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Alemania evalúa enviar tanques Leopard 2 a Ucrania: ¿podrían hacerlo otros países?
02:16 - Fuente: CNN

Nota del editor: Frida Ghitis, (@fridaghitis) exproductora y corresponsal de CNN, es columnista de asuntos mundiales. Es colaboradora semanal de opinión de CNN, columnista del diario The Washington Post y columnista de World Politics Review. Las opiniones expresadas en este comentario le pertenecen únicamente a su autora. Ver más opiniones en CNN.

(CNN) – La guerra en Ucrania podría empeorar muy pronto.

Rusia puede estar preparándose para lanzar una gran ofensiva de primavera, y podría llegar incluso antes de que la nieve invernal comience a derretirse.

El momento de dar a Ucrania lo que necesita para defenderse y expulsar a los invasores rusos es ahora. Pero a pesar de un compromiso notablemente unificado, algunos de los partidarios de Ucrania en Occidente están obstaculizando el camino.

Ucrania cree que el Kremlin podría hacer otro esfuerzo para tomar la capital, Kyiv, y prevé que el presidente de Rusia, Vladimir Putin, llame a filas a unos 500.000 soldados más, además de los 300.000 movilizados a finales del año pasado.

Moscú niega que esté planeando una segunda movilización, pero el medio independiente ruso Volya, citando fuentes del ejército ruso, informó que Moscú planea reclutar otros 700.000 soldados. Además, Ucrania también se enfrenta a más de 50.000 mercenarios del ejército privado, la mayoría de ellos prisioneros rusos liberados a cambio de combatir.

El viernes, el secretario de Defensa de Estados Unidos, Lloyd Austin, declaró: “Este es un momento decisivo para Ucrania, en una década decisiva para el mundo”, tras una reunión crucial de los principales aliados occidentales de Ucrania en la base aérea de Ramstein, Alemania.

Ucrania lucha contra una Rusia que ha sido una fuerza perniciosa y desestabilizadora en la escena mundial. Occidente intenta calibrar su apoyo, pero el resultado de la reunión de Ramstein fue decepcionante para Kyiv y para quienes creen que hay que derrotar a Rusia.}

Austin reiteró que Estados Unidos seguirá apoyando a Ucrania “todo el tiempo que sea necesario”, e instó a los aliados de Kyiv a “profundizar aún más”. A pesar de las exhortaciones, sin embargo, los jefes de Defensa fracasaron en uno de los principales objetivos de la reunión, decidir el envío de tanques de combate, que Ucrania dice necesitar sin demora.

La decisión sobre los tanques de combate fue bloqueada por Alemania, reacia a enviar sus tanques Leopard 2 o a conceder permiso a otros países que los poseen para cederlos. Berlín teme que Moscú considere la presencia de tanques alemanes como una provocación y quiere que Estados Unidos envíe sus tanques para darle cobertura.

Washington está enviando vehículos blindados de combate y otras armas pesadas, pero mantiene que sus tanques Abrams no son adecuados para esta guerra porque aprender a manejarlos lleva demasiado tiempo y son difíciles de mantener. Insisten en que los tanques alemanes son más adecuados.

Bloquear la transferencia de armas necesarias a Ucrania no es, digamos, el mejor comportamiento de Alemania.

Los partidarios de Ucrania en Europa del Este, invadida por Rusia durante la Guerra Fría y antes, estaban furiosos. El ministro de Relaciones Exteriores de Polonia arremetió contra Alemania, recordando a Berlín que esto no es solo un ejercicio, “la sangre ucraniana se derrama de verdad”. Los tres países bálticos, Letonia, Estonia y Lituania, exigieron a Alemania que actuara “ya”.

Un frustrado presidente de Ucrania, Volodymyr Zelensky, declaró: “No hay ninguna razón racional para que Ucrania no haya recibido aún tanques occidentales”.

