(CNN) – Los enjambres de abejas pueden generar tanta carga eléctrica como una tormenta eléctrica, según un nuevo estudio.
En un estudio publicado este lunes en la revista académica iScience, investigadores de la Universidad de Bristol, en el Reino Unido, descubrieron este fenómeno por casualidad.
El biólogo Ellard Hunting, primer autor del estudio, declaró a CNN que el equipo de Bristol estaba estudiando cómo los diferentes organismos utilizan los campos eléctricos estáticos que se encuentran a nuestro alrededor.
La electricidad atmosférica tiene diversas funciones, principalmente la de moldear los fenómenos meteorológicos y ayudar a los organismos, por ejemplo, a encontrar alimento.
“Por ejemplo, las flores tienen un campo eléctrico y las abejas pueden percibir estos campos. Y estos campos eléctricos de las flores pueden cambiar tras recibir una visita de una abeja, y otras abejas pueden usar esa información para saber si una flor ha sido visitada”, explicó Hunting.
Tras instalar un equipo para medir los campos eléctricos atmosféricos en la estación de campo de la universidad, que cuenta con varias colmenas de abejas, Hunting y su equipo observaron que cada vez que las abejas formaban un enjambre, se producía “un profundo efecto en los campos eléctricos atmosféricos”, aunque el tiempo no hubiera cambiado.
Todos los insectos crean una carga durante el vuelo como resultado de la fricción en el aire, y el tamaño de la carga varía según la especie. Las abejas individuales llevan una carga lo suficientemente pequeña como para que los investigadores la pasen por alto, por lo que “este efecto (en los enjambres de abejas) fue una sorpresa”, dijo Hunting.
Los investigadores observaron las colmenas en la estación de campo, utilizando una cámara para grabar y monitores de campo eléctrico para medir las corrientes durante los enjambres de abejas. Los enjambres pueden producirse cuando una colmena está superpoblada, y la abeja reina sale con unas 12.000 abejas obreras, escribieron los investigadores en el estudio.
Los monitores midieron las corrientes durante unos tres minutos seguidos mientras los enjambres pasaban por encima de ellos, y captaron cargas que iban de 100 a 1.000 voltios por metro. Hunting y sus colegas observaron que el campo eléctrico era mayor cuando el enjambre era más tupido, es decir, más densamente poblado de abejas.
Descubrieron que, dependiendo de la densidad del enjambre, la carga atmosférica podía ser similar a la de una nube de tormenta, una tormenta eléctrica o una tormenta de polvo electrificada.
Utilizando el modelo desarrollado con las abejas, el equipo predijo la influencia de otras especies de insectos, como las langostas, que forman enjambres a “escala bíblica”, y teorizó que tienen el potencial de cambiar su entorno eléctrico local con una “magnitud comparable a la de los fenómenos meteorológicos”, dice el estudio.
Hunting cree que los hallazgos del equipo abren nuevas vías de investigación, especialmente en la relación entre el mundo natural y la electricidad atmosférica.