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Virginia Torrecillas: la jugadora profesional de fútbol que venció al cáncer
03:09 - Fuente: CNN

(CNN) – Habían pasado dos meses desde la última sesión de quimioterapia de Virginia Torrecilla y la futbolista española volvía a sentirse esperanzada. Estaba frágil, pesaba algunos kilos menos que cuando le diagnosticaron por primera vez un tumor cerebral, pero, en muchos sentidos, era más fuerte.

Entonces ocurrió el accidente. “Lo recuerdo todo perfectamente”, dice Torrecilla a CNN Sport.

Primero fue el golpe desconcertante que cayó como un rayo cuando una furgoneta blanca se estrelló contra la parte trasera de su auto mientras ella esperaba en el tráfico de Madrid, luego vino el dolor, las lágrimas y la angustia. No supo inmediatamente que su vida había cambiado aquel día de junio del año pasado. Eso llegaría más tarde.

Cuando miró a su derecha, con el sonido del claxon del auto resonando en sus oídos, su madre, Mari, sangraba y gritaba que no sentía las piernas.

Torrecilla le dijo que mantuviera la calma y llamó por teléfono a sus compañeras del Atlético de Madrid, que se encontraban a 200 metros. Ana Romero acudió al lugar de los hechos y sacó del coche a su compañera, que había sufrido heridas leves, mientras Merel van Dongen se quedaba con la madre de Torrecilla.

Fueron necesarios dos bomberos para sacar a la madre de Torrecilla de los restos del vehículo. En la unidad de cuidados intensivos, su madre seguía diciendo que no sentía las piernas. Estaba paralizada de cintura para abajo.

“Fue algo realmente difícil, algo que me costó mucho digerir y, aún hoy, sigo luchando contra ello”, dice Torrecilla sobre la asimilación del hecho de que su madre no volverá a caminar.

Más de un año después, la mallorquina asegura que la vida “va mejorando cada día” y cree que lo más importante es que su madre sigue viva.

“Es cierto que ahora tiene una discapacidad severa, una discapacidad que ha afectado a todos los miembros de la familia en muchos aspectos”, dice.

“Nuestras vidas cambiaron, pero somos felices porque todo es estable… Intentamos apreciar las cosas al máximo, como podemos, y lo más importante es que estamos juntos”.

Es su familia, dice la joven, de 28 años, la que la ha ayudado a superar sus adversidades estos dos últimos años, engatusándola para que volviera al fútbol cuando quería abandonar, convenciéndola de que había un futuro mejor.

“Rezo para que nadie tenga que vivir lo que yo he vivido”, dice. “Sinceramente, te lo digo de corazón, y no es solo por la enfermedad, sino por lo que le pasó a mi madre. Si no eres tú quien pasa por una situación, sino un ser querido, es mucho más difícil”.

Dolores de cabeza y noches sin dormir

Torrecilla (#14) jugando con España en la Copa SheBelieves contra Japón, el 5 de marzo de 2020.

A Torrecilla le diagnosticaron un tumor cerebral en la primavera de 2020.

Aunque el mundo se estaba adaptando a una pandemia, para Torrecilla la vida, en ese momento, era buena. Vivía en una casa grande con amigos y se mantenía en forma con ellos durante el confinamiento, hasta que un dolor en la nuca empezó a causarle problemas. Siguieron los dolores de cabeza y pronto llegaron las noches de insomnio.

Un escáner revelaría más tarde un tumor, que los médicos pensaron inicialmente que era benigno. Una semana después de una operación de 10 horas, se enteró de que se trataba de un cáncer en fase 1 y que serían necesarias 30 rondas de radioterapia y 15 de quimioterapia. A sus 25 años, Torrecilla tuvo que luchar por su vida.

Los médicos dijeron que no podría tener hijos y que tampoco volvería a jugar al fútbol profesionalmente. Dijeron que podría perder la sensibilidad en las manos y los pies.

“No tenía ni idea de a qué me enfrentaba”, reconoce ahora la centrocampista. “Y estaba muy asustada. Recuerdo la cara de mi madre cuando nos dijeron todo lo que teníamos que pasar y mi madre se quedó sin palabras”.

“Por suerte, hoy estoy aquí contando mi historia, sana y salva, y volviendo a los terrenos de juego, que es algo que era muy importante para mí”, añade.

Fuerte es…

La extraordinaria historia de Torrecilla aparece en una serie de la UEFA titulada “Strong Is…” (Fuerte es…), producida por el organismo rector del fútbol europeo para poner de relieve las dificultades a las que se han enfrentado algunas futbolistas, con la esperanza de que sus historias inspiren a otras a jugar al fútbol.

Es difícil ver el documental de Torrecilla sin emocionarse, especialmente al ver su regreso, en la final de la Supercopa contra el FC Barcelona, en enero de 2022.

Torrecilla en acción durante la final de la Supercopa de España Femenina contra el Barcelona.

Ante la fácil derrota del Atlético, a Torrecilla, suplente ese día, le dicen que empiece a calentar. Cuando su número aparece en la pizarra, saluda a sus compañeras y abraza a un rival antes de saltar al campo por primera vez en casi dos años.

En un momento emocionante que hace que el partido parezca irrelevante, todo el mundo empieza a aplaudirla, desde las jugadoras, los entrenadores y los aficionados, que también corean su nombre. Recibe el brazalete de capitana y se dedica a intentar cambiar el rumbo, sin éxito, a favor del Atlético.

“Se me puso la piel de gallina”, dice en el documental de ese partido, el primero desde que jugó con España contra Inglaterra en la SheBelieves Cup, en marzo de 2020.

El Barcelona ganó la Supercopa 7-0, pero fue Torrecilla quien lo celebró, lanzada al aire por las jugadoras del Barça a las que llama “hermanas”. Su vida, su lucha, una inspiración para todos. Contra todo pronóstico, y después de entrenar con más ahínco que nunca, efectivamente volvió al fútbol profesional.

“Fue algo muy bonito”, dice sobre ese momento.

Torrecilla es lanzada al aire por las jugadoras del Barça tras la final de la Supercopa de España 2022, el 23 de enero.

Torrecilla, quien en su día fue la jugadora más joven de la primera división española, espera que su futuro incluya más partidos con el primer equipo del Atlético y el regreso a la selección nacional, a la que ha representado en 66 ocasiones. Pero los dos últimos años le han enseñado a vivir también el día a día, a disfrutar de los pequeños momentos.

“Siempre he dicho que, después de mi enfermedad, después de estos dos últimos años, Virginia se ha convertido en una Virginia completamente diferente. Pienso en las cosas de forma diferente, actúo de forma diferente y soy consciente de muchas otras cosas que antes no lo era”, dice.

¿Y qué le diría a cualquiera que esté en tratamiento contra el cáncer?

“Que habrá momentos en los que te caigas, que habrá momentos en los que no quieras salir de la oscuridad, pero que siempre merecerá la pena llegar al final del camino”, dice. “Y que nadie debe arrepentirse de ser valiente. Si no lo haces, te arrepentirás. Así que, sobre todo, sigue empujando”.