CNNE 1302895 - ¿esta cerca el fin de la guerra en ucrania?
Guerra en Ucrania: a 9 meses ¿cuál es la posibilidad de una salida?
02:23 - Fuente: CNN

Nota del editor: David A. Andelman, colaborador de CNN, dos veces ganador del Premio del Club Deadline, es caballero de la Legión de Honor francesa, autor de “A Red Line in the Sand: Diplomacy, Strategy, and the History of Wars That Might Still Happen” y tiene un blog, Andelman Unleashed. Anteriormente fue corresponsal de The New York Times y CBS News en Europa y Asia. Las opiniones expresadas en este artículo le pertenecen únicamente a su autor.

París (CNN) – Una tregua ahora en la guerra en Ucrania significaría esencialmente la victoria del presidente de Rusia, Vladimir Putin.

A nueve meses del inicio del conflicto, las esperanzas rusas de una conquista rápida se han desvanecido, y su ejército se encuentra en gran medida a la defensiva en más de 900 kilómetros de líneas de batalla a lo largo del este y el sur de Ucrania.

De hecho, una tregua o las negociaciones pueden ser el único camino hacia la victoria posible en este momento para el líder ruso: sus efectivos están agotados y los suministros de armas disminuyen.

Al mismo tiempo, la voluntad de Occidente flaquea, lo cual podría resultar igualmente tóxico para Ucrania, y es algo con lo que Putin cuenta casi con toda seguridad.

“Lo único que logra una tregua prematura es que permite a ambas partes rearmarse”, me dijo en una entrevista Michael Kofman, director de estudios rusos en el grupo de reflexión CNA y destacado experto sobre el Ejército de Rusia.

“Y como Rusia es la más desfavorecida ahora, será la que más se beneficie y renovará la guerra. Así que lo único que se consigue con una tregua es la continuación de la guerra. No resolvería ninguno de los problemas subyacentes”, añadió.

Según los expertos, Rusia ya está empezando a rearmarse. La “disponibilidad de municiones” fue uno de los “aspectos más determinantes de esta guerra”, dijo Kofman. “Si se queman 9 millones de cartuchos, no se pueden fabricar en un mes. Así que la cuestión es cuál es el ritmo de producción de munición y qué se puede movilizar”, añadió.

Kofman citó la información disponible que muestra que la fabricación de municiones, que han sido los elementos básicos de los intercambios hasta ahora en las líneas del frente ucraniano, ha pasado de dos, y en algunas fábricas a tres, turnos al día en Rusia. Esto sugiere que “tienen los componentes o, de lo contrario, no harían turnos dobles y triples”, afirmó.

Sin embargo, algunos altos funcionarios estadounidenses y occidentales parecen ansiosos, o al menos preparados, para presionar a una tregua y a las negociaciones en este momento.

“Cuando haya una oportunidad para negociar, cuando se pueda alcanzar la paz, aprovéchala. Aprovechen el momento”, dijo recientemente el general Mark Milley, jefe del Estado Mayor Conjunto de Estados Unidos.

Pero el presidente de Ucrania, Volodymyr Zelensky, no se lo cree. “No permitiremos que Rusia espere y aumente sus fuerzas”, dijo en la reunión del G20 en Bali a principios de este mes.

Mientras los ucranianos se preparan para un brutal invierno de ataques rusos a infraestructuras energéticas críticas, no es de extrañar que desconfíen de las disputas diplomáticas.

En una farmacia de Lviv, un hombre utiliza la luz de su teléfono para ayudar al farmacéutico a encontrar productos, en medio de los apagones, el 16 de noviembre. Crédito: Gaelle Girbes/Getty Images

“Por favor, imaginen cómo entienden los ucranianos las negociaciones”, dijo el expresidente de Ucrania, Petro Poroshenko este lunes en el Consejo de Relaciones Exteriores. “Estás sentado en tu propia casa, el asesino llega a tu casa y mata a tu esposa, viola a tu hija, toma el segundo piso, luego abre la puerta del segundo piso y dice: ‘OK ven aquí. Vamos a negociar’. ¿Cuál sería tu reacción?”.

La realidad es que cualquier tregua, vinculada o no a las negociaciones, tiene poco valor real. Una tregua le da a Rusia, que está cada vez más entre la espada y la pared militarmente, un respiro vitalmente necesario.

