Nueva York (CNN) – Se necesitará tiempo para que los legisladores y el público digieran el enorme tesoro de documentos relacionados con las declaraciones de impuestos del expresidente Donald Trump publicadas este martes por la noche por la Comisión de Medios y Arbitrios de la Cámara de Representantes.
Trump desafió repetidamente las convenciones y se negó a publicar sus declaraciones de impuestos tanto como candidato presidencial como presidente en ejercicio.
La comisión, que es responsable de la supervisión del IRS y de la redacción de la política fiscal, había buscado durante mucho tiempo y finalmente obtuvo hace apenas unas semanas las declaraciones de impuestos de Trump de 2015 a 2020. Su objetivo declarado era revisar “cómo el IRS aplica las leyes fiscales federales contra, y asegura el cumplimiento de un presidente”.
Estas son algunas de las principales conclusiones iniciales del informe de la comisión, que incluye tanto su análisis del programa de auditoría presidencial del IRS como un análisis de las declaraciones de Trump por parte del Comité Conjunto de Impuestos no partidista.
La comisión dice que el IRS no auditó adecuadamente a Trump
La Comisión de Medios y Arbitrios afirma que el programa de auditoría presidencial del IRS estuvo “inactivo” durante el mandato de Trump.
El informe encontró que durante el tiempo de Trump en el cargo, el IRS solo abrió una auditoría “obligatoria”: para su declaración de impuestos de 2016. Y eso no tuvo lugar hasta el otoño de 2019, después de que el presidente Neal enviara por primera vez una carta pidiendo al IRS las declaraciones y la información fiscal de Trump.
También señala que la agencia había abierto una auditoría a principios de ese año para su declaración de 2015, pero no fue designada como obligatoria.
La declaración de impuestos de 2017, mientras tanto, fue marcada como “evaluada y recogida para su examen, de ser necesario”.
Sigue sin estar claro por qué el IRS no fue más activo en la auditoría de las declaraciones de Trump mientras era presidente.
“A pesar del conocimiento de una investigación en curso del Congreso y del Manual, la administración anterior no dio prioridad al programa de auditoría obligatoria”, asegura el informe.
El senador Ron Wyden, que preside la comisión de redacción de impuestos en el Senado, dijo este miércoles que “el IRS estaba dormido al volante, y el programa de auditoría presidencial está roto. No hay justificación para que no se realizaran las auditorías presidenciales requeridas hasta que se produjo una investigación del Congreso. Tengo preguntas adicionales sobre la medida en que las cuestiones de recursos o el temor a represalias políticas de la Casa Blanca contribuyeron a los lapsos aquí”.
Muchos demócratas, incluidos los de la comisión, así como expertos en política fiscal sugieren que la falta de recursos, incluyendo el personal para manejar auditorías altamente complejas como las de Trump, también puede ser un factor.
“Es fácil encontrar deficiencias en el IRS. Tienen gran carencia de recursos. Los ricos pueden aprovecharse de la ley fiscal porque el IRS no tiene los recursos para ir tras ellos”, dijo Steven M. Rosenthal, miembro sénior del Centro de Política Fiscal Urban-Brookings en el Urban Institute.
CNN se puso en contacto con el IRS, que no hizo comentarios de inmediato.
Trump no pagó impuestos federales sobre la renta en su último año como presidente
Después de años de arrastrar grandes pérdidas para reducir en gran medida, si no eliminar, su obligación tributaria federal sobre la renta, Trump declaró una factura fiscal considerable en los dos años intermedios de su presidencia, según las tablas del informe.
Trump pagó un total combinado de US$ 1,1 millones en impuestos federales sobre la renta en 2018 y 2019, un marcado contraste con los US$ 750 que pagó en 2017 y los 0 que pagó en 2020.
Sus ingresos gravables en 2018 se acercaron a los US$ 23 millones, que incluían una ganancia de capital de US$ 22 millones.
Al año siguiente, declaró cerca de US$ 3 millones en ingresos gravables, con una ganancia de capital de US$ 9 millones.
Sin embargo, en 2020 Trump declaró pérdidas de más de US$ 16 millones, lo suficientemente grandes como para reducir su factura del impuesto federal sobre la renta de ese año a 0 dólares.
Durante muchos años, antes de su candidatura a la presidencia, una investigación del New York Times mostró que Trump había declarado enormes pérdidas operativas netas que se le permitía trasladar y aplicar a futuros ejercicios fiscales, lo que reducía en gran medida o simplemente anulaba su obligación anual de impuestos sobre la renta.
