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03:33 - Fuente: CNN

(CNN) – La jerarquía real del Reino Unido cambió drásticamente en las últimas semanas, después de que el rey Carlos III se convirtiera en el primer nuevo monarca del país en siete décadas y varios de sus familiares asumieran nuevos roles.

Pero hay una familiaridad inquietante con la primera gran crisis que se apoderó de la institución recién reorganizada.

Una vez más, la realeza está enfrentando serias acusaciones de racismo hacia adentro de los muros del palacio, tras la renuncia y disculpas por una asistente honoraria que repetidamente preguntó a la jefe de una organización benéfica británica negra de dónde era “realmente”.

“Fue como un interrogatorio”, dijo a BBC Radio 4 Ngozi Fulani, quien dirige la organización benéfica contra la violencia doméstica Sistah Space. “Aunque no es violencia física, es un abuso”, afirmó.

La asistente, identificada como Lady Susan Hussey en los medios británicos, se desempeñó como dama de compañía de la difunta reina Isabel II durante más de 60 años y es la madrina del príncipe de Gales.

Fulani asistía a un evento organizado por Camilla, reina consorte, destinado a abordar lo que ella llamó una “pandemia global” de violencia contra las mujeres y para celebrar el trabajo de activistas y organizaciones benéficas que abordan el problema.

Pero la experiencia de Fulani ha eclipsado ese mensaje: “Realmente tengo que preguntarme cómo puede suceder esto en un espacio que se supone que protege a las mujeres contra todo tipo de violencia”, le dijo a la BBC.

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El momento de la controversia no podría haber sido peor, ya que estalló el primer día de la visita de los príncipes William y Catherine a los Estados Unidos para la ceremonia de entrega de los Premios Earthshot, en lo que fue su primer viaje al extranjero en sus nuevos cargos. Deseoso de trazar una línea sobre la situación que se desarrolla en casa, el Palacio de Kensington condenó los comentarios de la madrina de William como “inaceptables”, y agregó que era “correcto que la persona en cuestión se haya hecho a un lado con efecto inmediato”.

Sin embargo, la institución real se enfrenta a una nueva ronda de preguntas incómodas.

“Me quedé impactada. Es 2022, y alguien puede hablar así y pensar así”, dijo a CNN Diane Abbott, diputada laborista que representa a Fulani y quien fue la primera mujer negra elegida para la Cámara de los Comunes en 1987. Abbott dijo que la sugerencia de que una persona negra no es verdaderamente británica es menos frecuente hoy que hace décadas, pero aún persiste en algunas generaciones.

“El rey Carlos III y mucha gente a su alrededor están muy comprometidos ahora con la modernización de la monarquía. Quieren modernizarla, mantenerla relevante”, dijo Abbott. “Pero este tipo de incidente los hace retroceder”.

Lady Susan Hussey y otros miembros de la familia real llegan a la procesión real el 20 de junio de 2018 en Ascot, Inglaterra.

“Meghan Markle habló sobre el tema, y por eso fue objeto de rotundos ataques — y sigue siendo un blanco en la prensa británica—”, agregó Abbott, refiriéndose a la duquesa de Sussex. “Creo que este incidente muestra que lo que Meghan Markle estaba tratando de indicar era cierto”.

Un debate cada vez más familiar

Una ola de imagen positiva rodeó a la realeza tras la muerte de la reina, pero ese sentimiento no fue ilimitado y la verdad sigue siendo que la difunta monarca eclipsó a todos sus descendientes, incluido al rey Carlos, en términos de la popularidad que tenía entre el público.

Tras la muerte de su madre, el rey Carlos les dijo a los líderes religiosos que sentía que tenía el deber personal de “proteger la diversidad del país”. Pero sin la presencia unificadora de la reina en la cima de “La Firma”, la realeza ahora debe dar cuenta ante preguntas serias sobre si la institución representa adecuadamente a un Reino Unido multicultural.

Esta era, después de todo, una asistente que se encontraba en el círculo íntimo de la realeza. Hussey acompañaba con frecuencia a la reina Isabel II a compromisos oficiales, y estuvo junto a ella al funeral del príncipe Felipe en 2021. Dio la bienvenida a los primeros ministros y mandatarios en el Palacio de Buckingham, se paró junto al trono en las inauguraciones estatales del parlamento y a menudo se la representaba riéndose junto a la matriarca, a Carlos y a otros miembros de la realeza en eventos de carreras de caballos.

Pero ahora, los comentarios de Hussey han vuelto a arrastrar a la familia real a un debate del que ha tratado de desvincularse.

Las preguntas sobre qué tan enérgicamente el palacio combate el racismo han surgido desde que Meghan, duquesa de Sussex, le dijo a Oprah Winfrey el año pasado que alguien en la familia la cuestionó sobre el tono de piel que tendría su bebé por nacer.