“Además de dar a los rusos tiempo para reagruparse y rearmarse, lo más importante es que aliviaría la presión sobre sus fuerzas en este momento”, me dijo el general Mick Ryan, miembro del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales, en un intercambio de correos electrónicos. “Llevan nueve meses de duro trabajo. Sus fuerzas están agotadas”.

Ese sentimiento fue expresado el mes pasado por Jeremy Fleming, jefe de la agencia británica de espionaje electrónico de alto secreto GCHQ. “Sabemos, y los comandantes rusos sobre el terreno lo saben, que sus suministros y municiones se agotan”, señaló Fleming.

Las cosas no han mejorado para los rusos desde entonces. El lunes, el Ministerio de Defensa del Reino Unido, que proporciona algunos de los datos más actualizados y precisos sobre los militares rusos en Ucrania, informó que “la capacidad defensiva y ofensiva de Rusia sigue viéndose obstaculizada por la grave escasez de municiones y personal calificado”.

Y el periódico francés Le Monde ha llevado a cabo un importante análisis utilizando videos sobre el terreno e imágenes satelitales que muestran que “los arsenales de armas y municiones de Rusia se han visto gravemente afectados por los ataques selectivos ucranianos”.

Las imágenes mostraban que “en total, al menos 52 depósitos de munición rusos han sido atacados por los militares ucranianos desde finales de marzo de 2022”. Es una buena parte de los 100 a 200 depósitos rusos que los analistas creen que están en el frente ucraniano, según el informe.

El problema es que los rusos se han dado cuenta en gran medida de esta amenaza. “Los rusos parecen haberse adaptado a la presencia de las HIMAR [artillería suministrada por Estados Unidos] en el campo de batalla retirando sus grandes depósitos de munición fuera de su alcance”, me dijo en una entrevista Chris Dougherty, miembro principal del Programa de Defensa y codirector del Gaming Lab del Center for New American Security en Washington.

Eso es “básicamente cualquier gran puesto de mando o depósito de munición que retiraron más allá del rango de 80 kilómetros”, explicó. Y en muchos casos, justo dentro del territorio ruso, que Ucrania ha asegurado a Washington que no atacaría con sistemas de cohetes suministrados por Estados Unidos.

Dougherty y muchos otros expertos, sin embargo, creen que, con tregua o sin ella, Occidente necesita aumentar la escala de las capacidades ucranianas.

“De lo contrario, Rusia se limitará a esperar”, dijo Dougherty. Ahora, tras haber sido empujados por la ofensiva de otoño de Ucrania, “tienen un frente más pequeño” que defender.

Y, añadió, los rusos están “dispuestos a intercambiar soldados movilizados y proyectiles de artillería”. Los rusos esperan que “con el tiempo, la OTAN y los aliados occidentales y los ucranianos no estén dispuestos a seguir haciendo esos intercambios. Y eventualmente los empujará a negociar. Esa, creo totalmente, es la apuesta de Putin”, dijo Dougherty.

Dicho esto, la historia demuestra que cualquier tipo de tregua con Putin a partir de las negociaciones no tendría sentido. Como observó Poroshenko: “Desde mi experiencia personal en la comunicación con Putin: punto número uno, por favor, no confíen en Putin”. Ciertamente, no se adherirá a ningún acuerdo si no se ajusta a su fin último de tomar el control de Ucrania.

La realidad es que EE.UU. y la alianza occidental necesitan mirar tan lejos hacia el futuro como Putin y aquellos en el Kremlin que podrían sucederle. La pregunta clave aquí es: ¿hasta cuándo persistirá el compromiso de lucha?

El pensamiento de los rusos, observa Dougherty, es: “Podemos estabilizar el frente y ver quién aguanta más, los ucranianos, la OTAN, Estados Unidos”.

Pero en algún momento, también se cansarán de esta guerra, añadió. Y la mentalidad rusa puede convertirse en “puede que no tengamos todo lo que queríamos. Pero tendremos una gran parte del Donbás y la anexionaremos a Rusia y nos quedaremos con Crimea. Y creo que esa es su apuesta ahora mismo”.

Al mismo tiempo, una tregua también permitiría a Occidente reconstruir los arsenales que se agotan rápidamente y que han sido drenados por el material enviado a Ucrania, e incluso mejorar lo que se ha suministrado.

Pero si la guerra se reanudara dentro de unos meses o años, cabe preguntarse si Estados Unidos y sus aliados estarían dispuestos a volver a un conflicto que muchos empiezan a desear que ya haya terminado.