(CNN) – Si Donald Trump anuncia su tercera candidatura presidencial este martes, como es esperado, comenzará la siguiente fase de su carrera política bajo asedio.
Hace siete años, el empresario de Nueva York se lanzó a la lucha política a la defensiva, trabajando vigorosamente para ser considerado un contendiente serio para la candidatura presidencial republicana ante la incredulidad de los políticos veteranos y de sus principales oponentes. Esta vez, Trump se lanza como el favorito indiscutible del partido, pero una vez más, se encuentra en una posición defensiva.
A punto de hacer un lanzamiento de campaña que provoca tanto entusiasmo como temor en diferentes sectores de su propio partido, el intento de Trump para regresar a la Oficina Oval podría enfrentar obstáculos incalculables en los próximos meses, incluso con su base de votantes intacta. Los días que pasaron desde las elecciones intermedias Trump estuvo esquivando las críticas de sus compañeros republicanos por su desafortunada participación en contiendas clave, arremetiendo furiosamente contra dos pesos pesados del Partido Republicano que podrían complicar su camino a la Casa Blanca si montan sus propias campañas presidenciales, y preocupado porque él mismo o alguno de sus socios puedan ser acusados en dos investigaciones separadas del Departamento de Justicia.
Sus asesores dicen que Trump espera que entrada temprana a las primarias presidenciales de 2024 replantee la conversación más allá de los fracasos republicanos e inyecte una nueva dosis de entusiasmo en un partido desmoralizado en medio del fracaso en lograr el control del Senado y ganar una mayoría considerable en la Cámara. Aunque el expresidente ha estado alardeando de las más de 200 victorias de la noche de las elecciones, muchos de los republicanos respaldados por Trump que se impusieron el martes pasado se postularon sin oposición o ya se esperaba que ganaran sus contiendas, mientras que varios candidatos al Senado a los que respaldó en contiendas más competitivas no lograron destronar a sus oponentes demócratas o ganar escaños para el Partido Republicano.
Mehmet Oz, Adam Laxalt y Blake Masters, tres candidatos republicanos al Senado que contaron con el apoyo de Trump en sus primarias, perdieron respectivamente ante oponentes demócratas en Pensilvania, Nevada y Arizona. Mientras tanto, Herschel Walker, un amigo de Trump desde hace mucho tiempo que desafía al senador demócrata Raphael Warnock, competirá en una segunda vuelta en diciembre después de que ninguno de los dos candidatos lograran alcanzar el 50% de apoyo en Georgia.
El sábado, CNN proyectó que los demócratas retendrán el control del Senado en el Congreso, un resultado que fracturó a los republicanos y que dejó al partido en ascuas, mientras Trump prepara su “gran anuncio”.
Próximos objetivos
Trump, quien inmediatamente después de las elecciones intermedias admitió que su partido había sufrido un resultado “un poco decepcionante”, ya siguió adelante, con la mira puesta en ganar un segundo mandato en Washington y atacando a dos gobernadores republicanos que podrían desafiar su posición como el ancla del partido en los próximos meses: Ron DeSantis de Florida y Glenn Youngkin de Virginia.
“Lo respaldé, hice un gran mitin por él telefónicamente, logré que MAGA (Make America Great Again) votara por él —sin lo cual no podría haber estado cerca de ganar—”, dijo Trump sobre Youngkin en una publicación en Truth Social la semana pasada.
Tres fuentes familiarizadas con el asunto dijeron que el expresidente creía que Youngkin apoyaba los comentarios hechos por su vicegobernadora, Winsome Earle-Sears, durante una aparición en Fox Business la semana pasada. Ella le dijo a la cadena que no apoyaría a Trump si se presenta a la presidencia por tercera vez.
En respuesta a las preguntas sobre el inminente anuncio de Trump para 2024, Earle-Sears dijo: “Un verdadero líder entiende cuándo se ha convertido en un lastre. Un verdadero líder entiende cuándo es hora de bajar del escenario, y los votantes nos han dado ese mensaje muy claro”.
Más tarde, Sears se negó a decirle al diario The Washington Post si Youngkin sabía antes de la entrevista que ella planeaba tomar distancia de Trump, un detalle que llamó la atención del expresidente, según uno de sus asesores.
