(CNN Español) – ¡Llegó noviembre! Miles de millones de personas esperaron con ansias este mes de 2022 para ser testigos de EL evento del año: el Mundial. ¿Cuántos de ellos sabrán que, horas antes de que el juez pite para dar inicio al primer partido, el destino de la humanidad entera —y especialmente de los países más pobres, los más afectados por el cambio climático— estará en juego en una conferencia a 2.000 km de Qatar.
La COP 27 se celebra en el exclusivo balneario de Sharm El Sheikh, en Egipto, del 6 al 18 de noviembre. Esta conferencia climática clave de la ONU llega hacia el final de un año donde, nuevamente, los efectos del calentamiento global se sintieron con fuerza en forma de sequías, olas de calor e inundaciones exacerbadas que se han cobrado miles de vidas.
Y también en un año marcado por la guerra de Rusia en Ucrania, que desencadenó una crisis energética severa en Europa y que, por momentos, dejó en un segundo plano la crisis climática que amenaza el curso del planeta.
Por si el contexto internacional no fuera poco, la conferencia se enfrenta a desafíos extra que, en varios casos, ella misma se compró.
Todo es cuestión de timing
El inglés tiene una ventaja frente al español cuando se trata de economía de palabras: a veces basta con un vocablo para expresar una idea compleja. Timing es un gran ejemplo. En español podría traducirse como la elección del momento justo, el oportuno.
La conferencia termina el 18 de noviembre y apenas 48 horas después comienza uno de los eventos más populares de todo el planeta: el Mundial de fútbol. Entre personas que no están informadas sobre las noticias o involucradas en temas de cambio climático, ya es difícil que esta conferencia sea conocida más allá de que se celebra hace 27 años.
Y le toca competir con un evento universalmente conocido y que, al menos en América Latina, logra movilizar países enteros.
¿Qué hace Coca Cola auspiciando una conferencia climática?
Con el timing en contra, la conferencia de Sharm el-Sheij se compró otro problema difícil de salvar ante la opinión pública: que Coca Cola sea una de las empresas que apoyan la cumbre.
Para entender por qué esta decisión resulta especialmente problemática para organizaciones de la sociedad civil que la han denunciado hay que entender el proceso de fabricación del plástico.
Habitualmente asociamos el problema del plástico de un solo uso a la contaminación de los mares (lo que es correcto porque, a nivel global, cada año terminan en los océanos 11 millones de toneladas métricas de residuos plásticos). Pero no es el único problema. A eso hay que sumarle que desde su producción hasta el final de su vida útil, el plástico emite gases de efecto invernadero en cada etapa de su ciclo de vida.
El plástico está hecho a partir de combustibles fósiles extraídos de la tierra y refinados en instalaciones, en un proceso que además consume grandes cantidades de agua y energía. Allí se transforma en un granulado que finalmente se funde y moldea en objetos que van de botellas de agua a ropa.
El proceso de fabricación del plástico es tan intensivo en energía que si la industria del plástico fuera un país, sería el quinto mayor emisor de gases de efecto invernadero del mundo, según un informe de 2021 de Beyond Plastics.
El año pasado, Coca Cola fue designado por la organización Break Free From Plastic como uno de los mayores contaminadores en lo que refiere al plástico por cuarto año consecutivo.
La empresa ha hecho compromisos públicos ambiciosos con respecto a su gestión de los envases, por ejemplo hacer que el 100% de sus empaques sean reciclables para 2025 y que al menos el 50% de los materiales que usa sean reciclados para 2030. Sin embargo, eso no lo exime de críticas por lo que ya ha contaminado y contamina.
El tema llegó con fuerza a las redes social, donde las críticas han adoptado incluso forma artística como esta viñeta del reconocido caricaturista Peter Kuper, que la acompaña con una pregunta irónica: “No puedo pensar en un mejor patrocinador para la conferencia climática COP 27 salvo, tal vez, (la petrolera) ¿Exxon?”.
CNN se contactó con Coca Cola para solicitarle comentarios, pero hasta el momento no ha tenido respuesta. En declaraciones a la BBC, la compañía dijo: “Aunque hemos avanzado en nuestros objetivos de Un Mundo sin Residuos, también nos hemos comprometido a hacer más, y más rápido”.
El historial de derechos humanos de Egipto, el anfitrión de la COP 27
El problema de mayor gravedad que enfrenta el anfitrión va mucho más allá de Coca Cola: es su propio historial en materia de violación de los derechos humanos, de peso en una conferencia donde la sociedad civil debería jugar un rol clave.