Mientras lucha contra los soldados y mercenarios rusos, Ucrania tiene otra preocupación. Una fuente ucraniana dijo a CNN que Kyiv está preocupada por el cambio en el equilibrio político en Washington ahora que los republicanos, algunos de los cuales no apoyan incondicionalmente a Ucrania, han tomado el control de la Cámara de Representantes de Estados Unidos. Los ucranianos necesitan seguir recibiendo el firme apoyo de Washington.

Observando desde lejos, es fácil tener la impresión de que Putin podría poner fin pronto a su desventurada guerra de Ucrania. Al fin y al cabo, este conflicto ha sido un completo desastre para Rusia, aunque siga matando a decenas de civiles bombardeando edificios habitacionales, y a pesar de uno que otro avance simbólico.

Putin no tiene intención de detenerse. Ha acallado a sus críticos liberales en casa, pero está bajo la presión de los nacionalistas de ultraderecha, incluidos algunos que poseen ejércitos mercenarios y hacen alarde de sus proezas mientras se burlan del ejército ruso que responde ante él, como ha hecho Yevgeny Prigozhin, que dirige el tristemente célebre Grupo Wagner.

Además, Putin, que se considera a sí mismo un hábil estudioso de la historia, puede estar contemplando algunas de las mayores victorias de Rusia, que arrancó de las fauces de la derrota.

Rusia logró repeler las invasiones de Napoleón y los nazis, pero el actual presidente de la nación puede haber extraído una lección equivocada de las proezas de sus predecesores. Napoleón y Hitler eran los invasores. El imperio ruso, y más tarde la Unión Soviética, se defendían.

Esta vez, Rusia es el agresor. Ucrania tiene la ventaja de jugar en casa, incluida la inagotable determinación de derrotar al odiado invasor.

De hecho, la historia nos enseña algo más: en 2008, Putin invadió la vecina Georgia y se salió con la suya capturando parte de su territorio. En 2014, invadió la península ucraniana de Crimea y se salió con la suya. Luego, el año pasado, decidió tomar toda Ucrania.

La lección es que cuando las aventuras militares expansionistas del Kremlin tienen éxito, van seguidas de más agresiones, más guerras, más anexiones ilegales del territorio de sus vecinos. Las victorias de Moscú parecen producir más guerras de agresión rusa.

Derrotar este asalto es la mejor manera de asegurar la paz futura, de reafirmar la noción de que un país rapaz no puede simplemente tragarse a un vecino pacífico, una noción que pensábamos que había terminado tras la Segunda Guerra Mundial.

Es comprensible que Alemania saliera de aquella guerra con una inclinación pacifista. Pero la lección de la Segunda Guerra Mundial es el peligro de permitir que los déspotas agresivos obtengan beneficios.

Puede que el canciller de Alemania, Olaf Scholz, dude en enviar tanques a luchar contra Rusia, como hizo Alemania en la década de 1940, pero es posible que él también se esté basando en las lecciones equivocadas de la historia.

Entonces, los tanques alemanes invadieron un país soberano. Esta vez, estarían defendiendo uno.

Algunos, de hecho, sostienen que la experiencia de la Segunda Guerra Mundial confiere a Alemania una responsabilidad moral única para proporcionar a Kyiv lo que necesita. (Por cierto, cuando los nazis invadieron la Unión Soviética, invadieron Ucrania, una de sus repúblicas).

Después de que los ministros de Defensa en Ramstein anunciaran que no habían decidido enviar tanques, Zelensky, claramente decepcionado, reafirmó que Ucrania necesita urgentemente tanques, pero añadió un comentario intrigante sobre lo que había ocurrido. “No todo”, dijo, “puede anunciarse en público”.

Tarde o temprano, tengo pocas dudas, los tanques llegarán. El ministro de Defensa de Alemania, Boris Pistorius, ya encargó un inventario de los Leopard y ha sugerido que otros países que los poseen empiecen a hacer preparativos por si Alemania autoriza la transferencia.

Más vale tarde que nunca, pero no hay razón ni excusa para retrasarlo, porque Rusia está a punto de hacer que la guerra en Ucrania sea aún más letal. La ventana para evitar una guerra mucho más prolongada puede cerrarse pronto.