“Si Glenn Youngkin decide postularse para presidente, es su elección. Pero el equipo Trump ciertamente hará un gran esfuerzo para ganar los delegados de Virginia que van a Milwaukee, y eso avergonzará a Youngkin”, dijo John Fredericks, un locutor de radio conservador con sede en Virginia que presidió las campañas de Trump en el estado en 2016 y 2020.
Las críticas del expresidente a Youngkin, a quien apoyó en su candidatura a gobernador en 2021 contra el exgobernador demócrata Terry McAuliffe, se produjeron inmediatamente después de una serie de insultos que Trump lanzó contra DeSantis, el popular gobernador de Florida que se negó a descartar una campaña de 2024 contra el expresidente y cada vez más parece estar sentando las bases para su candidatura. En el lapso de una semana, Trump pasó de pronunciar un apodo despectivo para el gobernador de Florida (“DeSanctimonious”) a atender los pedidos de los republicanos para que reduzca sus críticas a DeSantis en la recta final de las elecciones, y hasta lanzar una declaración mordaz inmediatamente después de la reelección de DeSantis, en la que lo calificó de “gobernador republicano promedio”.
Los aliados de DeSantis dijeron que no esperan que el gobernador de Florida responda en absoluto a los ataques de Trump. En dos conferencias de prensa relacionadas con el huracán Nicole que DeSantis dio tras ganar la reelección por un margen de 19 puntos, no mencionó los resultados generales de las intermedias ni respondió ninguna pregunta. Cabe destacar que, luego de aparecer frecuentemente en la cadena mientras hacía campaña por la reelección, DeSantis ha evitado hacer una aparición triunfal en Fox News, en donde indudablemente se indagaría sobre Trump y 2024,
“Trump despotrica durante un par de meses. DeSantis lanza un poco de carne roja durante [la próxima sesión legislativa de Florida] y luego tenemos una primaria alrededor de mayo”, dijo un aliado de DeSantis, describiendo su postura actual.
Cuando se le preguntó cuánto tiempo puede pasar el gobernador sin reconocer los ataques de Trump, un segundo aliado de DeSantis respondió simplemente: “Mucho tiempo”.
La amarga crítica de Trump a Youngkin y DeSantis, dos celebridades republicanas en ascenso, fue un claro recordatorio del tipo de política mordaz que trae a la campaña electoral, sin importar cómo podría afectar a su propio partido. Su primer uso de “DeSanctimonious” se produjo pocos días antes de que el gobernador de Florida apareciera en la boleta electoral en su candidatura a la reelección. Y para disgusto de los principales republicanos, incluidos algunos de los aliados más cercanos de Trump en el Capitolio, su anuncio de este martes se producirá cuando el partido busca evitar que los demócratas del Senado obtengan una mayoría de 51 escaños tras la segunda vuelta de Georgia.
“Sé que hay muchas críticas y que la gente pide: ‘Solo concéntrate en Georgia’, pero él cree que no tiene sentido esperar. Si Herschel pierde, se le culpará por distraer la atención de la segunda vuelta, pero si gana, no obtendrá ningún crédito por energizar a la base”, dijo un asesor actual de Trump.
Algunos de los aliados más cercanos de Trump dijeron que los republicanos deberían prepararse para una escalada de sus ataques contra sus posibles adversarios republicanos una vez que sea un contendiente presidencial declarado, lo que significa que podría aumentar sus críticas a DeSantis, Youngkin u otros, mientras el partido lucha por la supervivencia de Walker en Georgia.
“Nadie debería sorprenderse. Así es como Trump compite en las primarias”, dijo Michael Caputo, un exfuncionario de la administración Trump que sigue siendo cercano al expresidente. “La pregunta que hay que hacerse es si este formato puede volver a funcionar para él”.
