(CNN Español) – “Despedirse es morir un poco” dice un antiguo refrán. Algo así sienten los fieles seguidores de Les Luthiers, la reconocida formación humorística-musical argentina, que anunció en la primera semana de enero su “despedida definitiva” tras una exitosa carrera artística de 55 años.
El talento, desparramado a mares, ha sido su arma en los escenarios; la administración sabia de la palabra, su barco; el ingenio, el puerto en el que amarró cada creación de su fascinante repertorio.
“El humor de Les Luthiers tiene capas. Capas de admisión y capas de comprensión”, dice Carlos López Puccio, uno de los integrantes del grupo. Tenemos “un humor ingenuo”, agrega. Este estilo ha conquistado a varias generaciones de argentinos y a los espectadores de los países adonde llevaron su arte.
La piedra fundacional la colocó Gerardo Massana en 1967. La formación nació como un cuarteto integrado además por Marcos Mundstock, Daniel Rabinovich y Jorge Maronna. Luego, en distintas épocas, se alternaron como miembros del grupo Carlos Núñez Cortés, Carlos López Puccio y Ernesto Acher.
En noviembre, en la ciudad argentina de Rosario comenzaron una nueva gira. “En este espectáculo que se va a llamar ‘Más Tropiezos de Mastropiero’ va a haber una mezcla interesante entre el pasado y el presente”, dijo Jorge Maronna, sin anticipar nada sobre el anuncio que llegaría en la primera semana de enero.
“Tras 55 años de exitosa trayectoria anunciamos nuestra despedida definitiva de los escenarios”, indica un comunicado que difundió la formación. “Nos sentimos muy vitales, pero a medida que nos acercamos a los 80 nuestros músculos y articulaciones nos anticipan que pronto comenzarán a presentarnos impedimentos”, agrega Carlos López Puccio en el mismo texto, mientras que Jorge Maronna asegura que “después de tantos años de aventuras Mastropiero merece descansar”.
La noticia se desplazó con la velocidad de un rayo en cada ciudad, pueblo y país donde regaron su talento con estatura de educadores de alta alcurnia, con la pureza de lo popular, con el respeto por el buen gusto, que le han valido su vigencia a través de los años. “En los años 90 yo veía gente de nuestra edad. Era gente de nuestra generación. Parecía que era lo natural. Después empecé a ver, y ahora más todavía, que venían muchos jóvenes”, dice Jorge Maronna con la pureza de un niño, como no pudiendo administrar tanto amor, respeto y veneración del público que le ha sido fiel en todo su recorrido artístico.
A lo largo de su impecable trayectoria, Les Luthiers tuvo ocho formaciones diferentes. El quinteto integrado por Mundstock, Rabinovic, Maronna, López Puccio y Cortés fue el que realizó el recorrido más extenso. Durante 29 años protagonizaron espectáculos provistos de ironía, conjugando el género de lo absurdo y la plasticidad. Su personaje insigne fue Johann Sebastian Mastropiero. Este compositor musical ficticio era presentado de manera sublime por el bastonero y maestro de la palabra, Marcos Mundstock.
Les Luthiers tuvo como espina dorsal en sus performances un humor ocurrente y refinado. Una mixtura del arte clásico con el gusto popular y una original inventiva en la creación y uso de raros objetos de cuyos sonidos eran capaces de extraer música. Justamente la música era un elemento esencial en sus presentaciones teatrales. Para ello se valieron de letras, arreglos musicales e instrumentos de su propia creación.
Es casi imposible condensar lo mejor de su inagotable repertorio. Algunos de los más destacados podrían ser: “Monólogo mal leído”, donde Rabinovich intercala y muta el sentido de las palabras; “Encuentro en el restaurante”, en el que Marcos Mundstock tiene que improvisar la narración ante el olvido del texto por parte de su asistente; “Los jóvenes de hoy en día”, en el que Maronna y López Puccio cantan y parodian a jóvenes y adultos.
Los años trajeron consigo dos impactos que dejaron devastado el planeta Les Luthiers. En 2015, falleció Daniel Rabinovich; en 2020, Marcos Mundstock.
Desde 2019, el grupo está formado por López Puccio, Maronna, Roberto Antier, Tomás Mayer-Wolf, Martín O’Connor y Horacio Tato Turano, con Santiago Otero Ramos y Pablo Rabinovich como alternantes en las funciones y giras. Se ha conservado la brillantez, solvencia y espíritu que hicieron de Les Luthiers tan originales como únicos.
En su prolífica trayectoria Les Luthiers ha cosechado varias distinciones. Se destacan: los premios Konex y Martín Fierro de Argentina; el Grammy latino a la excelencia musical, y el premio Princesa de Asturias en la categoría comunicación y humanidades.
“Resulta que con el humor nunca podés tener certezas. Mi certeza hoy en día es que no podés tener certeza”, dice López Puccio como desmintiendo ese Everest que escalaron a puro éxito en cada teatro a lo largo de más de cinco décadas.
El último recorrido de Les Luthiers seguirá con sus funciones en enero en el teatro Opera de Buenos Aires y luego en distintas ciudades del país. Más tarde, el espectáculo continuará exhibiéndose por varios lugares del mundo.
Les Luthiers dejó demostrado con sus creaciones cautivantes, su presencia escénica sin igual y el imán de su ingenio que estarán vigentes por siempre, con el sello de su legado indeleble.