Nota del editor: la siguiente reseña contiene revelaciones sobre el final de la serie “The Walking Dead”, “Rest in Peace”, que se estrenó el 20 de noviembre.
(CNN) – Hay que disculpar al canal AMC, al menos un poco, por haber celebrado excesivamente a “The Walking Dead” en su auge, alimentando a la audiencia con todos los contenidos relacionados al drama zombi que se le ocurrieron. Sin embargo, ahora que la serie termina, por fin, después de 11 largas temporadas, parece evidente que la cadena y los productores quisieron abarcar más de lo que podían.
La última temporada tenía una trama global, a medida que el robusto grupo de personajes principales intentaba escapar de las fuerzas de la comunidad conocida como la Commonwealth. Al mismo tiempo, parecía que tenían las manos atadas debido a los “spinoffs” ya anunciados que había que plantar, alimentar y promover.
Al ver el último capítulo resultó muy obvio que este “final” de la serie principal no pretende ser realmente la conclusión de nada: más bien, el final de 90 minutos estuvo salpicado de promos para las series derivadas que están por venir: “Dead City”, “Rick & Michonne” y “Daryl Dixon”, quitando mucho más suspenso a lo que ocurrió.
¿Qué nos dejó eso en cuanto al episodio, subtitulado “Rest in Peace” (Descansa en paz)? Una venganza catártica para Pamela Milton (Laila Robins), la líder amoral de la Commonwealth, con Mercer (Michael James Shaw) ayudando a destituirla. Algunas pérdidas aleccionadoras, que ofrecen un recordatorio de que rara vez se gana en este mundo distópico sin sacrificio. Y un salto de un año al futuro, que ofrece la esperanza de una mayor normalidad, con Ezekiel (Khary Payton) y Mercer al mando.
Fueron los momentos más pequeños, en realidad, los que destacaron. Una secuencia caótica en el hospital. Rosita (Christian Serratos) convirtiéndose brevemente en una superheroína. Un bonito intercambio entre Negan (Jeffrey Dean Morgan) y Maggie (Lauren Cohan), con una sentida disculpa por lo que le había quitado. Daryl (Norman Reedus) despidiéndose de Carol (Melissa McBride) antes de partir en su propia misión para protagonizar otra serie.
En sus primeras temporadas, “The Walking Dead” destacó en parte por su imprevisibilidad, como recordaba el montaje de personajes que habían muerto. Impresionantemente, la serie seguía recargándose con nuevos protagonistas, así como con nuevas amenazas.
Sin embargo, la partida de Rick Grimes, interpretado por Andrew Lincoln, en 2018 resultó ser, en retrospectiva, un momento crucial, que no solo asestó un golpe creativo a la serie, sino que indicó el juego de manos que supone tratar de maximizarla como mercancía corporativa.
Verás, Rick no murió, sino que se fue, con la promesa de que volvería en una serie de películas. Esos planes se transformaron más tarde en una serie limitada, pero la sensación de que “The Walking Dead” ya no era la prioridad en el universo “Dead” de AMC se había cimentado bastante bien.
Además, AMC se empeñó en extender la marca, introduciendo “Fear the Walking Dead”, seguida de “The Walking Dead: World Beyond”, básicamente una versión centrada en los adolescentes y, más recientemente, la serie de antología “Tales of the Walking Dead”.
Durante ese periodo, los patrones de consumo de la audiencia han cambiado, aunque el apetito por los zombis no. Al alejarse la gente de la televisión lineal y ver más a través de los servicios de streaming, los aspectos comunitarios de ver la serie cada semana y ver quién vive o muere han disminuido, una tendencia alimentada por la decisión de AMC de poner los episodios a disposición de los suscriptores de streaming a través de AMC+.
Luego de anunciar hace más de dos años sus planes de terminar la serie principal con tres arcos de ocho episodios, estos movimientos podrían tener sentido como decisiones comerciales, pero son más difíciles de justificar como decisiones creativas.
La productora ejecutiva Angela Kang dijo a Entertainment Weekly que la serie, al igual que los cómics, no podía terminar de una manera definitiva, llamándola “la historia de zombis que nunca termina”. En “Talking Dead”, el programa de entrevistas dedicado a la serie, Kang dijo: “Intentamos dar a todos un momento bajo el sol”.
Sin embargo, incluso con esos límites, es difícil emocionarse con un “final” con tan poco cierre. La televisión siempre está ávida de otro éxito, y en su apogeo, “The Walking Dead” fue el equivalente televisivo de una supernova. Pero AMC convirtió la franquicia en un tipo diferente de zombi, marchando hacia adelante incluso cuando la vida se había agotado.