Nota del editor: Llamado a la Tierra es una serie editorial de CNN comprometida con reportar los desafíos ambientales que enfrenta nuestro planeta, además de mostrar las soluciones a esos retos. La iniciativa Perpetual Planet de Rolex se ha asociado con CNN para crear conciencia y educación sobre los asuntos de sostenibilidad claves y para inspirar acciones positivas. La bióloga marina Vreni Häussermann es una laureada de los premios Rolex.
(CNN) – En la franja del Pacífico de Chile se encuentra un paraíso biológico. A lo largo de la costa patagónica, rodeados de majestuosas montañas nevadas, los corales viven entre algunos de los fiordos más profundos del mundo. Aquí los científicos han descubierto nuevas especies y todavía hay áreas que deben ser documentadas. Pero incluso cuando los secretos de los arrecifes se revelan, hay problemas en el paraíso.
La bióloga marina chilenoalemana y laureada de los premios Rolex Vreni Häussermann llegó a la Patagonia chilena a fines de la década de 1990 para explorar lo que ella llama “uno de los últimos páramos de la Tierra”.
Häussermann era estudiante de la Universidad de Munich cuando un programa de intercambio le dio la oportunidad de estudiar durante un año en la ciudad de Concepción, en el centro de Chile.
Para su tesis, emprendió un viaje de seis meses a lo largo de la costa del país con su compañero de investigación Gunter Forsterra, quien ahora es su esposo.
Bucearon con frecuencia en el camino, y Häussermann estaba intrigada por las posibilidades de la Patagonia. “Era la región más hermosa y menos conocida”, recuerda.
Los fiordos aislados fueron creados por la inundación del Pacífico en valles profundos que alguna vez fueron tallados por glaciares, y la costa de la región tiene unos 80.000 kilómetros de largo, el doble de la circunferencia de la Tierra. Es un trabajo de toda una vida. Afortunadamente, ella y Forsterra han tenido una base permanente desde 2003 en la Estación Científica de Campo de Huinay en el Fiordo Comau desde donde iniciar sus estudios.
Juntos han descubierto más de 100 nuevas especies de vida marina, incluidos muchos corales y anémonas. Pero dicen que el ecosistema ha cambiado profundamente desde que comenzaron.
Häussermann dice que fueron testigos de un rápido crecimiento en la cantidad de granjas de salmón que operan en el fiordo. Las heces de pescado y los gránulos de comida no consumidos de las granjas actúan como fertilizante, según Forsterra, “cambiando drásticamente el entorno de nutrientes en el agua”.
“Ocurren floraciones de algas”, explica Forsterra, “obtienes un agotamiento del oxígeno en el agua”. Él dice que esto puede tener un impacto dramático, cambiando cadenas alimenticias enteras.
“Tenemos por un lado la salmonicultura, la pesca, la recolección de mariscos, pero también el cambio climático”, dice Häussermann. Los deslizamientos de tierra de las empinadas laderas cubiertas de selva tropical templada también tienen un efecto, agrega, al igual que la actividad volcánica, que provoca emisiones de metano y azufre de las grietas submarinas.
“Todo esto se superpone”, explica Häussermann. “Es realmente difícil rastrear cuál es el motivo de cada cambio, pero definitivamente estamos viendo cambios drásticos en la biodiversidad”.
“Estos cambios”, agrega, “son definitivamente demasiado rápidos para ser naturales”.
Chile es el segundo mayor productor de salmón del mundo, con exportaciones por un valor estimado de US$ 5.000 millones en 2021.
Esteban Ramírez es gerente general de investigación de salmón del Instituto Tecnológico del Salmón - Salmón Chile, una asociación de productores y proveedores. Le dijo a CNN en un correo electrónico en 2020 que las heces y los gránulos no consumidos de las granjas de salmón son una fuente potencial de nutrientes en el agua, pero argumenta que en la mayoría de los casos el aumento de nutrientes se localiza alrededor de las granjas.
Agregó que la industria opera dentro de estrictas regulaciones ambientales y ha implementado tecnologías para mitigar cualquier impacto negativo. Él dice que cualquier impacto en la biodiversidad es “multifactorial”, citando “el cambio climático, la contaminación y otros factores antropogénicos”.
“Trabajamos continuamente en la prevención, la innovación y la investigación para reducir cualquier impacto ambiental”, dijo.
“Hay muchas especies que no han sido descritas”
El trabajo de Häussermann y Forsterra se ha convertido en taxonomía —el descubrimiento y clasificación de especies— a contra reloj. “(La taxonomía es) un problema general en el mundo”, dice ella. “Hay muchas, muchas más especies que no han sido descritas, en comparación con las que sí… y lamentablemente habrá muchas especies que nunca serán descritas antes de que se extingan”.
“Estamos tratando de inventariar realmente la región para encontrar qué vive aquí, dónde vive, qué condiciones necesita para vivir y cómo están cambiando las cosas con el cambio climático”, agrega Häussermann.
Debajo de la superficie del agua hay mucho para estudiar, y algunos de los hallazgos podrían tener un interés mundial. A medida que aumentan los niveles de dióxido de carbono en la atmósfera de la Tierra, los océanos del mundo se vuelven más ácidos. Los corales de aguas poco profundas en los fiordos ya viven en condiciones tan ácidas como el nivel que se predice en que estarán los océanos del mundo en 2100. Podrían ofrecer información potencial sobre cómo los corales en otros lugares pueden funcionar en el futuro.
Entre los hallazgos en las aguas poco profundas se encuentran dos nuevas anémonas, Isoparactis fionae e Isoparactis fabiani, que llevan el nombre de los hijos de Häussermann y Forsterra, Fiona y Fabián. “Para mí, creo que deberían representar que la generación futura necesita realmente interesarse y aprender a preocuparse por el planeta”, dice Häussermann.
Para explorar las profundidades, utilizan un vehículo operado por control remoto (ROV) que puede descender 500 metros. Su “gran sueño”, dice Häussermann, es usar un ROV más avanzado para llegar al fondo del canal Messier de 1.300 metros de profundidad al sur de Comau, que permanece en gran parte inexplorado. “Sería increíble ver lo que hay ahí abajo”, añade.
Häussermann y Forsterra brindan información al Gobierno que, según dicen, contribuirá al uso sostenible y la protección de la Patagonia chilena. Häussermann dice que el ecosistema todavía es “tan poco conocido”, un factor, cree ella, por el cual su difícil situación está pasando desapercibida.
A menudo, cuando comparte fotografías de la flora submarina con los chilenos, Häussermann dice que están sorprendidos de que la biodiversidad esté a la vuelta de la esquina. “Esta es realmente la tragedia del océano: porque incluso si toda la vida allí fuera eliminada, nadie la vería”, dice ella. “Es muy importante llevar estas imágenes a la gente y mostrarles la belleza.
“Solo si la gente lo entiende, les gustará. Y solo si les gusta estarán interesados en conservarlo”.
Ese es el secreto.