A CNN se le dijo el año pasado que la reina envió a Hussey, junto con su vestuarista Angela Kelly, para ofrecer consejos, orientación y tutela a Meghan después de su ingreso a la familia real, una institución que la duquesa dijo que ignoró sus pedidos sobre su salud mental y que la hizo sentir inoportuna y aislada.

El año pasado, el periódico británico The Guardian publicó documentos, que estaban enterrados en los archivos nacionales de Reino Unido, en los que se revelaba que los cortesanos de la reina habían prohibido a los inmigrantes de minorías étnicas y a los extranjeros ocupar puestos administrativos en el Palacio de Buckingham hasta por lo menos finales de la década de 1960.

Cuando esto surgió, el palacio no confirmó cuándo había terminado con esta práctica, pero le dijo a CNN: “La Casa Real y la Soberana cumplen con las disposiciones de la Ley de Igualdad, en principios y en la práctica. Esto se refleja en las políticas, procedimientos y prácticas de diversidad, inclusión y dignidad en el trabajo dentro de la Casa Real”.

Todas esas revelaciones pusieron a la realeza a la defensiva. El príncipe William dijo a los periodistas después de la entrevista de Winfrey que la realeza “no es” una familia racista. Meses después, un alto representante real dijo que la reina Isabel II apoyaba el movimiento Black Lives Matter.

Y desde ese momento, la realeza abordó tentativamente el espinoso tema de los vínculos históricos de la monarquía con la esclavitud. El entonces príncipe Carlos dijo en junio pasado que “ha llegado el momento” de confrontar el legado con la práctica. Muchos activistas quieren más, algo como una disculpa formal de la institución.

Incidentes como estos recuerdan una serie de controversias anteriores y amenazan con tirar por la borda los esfuerzos de los miembros de la realeza para presentarse como embajadores importantes y en contacto con el pueblo del Reino Unido, una propuesta particularmente peligrosa en los primeros meses del reinado de Carlos.

La familia real británica saluda a la multitud desde el Palacio de Buckingham durante las conmemoraciones del Jubileo de Diamante en 2012.

Hay progresos, pero “no lo suficientemente rápido”

La rápida partida de Hussey y la respuesta inmediata del Palacio de Kensington fueron leídas por algunos espectadores como una señal de que la monarquía está aprendiendo de los errores del pasado.

“Hace unos años, este incidente se habría descartado y Ngozi habría sido considerada demasiado sensible”, dijo Abbott a CNN.

“La velocidad de la respuesta esta vez, y el hecho de que hubo una disculpa y que [el portavoz de William] hiciera una declaración, muestra que hay algún progreso en los asuntos raciales en la familia real”, dijo.

“No es lo suficientemente rápido”, agregó Abbott. “Me gustaría verlos tener más negros en la casa real, me gustaría verlos abrir sus brazos genuinamente a Meghan Markle, y me gustaría verlos usar su lugar para tratar de alentar a una sociedad genuinamente multirracial”.

Otros también pidieron que la monarquía mire hacia adentro. “Hay pistas aquí de que esto es un patrón; que es institucional”, dijo a la BBC el miércoles Mandu Reid, la líder del Partido de la Igualdad de la Mujer que estuvo presente en el evento y dijo que fue testigo de la conversación.

“Realmente me dejó una huella. Dejó una huella en Ngozi”, dijo sobre el intercambio, instando a la familia real a no enmarcar el incidente como algo aislado. “No lo minimicen, no desvíen”, dijo.

Y por mucho que esté ocurriendo dentro de los muros del palacio, el país está cambiando más rápido. El mismo día de la recepción en el Palacio, los resultados del censo nacional del año pasado revelaron que las personas que se describían a sí mismas como cristianas en Inglaterra y Gales cayeron del 59% al 46%, la primera vez siendo menos de la mitad de la población. Hubo un gran aumento de los que dijeron que no tenían religión, mientras que el número de musulmanes aumentó al 6,5%.

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La fe cristiana tiene estatus legal en Inglaterra, con la Iglesia de Inglaterra como la iglesia establecida y el monarca como su cabeza titular, el “Defensor de la fe”. Las cifras brindan otro ejemplo de cómo las actitudes culturales en Reino Unido se están alejando de aquellas en las que está inmersa la monarquía.

El palacio espera que la ira pública por los comentarios de Hussey disminuya después de su renuncia, pero hay más obstáculos por delante. El jueves se lanzó un tráiler impecablemente cronometrado del muy publicitado documental de Netlix sobre Harry y Meghan, en el que Meghan dice a los espectadores que “escucharán nuestra historia de nuestra boca”.

Lo que es más importante es que el incidente ha insinuado una pregunta que puede reaparecer durante el reinado de Carlos, tal como sucedió en ocasiones durante el mandato de su madre: ¿Puede la realeza adaptarse o la institución es simplemente demasiado arcaica para representar al Reino Unido de hoy?