la FIFA castiga a Indonesia, la liga indonesia se verá afectada con toda seguridad. El Gobierno está ahora preocupado porque vamos a organizar la Copa Mundial Sub-20 el año que viene”.
La Copa Mundial Sub-20 de la FIFA 2023 está programada para celebrarse en seis ciudades de Indonesia en mayo y junio de 2023.
Todos los partidos de liga en Indonesia han sido suspendidos tras la tragedia por orden del presidente Joko Widodo.
“El espíritu deportivo, la humanidad y la fraternidad deben mantenerse en Indonesia”, dijo Widodo, también conocido como Jokowi, en un sombrío discurso televisado el domingo. “Espero que sea el último que ocurra en el fútbol indonesio. No podemos tener más [de esto] en el futuro”.
Este lunes se organizaron los funerales por los fallecidos, y los aficionados depositaron flores fuera del estadio.
Algunos aficionados afirmaron que la tragedia les había hecho replantearse el apoyo a su equipo.
“He aprendido la lección y, sinceramente, voy a dejar de apoyar al Arema FC”, declaró a Reuters Al Jalurohman, de 17 años.
Fahmi declaró a CNN que los acontecimientos del sábado habían cambiado su compromiso de toda la vida con el fútbol.
“Crecí viendo y jugando al fútbol y apoyé al Arema toda mi vida”, dijo. “Pero puedo prescindir del fútbol, sobre todo después de lo ocurrido el sábado”, dijo. “No moriremos porque no haya fútbol, pero podemos morir por verlo”.
– Masrur Jamaluddin contribuyó con este reportaje.