(CNN) – El misterio de los restos óseos que unos cazadores encontraron en 1991 en una granja privada en el condado de Pickaway, Ohio, permaneció durante mucho tiempo como solo eso: un enigma.
Al principio, las autoridades creyeron que se trataba de una mujer nativa americana, de unos 25 años, debido a su pequeña estatura y al lugar donde fueron encontrados. Pero investigaciones posteriores revelaron que los restos estuvieron enterrados en una tumba poco profunda durante no más de tres años, según a la Oficina del Sheriff del Condado de Pickaway.
A medida que el análisis de ADN y la ciencia forense avanzaron a lo largo de los años, salieron a la luz más fragmentos de información: en 2012, los científicos de la Universidad del Norte de Texas pudieron extraer ADN de los huesos. Pero lo único que eso reveló a los investigadores fue que los restos pertenecían a un hombre y podrían haber tenido antepasados en el subcontinente indio.
“Durante muchos años, lo único que estaba disponible eran las bases de datos criminales para el ADN”, dijo el fiscal general de Ohio, Dave Yost, en una conferencia de prensa este martes.
“Entonces, ya sabes, si tu difunto, si tu John Doe, tu desconocido es una persona que cometió un delito, eso es genial”, podrían estar en la base de datos, dijo. “Pero si no, el ADN no te sirve de nada”.
Sin embargo, la genealogía genética ha cambiado las reglas del juego. La empresa AdvanceDNA subió el perfil de ADN a las bases de datos de árboles genealógicos durante meses.
“Construimos un árbol genealógico expansivo que contiene más de 4.000 personas”, dijo Amanda Reno de AdvanceDNA. “Nuestra investigación se extendió a Virginia, Kentucky, Canadá y hasta Inglaterra”, dijo.
Los primos lejanos y otros parientes que coincidían con el ADN se ofrecieron como voluntarios y “se registraban regularmente, con la esperanza de recibir actualizaciones en su caso”, dijo.
“A través de nuestra investigación, pudimos desarrollar un perfil específico para el individuo”, dijo.
Utilizando un “proceso de verificación de varios pasos”, los investigadores determinaron que los restos pertenecen a Robert A. Mullins, de Columbus, Ohio”, dijo la Oficina del Sheriff.
La familia de Mullins dijo que desapareció en algún momento de 1988 o 1989 cuando tenía 21 años, según la oficina de Yost.
“Este es un caso sobre el avance de la ciencia, el ADN mejora todo el tiempo”, dijo Yost.
“Todos vamos a morir en algún momento — es lo único seguro sobre nuestras vidas en esta tierra, pero qué tragedia morir como un desconocido — no tener un nombre para poner en una lápida”, dijo Yost.
“Hoy, ese círculo se cierra. Y ese es el primer paso hacia el resto de la justicia”, dijo Yost.
Ahora, la investigación continúa como una investigación de homicidio, dijeron las autoridades.
“Sabemos por la naturaleza de la escena del crimen que esto pudo haber sido un homicidio”, dijo Yost. “Y ahora los detectives tienen la nueva información que les permitirá salir y hacer lo que mejor saben hacer: salir a la calle”.