La propia ONU advirtió, semanas antes del inicio de la conferencia, sobre los temores de los manifestantes en contra del cambio climático y llamó a Egipto a “garantizar la seguridad y la plena participación de todos los sectores de la sociedad civil” en la COP 27.
El llamado se hizo luego de que, según Naciones Unidos, se registrara una “oleada de restricciones gubernamentales a la participación” que hizo temer sobre la posibilidad de represalias contra los activistas.
“Las detenciones y encarcelamientos, la congelación y disolución de activos de las ONG y las restricciones de viaje contra los defensores de los derechos humanos han creado un clima de miedo para que las organizaciones de la sociedad civil egipcia participen de forma visible en la COP27”, señalaron expertos citados por Naciones Unidas, que recuerda los años de represión continua contra la sociedad civil en el país.
¿Cómo se traducen las restricciones? Algunas de las preocupaciones de la sociedad civil sobre las que la propia ONU habla son la falta de información y criterios de acreditación transparentes para las ONG egipcias, un aumento coordinado de las tarifas de las habitaciones de hotel, las restricciones indebidas a la libertad de reunión pacífica fuera de la sede de la COP27 y retrasos injustificados en las visas para quienes viajan desde el extranjero.
CNN se comunicó con dos integrantes del equipo de la presidencia de la COP 27 para obtener comentarios, pero no tuvo respuesta.
Detenciones en la cuenta regresiva de la COP 27
Grupos de defensa de los derechos humanos han acusado al gobierno egipcio de detener arbitrariamente a activistas después de que disidentes egipcios en el extranjero convocaran protestas contra el presidente Abdel Fattah el-Sisi el 11 de noviembre durante la COP 27.
Según grupos de defensa de los derechos, las fuerzas de seguridad han establecido puestos de control en las calles de El Cairo, deteniendo a la gente y registrando sus teléfonos para encontrar cualquier contenido relacionado con las protestas previstas.
La ONG Comisión Egipcia para los Derechos y las Libertades (ECRF) dijo el miércoles pasado que 93 personas habían sido detenidas en Egipto en los últimos días. Dijo que, según las investigaciones de la fiscalía de seguridad nacional, algunos de los detenidos supuestamente habían enviado videos llamando a las protestas a través de aplicaciones de mensajería social. También se acusó a algunos de abuso de las redes sociales, difusión de noticias falsas y adhesión a organizaciones terroristas, cargos represivos utilizados habitualmente por el aparato de seguridad contra los activistas.
“La maquinaria de relaciones públicas” de Egipto
Dos semanas antes del inicio de la conferencia, no obstante, el presidente Abdel Fattah al Sisi ordenó la liberación de Ziyad Elelaimy, un exdiputado y destacado activista que estaba encarcelado desde 2019. Pero esa decisión no fue recibida como signo de un cambio auténtico por parte de la sociedad civil.
“En vísperas de la COP27, la maquinaria de relaciones públicas de Egipto está funcionando a toda marcha para ocultar la horrible realidad de las cárceles del país, donde los presos detenidos por motivos políticos languidecen en condiciones horribles que violan la prohibición absoluta de la tortura y otros malos tratos”, declaró al respecto la secretaria general de Amnistía Internacional, Agnès Callamard.
“No hay cantidad de relaciones públicas que pueda ocultar el pésimo historial de derechos humanos del país, que exige una verdadera reforma por parte del gobierno”, añadió Callamard.
La liberación de Elelaimy es “en respuesta a los llamamientos de los partidos y fuerzas políticas”, escribió en ese momento en Facebook Tarek El-Khouly, miembro del comité de indulto presidencial, y añadió que se produce gracias a “la coordinación de los partidos juveniles, políticos y el comité de indulto presidencial”.
El Gobierno creó un comité para investigar los casos de miles de presos políticos y ha liberado a decenas de detenidos durante el verano.
Amnistía Internacional, de hecho, es una de las organizaciones que ha llamado a no dejar que la COP 27 invisibilice la crisis de derechos humanos en el país. “La COP27 se celebrará en medio del ataque implacable de las autoridades egipcias contra los derechos a la libertad de expresión, asociación y reunión pacífica y su falta de medidas para abordar la discriminación y la violencia sexual y de género contra mujeres, niñas y personas LGBTI”, escribió al respecto la organización.
Es imposible adelantar cuál será el resultado de la conferencia. Lo que sí está más claro que el agua es que los países necesitan más que nunca un acuerdo no solo para reducir las emisiones de efecto invernadero sino para que se cumplan las promesas de los países ricos de financiar las acciones de mitigación y adaptación en las naciones más pobres, que son las que menos emiten pero las que han pagado un precio más caro por el crecimiento a basa de combustibles fósiles.