(CNN) – El equidna australiano ha desarrollado una curiosa forma de refrescarse: sopla burbujas con su hocico en forma de pico.
El equidna de pico corto es común en Australia, Tasmania y Nueva Guinea y, junto con el ornitorrinco, es uno de los pocos monotremas de la Tierra, esto es, mamíferos que ponen huevos, y existe desde hace millones de años. Con una lengua larga y pegajosa, una predilección por comer hormigas y termitas, y un cuerpo cubierto de púas sin espinas, el equidna también es conocido como oso hormiguero espinoso.
A pesar de ser una de las especies más antiguas del mundo, se cree que el equidna es sensible al calor. Investigaciones anteriores han sugerido que una temperatura corporal de 38 °C y una temperatura del aire de 35 °C es letal para el animal.
Sin embargo, esta insólita criatura vive en regiones extremadamente cálidas y áridas de Australia, donde su existencia parece imposible.
Ahora, una nueva investigación ha demostrado cómo se ha adaptado el equidna de pico corto para combatir el calor, algo que será aún más crucial a medida que el mundo se caliente debido a la crisis climática.
Los científicos de la Universidad de Curtin, Australia, utilizaron cámaras de visión térmica para investigar sin contacto a los equidnas del bosque de Dryandra y la Reserva Natural de Boyagin, situados a unos 170 kilómetros al sureste de Perth.
Los investigadores captaron imágenes infrarrojas de 124 equidnas durante 34 días a lo largo de 12 meses para registrar cómo eliminaban el calor. La revista académica Biology Letters publicó este martes un estudio en el que se detallan los resultados.
Los investigadores no esperaban encontrar que los equidnas soplan burbujas de moco para regular su temperatura interna.
“Hemos observado una serie de métodos fascinantes utilizados por los equidnas para gestionar el calor y que permiten al animal estar activo a temperaturas mucho más altas de lo que se pensaba”, dijo la autora principal del estudio, la Dra. Christine Cooper, profesora titular de la Escuela de Ciencias Moleculares y de la Vida de Curtin, en un comunicado.
“Los equidnas soplan burbujas por la nariz, que estallan sobre la punta de la nariz y la humedecen. Al evaporarse, la humedad enfría su sangre, lo que significa que la punta de la nariz funciona como una ventana de evaporación”.
Los datos térmicos también mostraron que los equidnas pueden perder calor por la parte inferior y las patas, pero pueden utilizar sus espinas dorsales para retener el calor corporal si es necesario.
Los investigadores se sorprendieron al ver que los equidnas estaban activos a pesar de que la temperatura del aire era varios grados superior a lo que se considera el nivel “letal” para los animales.
En verano, los equidnas adoptan un comportamiento nocturno para escapar del calor. Pero también se les ha visto refugiarse en el interior de troncos huecos donde la temperatura del aire está muy por encima de su límite.
Los últimos hallazgos sugieren que las estimaciones anteriores sobre las altas temperaturas que pueden soportar los equidnas eran “subestimaciones”, según el nuevo estudio.
“Los equidnas no pueden jadear, sudar o lamerse para perder calor, por lo que podrían verse afectados por el aumento de la temperatura y nuestro trabajo muestra formas alternativas en que los equidnas pueden perder calor, explicando cómo pueden estar activos en condiciones más calurosas de lo que se pensaba”, dijo Cooper.
“Comprender la biología térmica de los equidnas también es importante para predecir cómo podrían responder a un clima más cálido”.
A continuación, ella y sus colegas quieren modelizar cuánto calor pueden desprender los equidnas para predecir cómo pueden soportar distintas condiciones ambientales y el calentamiento.
Estos animales resilientes han demostrado ser más resistentes a las altas temperaturas de lo que se creía, pero eso no significa que el aumento de las temperaturas no suponga un reto para ellos, afirma Cooper.