(CNN Español) – Comenzó el Mundial de fútbol y durante todo un mes los ojos del mundo se posan en Qatar. Más allá de los impresionantes estadios y de los rascacielos que florecen en el desierto de este pequeño país, aún persisten muchas preocupaciones sobre las condiciones políticas que rigen allí.
¿Tienen garantizados sus derechos las personas de la comunidad LGTB que fueron a Qatar para el evento deportivo? ¿Qué pasa con el reporte de las condiciones aberrantes en las que miles de trabajadores migrantes construyeron los modernos estadios en donde se disputarán los partidos? En definitiva: ¿servirá el Mundial para tomar conciencia sobre estos temas o más bien oficiará de fachada para que la monarquía que gobierna allí continúe en el poder?
“No será la primera ni la última vez que un Gobierno nacional utiliza la organización de un evento deportivo muy convocante para posicionar a su país de determinada manera frente a los ojos del mundo”, opinó Mariela Belski, directora ejecutiva en Amnistía Internacional Argentina y consultada por CNN sobre el tema.
Esto tiene un valor extra para los países del golfo Pérsico. Los Gobiernos no llegan a serlo a través de mecanismos democráticos y no existen ni los partidos políticos ni la separación de poderes. El Índice de Libertad de Prensa 2021 de Reporteros sin Fronteras ubicó a Qatar en el puesto 128 entre 180 países.
“Qatar es el primer país árabe en organizar una Copa del Mundo de fútbol, y este hecho puede ser útil para consolidar su imagen como país líder de la región. Además, el Mundial apuntala la de difusión del país como destino turístico”, agregó Belski.
Derechos de la comunidad LGTB
Pese a las advertencias sobre estos temas y las preocupaciones de diferentes grupos, las autoridades de este pequeño emirato situado en una península sobre el golfo Pérsico han insistido en varias ocasiones con la misma idea: en Qatar hay tolerancia y todos serán bienvenidos durante la Copa del Mundo.
Nasser Al Khater, director ejecutivo del comité organizador del torneo, dijo a CNN que el país ha sido tratado “injustamente” desde que se ganó el derecho de albergar el torneo hace 12 años.
“Sabemos que la Copa del Mundo trae consigo una mayor visibilidad. Lo hemos visto en el pasado”, dijo Al Khater a Amanda Davies de CNN Sport. “Pero si eso es un catalizador para el cambio, estamos todos a favor”, añadió.
Sin embargo, Al Khater también dijo que, aunque todos serían bien recibidos, la condición era que no haya “demostraciones públicas de afecto” porque “están mal vistas, y esto se aplica a todos”, por las personas homosexuales y las heterosexuales. Además, aseguró que “quien luzca la bandera LGTB en el Mundial será arrestado por 7 u 11 años”.
El Código Penal de Qatar tipifica las relaciones homosexuales entre hombres como un delito punible con hasta 7 años de prisión. El artículo 296 especifica los delitos de “conducir, instigar o seducir a un varón de cualquier manera para que cometa sodomía o disipación” e “inducir o seducir a un varón o a una mujer de cualquier manera para que cometa acciones ilegales o inmorales”.
Es por eso que, pese a lo que digan los organizadores, los activistas y las organizaciones de Derechos Humanos exigen la derogación del artículo 296, para garantizar la seguridad de todos los que viajen por el mundial y, en general, de todos los qataríes.
En medio de ese contexto, inicialmente los capitanes de Inglaterra, Países Bajos, Bélgica, Dinamarca, Alemania, Suiza y Gales estaban listos para participar en la campaña “OneLove” para promover la inclusión y oponerse a la discriminación. Pero justo al comenzar el torneo se supo que finalmente no llevarán brazaletes “OneLove” en el Mundial de Qatar por el peligro de recibir tarjetas amarillas.
Las asociaciones de esos países dijeron en un comunicado el lunes 21 de noviembre que el brazalete, que presenta un corazón rayado en diferentes colores para representar todas las herencias, orígenes, géneros e identidades sexuales, no se usará en Qatar.
Trabajadores inmigrantes
Qatar también está bajo la lupa con respecto al trato que el país le dio a los trabajadores migrantes involucrados en la construcción de los estadios para la Copa del Mundo. Recientemente, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) dijo el Estado no está investigando ni informando adecuadamente sobre las muertes en el lugar de trabajo.
El año pasado un informe de The Guardian reveló que unos 6.500 trabajadores migrantes habían muerto en el país a lo largo de los 10 años posteriores a que Qatar fuera designado anfitrión de la Copa del Mundo 2022. El informe fue negado “categóricamente” por los organizadores del torneo, y CNN no pudo verificar de forma independiente ese reporte.
Sin embargo, hay una serie de datos que sirven para constatar cuál es, en la actualidad, la situación de los migrantes en Qatar —quienes representan casi el 90% de la población total del país—.
De acuerdo con un informe de Amnistía Internacional publicado este año y titulado “La Copa Mundial de la Vergüenza”, los trabajadores migrantes involucrados en la construcción de los estadios sufrieron diferentes tipos de abusos y explotación laboral. Según la organización, la cifra de trabajadores inmigrantes en el país asciende a 1,7 millones.
“… Procedentes de Bangladesh, India y Nepal (quienes) trabajan en la reforma del emblemático estadio Jalifa y en el ajardinado de las instalaciones deportivas y zonas verdes circundantes, la denominada “Aspire Zone”, están siendo explotados. Algunos son objeto de trabajo forzado. No pueden cambiar de trabajo, no pueden salir del país y suelen tener que esperar meses para cobrar sus salarios”, afirma el informe.
Amnistía enumera 8 formas de explotación: elevadas condiciones de contratación —lo que los trabajadores pagan a agencias para huir de la pobreza de sus países de origen—, terribles condiciones de vida, mentiras sobre el salario, retrasos en los pagos, imposibilidad de abandonar el estadio o el campamento, imposibilidad de salir del país o de cambiar de trabajo, amenazas y trabajo forzoso.
“Desde el 2017 en adelante, Qatar ha promulgado una serie de reformas en su sistema laboral, pero los cambios están paralizados y resurgieron las viejas prácticas abusivas. Esas leyes apuntaban a eliminar las restricciones que tenían los trabajadores migrantes para salir del país y cambiar de trabajo sin permiso de sus empleadores”, dice Belski, de Amnistía.
De concretarse, esos cambios podrían haber eliminado el sistema kafala (patrocinio), un mecanismo que ata al personal migrante a sus empleadores.
“Varios trabajadores han advertido a Amnistía Internacional que todavía deben hacer frente a obstáculos importantes para cambiar de trabajo, y conviven con la posibilidad de ser expulsados del país si el empleador no queda satisfecho”, agregó Belski, remarcando que junto a otras organizaciones han instado a la FIFA a destinar al menos US$ 440 millones para compensar a los trabajadores migrantes en Qatar.
Con información de George Ramsay,Zayn Nabbi y Ben Church de CNN