La protoestrella L1527, mostrada en esta imagen del telescopio espacial James Webb, está incrustada dentro de una nube de material en forma de reloj de arena que está alimentando su crecimiento. Crédito: NASA/ESA/CSA/STScI
¡Bienvenida al espacio! Telescopio Webb captura el nacimiento de una estrella
00:46 - Fuente: CNN

(CNN) – El caos cósmico provocado por una estrella muy joven fue capturado por la más reciente imagen del telescopio espacial James Webb de la NASA.

La protoestrella en la que se centra la imagen está oculta a la vista en el cuello de una oscura nube de gas y polvo en forma de reloj de arena. La línea oscura que atraviesa el centro del cuello es un disco protoplanetario, esto es, gas y polvo densos que podrían formar un planeta en el futuro, del tamaño de nuestro sistema solar. La luz de la protoestrella se extiende por encima y por debajo de este disco, según un comunicado de prensa.

La protoestrella tiene un largo camino que recorrer para convertirse en una estrella. L1527, como se conoce a la protoestrella y a su nube, solo tiene unos 100.000 años, un cuerpo celeste relativamente joven comparado con nuestro sol, que tiene unos 4.600 millones de años.

Las nubes azules y naranjas de la imagen delinean las cavidades creadas cuando el material se aleja de la protoestrella y colisiona con la materia circundante, señala el comunicado.

Los colores vibrantes de la nebulosa solo son visibles en la luz infrarroja detectada por la cámara de infrarrojo cercano de Webb, o NIRCam. La luz infrarroja es invisible para el ojo humano, lo que hace que Webb sea especialmente esencial para revelar aspectos del universo que de otro modo quedarían ocultos.

Las zonas azules son donde el polvo es más fino. Cuanto más gruesa sea la capa de polvo, menos luz azul podrá escapar, creando las zonas de color naranja.

La protoestrella L1527, mostrada en esta imagen del telescopio espacial James Webb, está incrustada dentro de una nube de material en forma de reloj de arena que está alimentando su crecimiento. Crédito: NASA/ESA/CSA/STScI

“Los choques y las turbulencias inhiben la formación de nuevas estrellas, que de otro modo se formarían en toda la nube. Como resultado, la protoestrella domina el espacio, tomando gran parte del material para sí misma”, según el comunicado de prensa.

La protoestrella aún no genera su propia energía mediante la fusión nuclear del hidrógeno, una característica esencial de las estrellas. Su forma, un cúmulo de gas caliente entre el 20% y el 40% de la masa de nuestro sol, también es inestable.

La imagen nos proporciona una idea de cómo era nuestro sol y nuestro sistema solar en su infancia.

El telescopio espacial Webb, que comenzó a compartir nuevas perspectivas sobre el universo en julio, es una asociación internacional entre la NASA, la Agencia Espacial Europea y la Agencia Espacial Canadiense.

– Ashley Strickland contribuyó con este reportaje.