Por ejemplo, el informe señaló que Trump arrastró US$ 105 millones en pérdidas en su declaración de 2015, US$ 73 millones en 2016, US$ 45 millones en 2017 y US$ 23 millones en 2018.
Surgen dudas sobre las deducciones por beneficencia de Trump
El informe plantea dudas sobre la exactitud de algunas enormes deducciones caritativas que Trump reclamó en varias de sus declaraciones de impuestos. Las deducciones pueden limitar la cantidad del impuesto sobre la renta adeudado.
En 2015, Trump reclamó una deducción de US$ 21,1 millones por donar 158 acres de su propiedad de 212 acres llamada Seven Springs en North Castle, Nueva York. La donación, que se hizo a un fideicomiso de tierras, es un foco de la investigación criminal del fiscal del distrito de Manhattan sobre las finanzas de la Organización Trump.
El IRS permite una deducción del impuesto sobre la renta a los propietarios que renuncian a los derechos sobre sus tierras con fines de conservación, pero el IRS ha planteado dudas sobre si se infló el valor de la donación de tierras de Trump.
El informe señala que un agente del IRS encargado de auditar los impuestos de Trump sugirió que se rechazara la totalidad de la deducción de US$ 21,1 millones porque Trump no obtuvo una tasación cualificada de los terrenos. El agente también sugirió reducir el valor de la deducción en más de la mitad y dijo que el tasador podría estar sujeto a una multa por declarar erróneamente el valor del terreno.
Dado que Trump no tuvo ningún ingreso gravable en 2015, la deducción fue limitada, pero puede ser trasladada y deducida en años futuros.
La auditoría del IRS sobre la donación de Seven Springs está en curso. Una visita in situ se produjo en enero y los agentes se reunieron con los tasadores en fecha tan reciente como noviembre, según el informe.
El informe también planteó preguntas sobre las donaciones en efectivo que Trump reclamó como deducciones caritativas.
En 2016 y 2017, Trump reclamó casi US$ 1,2 y 1,9 millones, respectivamente, en contribuciones a la caridad, la mayor parte de las cuales se hicieron en efectivo. Trump, de nuevo, no tuvo ingresos gravables en ninguno de los dos años, pero pudo trasladar la deducción a años futuros, limitando aún más la cantidad de impuestos federales sobre la renta que tuvo que pagar. El informe dijo que las grandes contribuciones en efectivo merecían una revisión.
Trump tuvo ingresos gravables en 2018 y 2019 y declaró donaciones en efectivo de poco más de US$ 500.000 cada año. Eso significa que pudo reclamar una deducción por contribución caritativa esos años. El JCT sugirió que se le pidiera a Trump que justificara esas grandes donaciones en efectivo.
El IRS señala un ‘historial de negociaciones difíciles’ con el equipo de Trump
Poco después de que The New York Times publicara el 27 de septiembre de 2020 un reportaje de gran repercusión en el que se detallaban las declaraciones de la renta de Trump, el IRS se reunió internamente para discutir cómo gestionar una revisión de los impuestos del entonces presidente.
Durante la reunión, se mencionó la “historia de negociaciones difíciles” entre el personal del IRS y los abogados de Trump, según el informe.
Los reguladores del IRS también expusieron una estrategia en esa reunión para evaluar las finanzas de Trump, estableciendo criterios para que el proceso fuera manejable dado el gran número de entidades canalizadoras. El fideicomiso de Trump tiene la propiedad de varias entidades canalizadoras, cuyos ingresos y deducciones fluyen a la declaración federal de impuestos de Trump.
En marzo de 2021, el IRS se puso en contacto con los representantes de Trump para comunicarles que se había iniciado una auditoría de sus declaraciones de la renta de 2017 y 2018.
Por esas fechas, el equipo de Trump llamó al IRS para discutir el tamaño del equipo que evaluaba las declaraciones de impuestos. Se asignaron tres agentes, frente al típico agente único.
El jefe del equipo del IRS explicó a los representantes de Trump que la agencia había considerado la declaración de impuestos de 2017 como de “alto riesgo”, lo que requería miembros adicionales del equipo para examinar las más de 400 entidades de flujo.
El equipo de Trump también expresó su preocupación por el alcance de la revisión, que se remontó hasta 2014 debido a las deducciones que Trump reclamó en ese año que se trasladaron y redujeron su carga fiscal en años posteriores.