(CNN Español) – Han pasado Poco más de dos años desde que el gigantesco radiotelescopio del Observatorio de Arecibo, en Puerto Rico, quedara inoperante. Su colapso destruyó su antena y miles de paneles reflectores. El 1 de diciembre de 2020 parte de su estructura quedó destruida.
Estar en el interior de la instalación hace recordar sus días de gloria y su gran aportación a investigaciones científicas. La ausencia de su antena y paneles han cambiado su original diseño. Ahora es notable el crecimiento de plantas en los alrededores de su base, lo que le da un aspecto de mayor contacto con la naturaleza.
Pero, aunque no hay planes para reconstruirlo, sí hay una iniciativa para convertirlo en un centro educativo de ciencias y mantener la vieja estructura como recuerdo de una gran era científica.
En un comunicado de prensa, la Fundación Nacional de las Ciencias explicó que al presente buscan evaluar propuestas para hacer una transición y convertir el observatorio en una instalación con un enfoque dirigido al estudio de las ciencias astronómicas y principalmente a la educación e investigación.
Meses antes del accidente, algunos cables que sostenían al radiotelescopio se habían roto. La instalación pertenece a la Fundación Nacional de las Ciencias, la que había ordenado en noviembre de 2020 su clausura y demolición. Sin embargo, la estructura colapsó. El accidente provocó que miles de placas del plato reflector se desprendieran y afectaran su peculiar diseño esférico.
Localizado en el norte de Puerto Rico, el radiotelescopio comenzó a operar en 1963. En sus alrededores todavía pueden verse pedazos de lo que fuera parte de la instalación.
El radiotelescopio se destacó por ser uno de las más grandes del mundo. El diámetro de su antena principal era de 305 metros formada por 40.000 paneles de aluminio perforado. La Universidad Central de la Florida administra las instalaciones de la Fundación Nacional de las Ciencias en virtud de un acuerdo de cooperación con la Universidad Ana G. Méndez y Yang Enterprises, Inc.
La instalación, que albergaba uno de los radiotelescopios más potentes del planeta, era utilizada por los científicos para llevar a cabo investigaciones en las áreas de ciencias atmosféricas, ciencias planetarias, radioastronomía y astronomía por radar. Además, eran la base de un equipo que dirigía el Proyecto de Radar Planetario, apoyado por el Programa de Observaciones de Objetos Cercanos a la Tierra de la NASA.