Por supuesto, Trump no ha estado en una primaria muy reñida desde 2016, cuando despotricaba con furia contra más de una docena de oponentes, con una virulencia que conmocionó a algunos observadores republicanos pero deleitó a un segmento del electorado primario republicano que luego se convirtió en su base leal. Pocos aliados de Trump esperan que se comporte de manera diferente en los próximos meses. Incluso si sigue siendo el único candidato declarado hasta que otros entren en la contienda el próximo año, continuará su bombardeo preventivo contra los que percibe como sus adversarios.
“Donald Trump se asegurará de que todos los candidatos republicanos sean bien examinados”, dijo un asesor de Trump.
“Nadie va a obtener un pase gratis. Va a ser brutal”, agregó.
Otros obstáculos
La probabilidad de que Trump enfrente rivales en las primarias es la menor de sus preocupaciones en este momento.
Si bien el expresidente mantiene un apoyo significativo de los republicanos de base, algunos de los mayores donantes del partido se han reunido con otros posibles aspirantes a la presidencia y han señalado que podrían estar interesados en financiar a candidatos alternativos. Es una preocupación a la que se enfrentan los aliados de Trump mientras exploran en privado formas de hacer que la monstruosa pila de dinero que ha recaudado desde que dejó el cargo esté disponible para él como candidato presidencial. El multimillonario Ken Griffin, quien donó casi US$ 60 millones a los candidatos y campañas republicanos federales en el ciclo 2022, le dijo a Politico en una entrevista la semana pasada que apoyaría a DeSantis si el gobernador de Florida se lanza al ring para la nominación republicana de 2024. Otros dos donantes republicanos que aportaron a Trump en 2016 y 2020 y solicitaron el anonimato por temor a represalias le dijeron a CNN que ellos también estaban esperando ver qué decide hacer DeSantis, mientras que uno de ellos dijo que también están dispuestos a apoyar al exvicepresidente Mike Pence si éste desafía a su exjefe.
“Uno de nuestros mayores desafíos será la recaudación de fondos, pero creo que [Trump] ha demostrado que no necesita donantes de bolsillo, per se”, dijo una persona cercana a Trump, señalando la fuerza perdurable de su pequeña operación dólar.
Trump también tendrá que convencer a los republicanos de que sería un activo en la parte superior de la boleta electoral de 2024 en lugar de un lastre para los candidatos vulnerables en contiendas reñidas. Esa tarea se produce en medio de un tenso debate dentro del partido sobre el resultado de las intermedias para el Partido Republicano, y algunos republicanos que afirman que la participación de Trump — incluido un adelanto de de la campaña 2024 que ofreció en un mitin en la víspera del día de las elecciones— hizo más daño que lo que ayudó al partido. Otros culparon a los líderes del partido por no articular prioridades políticas claras, señalaron la brecha de dinero que tenía el partido frente a los demócratas en contiendas clave. También se lamentaron por las disputas que se desarrollaron entre dos de los comités de campaña más grandes del partido encabezados por el senador de Florida Rick Scott, y los aliados del líder de la minoría del Senado, Mitch McConnell.
Algunos aliados de Trump dijeron que el desafío de los donantes, el resultado de las intermedias y las preguntas sobre su prestigio han provocado escasez de asesores de campaña experimentados dispuestos a unirse a su próxima campaña. Aunque el presidente les ha dicho a sus aliados que quiere mantener su operación en orden, al igual que su campaña presidencial de 2016, algunos han cuestionado en privado si es porque realmente así lo prefiere o porque tiene problemas de reclutamiento. CNN informó anteriormente que se espera que una eventual campaña de Trump esté dirigida por sus tres asesores actuales, Susie Wiles, Chris LaCivita y Brian Jack, quienes contarían con un grupo de asistentes y asesores adicionales con los que el expresidente ya está familiarizado. En general, se espera que su aparato de 2024 se vea pequeño en comparación con su campaña para la reelección de hace dos años, dijeron varias fuentes.
De cualquier manera, mientras Trump trabaja para encontrar su equilibrio en una casi campaña presidencial que podría llegar a la convención del partido o enfrentar una serie de problemas imprevistos, los aliados que se han quedado a su lado dijeron que están listos para la última batalla.
“Nuestro equipo está acostumbrado a pelear con uñas y dientes. El equipo Trump va a luchar por la precandidatura”, dijo Fredericks.