Nueva York (CNN Business) – El día del juicio final de Alex Jones ha llegado. Un jurado en Connecticut decidió que el teórico de la conspiración de derecha debe pagar a ocho familias de las víctimas del tiroteo de Sandy Hook y a un socorrista la asombrosa cantidad de US$ 965 millones.
La decisión se produce poco después de un juicio en Texas, donde un jurado determinó que el fundador de Infowars debía pagar a otro par de padres de Sandy Hook que lo demandaron en el estado de la Estrella Solitaria casi US$ 50 millones.
En total, las mentiras de Jones sobre el tiroteo de Sandy Hook le han costado hasta ahora más de US$ 1.000 millones.
Con sus castigos, las decisiones de los jurados podrían reducir o incluso condenar al imperio mediático Infowars de Jones, que ha estado en el centro de las principales teorías conspirativas que se remontan a la administración del expresidente George W. Bush y que fue abrazado por Donald Trump.
El ajuste de cuentas para Alex Jones llega en un momento crucial de la sociedad estadounidense, donde las mentiras y las teorías conspirativas han florecido en los últimos años, a menudo enriqueciendo y empoderando a quienes las venden al público.
Jones ha sido un avatar de ese comportamiento. Amasó una gran influencia y riqueza envenenando el pozo de información en línea, escribiendo un libro de jugadas que ha sido empleado y ejecutado a lo largo de los años por otros que buscan riqueza, fama y poder político.
Mientras que Alex Jones puede enfrentarse a un ajuste de cuentas, casi una década después de su atroz mentira sobre el tiroteo de Sandy Hook, el proyecto corrosivo que lo catapultó a la fama y la fortuna en la derecha política está aquí para quedarse.
Es imposible deshacerlo.
Y es más popular que nunca, imitado por el expresidente Donald Trump, los canales de cable de derecha como Fox News, los presentadores de radio (tanto locales como nacionales), y los innumerables influenciadores en línea que comandan un seguimiento considerable en las plataformas de medios sociales.
Hace muchos años, la retórica del “Estado profundo” y las teorías de la conspiración sobre las “banderas falsas” estaban confinadas a lugares como Infowars, donde los espectadores tenían que sentarse y ver a un histérico Jones despotricar contra las fuerzas globalistas y oscuras que, según él, querían acabar con el estilo de vida estadounidense.
Esto ya no es así. Estos elementos conspirativos son ahora el centro de la conversación de la derecha estadounidense.
Es sencillamente imposible cuantificar o calcular la enorme influencia que Jones ha tenido en la conversación que ha cautivado al Partido Republicano. Ha arrastrado la corriente principal hacia la marginalidad.
Lo que quiere decir que, aunque el “Día del Juicio Final” haya llegado para Alex Jones, el modelo de guerra de la información que popularizó perdura, ahora entrelazado en el propio ADN de la derecha estadounidense.