(CNN) – Ana Montes, una ciudadana estadounidense condenada por espiar para Cuba, fue liberada de la prisión federal de Estados Unidos en Fort Worth, Texas, según los registros en línea de la Oficina Federal de Prisiones.
Cuba reclutó a Montes para espiar en la década de 1980 y fue empleada por la Agencia de Inteligencia de Defensa del Pentágono (DIA, por sus siglas en inglés) como analista de 1985 a 2001. Eventualmente fue ascendida a ser la principal analista de Cuba de la DIA.
El 21 de septiembre de 2001, Montes fue arrestada en Washington y acusada de conspiración para entregar información de defensa a Cuba.
A principios de 2002, fue sentenciada a 25 años de prisión luego de declararse culpable de espionaje. El juez que sentenció a Montes ordenó que fuera supervisada en libertad por cinco años.
Con respecto a la liberación de Montes, el senador de Florida, Marco Rubio, criticó a Montes por traicionar a Estados Unidos y ayudar al régimen comunista de Cuba.
“Los estadounidenses deberían recordar a Ana Belén Montes por lo que realmente es, a pesar de que ha cumplido su tiempo en prisión. Si olvidamos la historia de esta espía, seguramente se repetirá”, dijo Rubio en un comunicado difundido este sábado.
Así reclutaron a la reina de Cuba
Ana Montes, ahora de 65 años, era conocida como la reina de Cuba, una estadounidense que durante más de una década y media entregó tantos secretos militares estadounidenses a La Habana que los expertos dicen que es posible que Estados Unidos nunca sepa el alcance total del daño.
En 1984, Montes trabajaba como oficinista en el Departamento de Justicia de Washington y estudiaba una maestría en la Universidad Johns Hopkins.
A menudo criticaba el apoyo del presidente Ronald Reagan a los rebeldes que luchan contra los regímenes a favor de los comunistas en Centroamérica.
“Sentía que Estados Unidos no tenía derecho a imponer su voluntad a otros países”, dijo el agente especial del FBI Pete Lapp, el hombre que finalmente dirigió la investigación contra Montes y la arrestó.
Su enojo por la política exterior de Estados Unidos complicó sus relaciones y llamó la atención de los cubanos, quienes la incitaron a darle la espalda a sus amigos, familiares y su propio país.
Alguien en Johns Hopkins notó las opiniones apasionadas de Montes sobre Cuba y pronto le presentaron a los reclutadores y aceptó ayudar a la causa cubana.
Más o menos al mismo tiempo, Montes solicitó un trabajo en la Agencia de Inteligencia de Defensa, donde los trabajadores manejan diariamente secretos militares estadounidenses. Cuando comenzó allí en 1985, el FBI dice que ya era una espía cubana completamente reclutada.
Cómo fue atrapada
Una noche de 1996, Montes fue llamada a consultar en el Pentágono durante un incidente internacional en curso, pero rompió el protocolo al no permanecer en servicio hasta que fue despedida. Esto levantó sospechas.
Cuatro años más tarde, el agente de contrainteligencia de la DIA, Scott Carmichael, escuchó que el FBI buscaba a un topo: un espía no identificado dentro de la DIA que trabajaba para Cuba.
El sospechoso había viajado a la Base Naval de EE.UU. en la Bahía de Guantánamo, Cuba, en un momento específico. Cuando buscó una lista de empleados de DIA que visitaron Guantánamo durante esas fechas, apareció un nombre familiar: Ana Montes.
“En el momento en que vi su nombre, lo supe”, dijo Carmichael.
Después de eso, Carmichael y el agente del FBI Lapp se unieron para demostrar que la reina de Cuba de la DIA era realmente una espía.
Gracias a inteligencia “muy sensible”, se supo que el topo no identificado de DIA había comprado una marca y modelo específicos de computadora en un momento específico en 1996 en una tienda desconocida en Alexandria, Virginia.
Lapp pudo encontrar el registro original de la tienda que vinculaba esa computadora con Montes, lo que confirmó sus creencias.
Thom Patterson de CNN contribuyó con el reportaje