(CNN) – La decisión de Occidente de enviar finalmente tanques a Ucrania ha provocado que algunos se hagan la incómoda pregunta: ¿Significa esto que la OTAN está ahora en un conflicto directo con Rusia?
Esta narrativa, que el Kremlin impulsa con fuerza, sin duda ayuda al presidente de Rusia, Vladimir Putin, y a sus aliados a desviarse del hecho de que Rusia fue el que lanzó un ataque no provocado contra Ucrania y ocupó ilegalmente partes de un Estado soberano.
También, quizás más conveniente para Putin, ofrece a los aliados de la OTAN una pausa para pensar antes de decidir exactamente cuánta asistencia militar deben dar a Ucrania.
Primero, lo primero: el consenso entre los expertos es que ningún miembro de la OTAN está ni cerca de lo que podría considerarse estar en guerra con Rusia, de acuerdo con cualquier definición legal aceptada internacionalmente. Por lo tanto, la idea de que la alianza está en guerra con Rusia no es cierta.
“Una guerra requeriría ataques llevados a cabo por fuerzas estadounidenses o de la OTAN, en uniforme, atacando desde el territorio de la OTAN contra las fuerzas rusas, el territorio ruso o la población rusa”, explica William Alberque, del Instituto Internacional de Estudios Estratégicos.
“Cualquier lucha de Ucrania, con cualquier arma convencional, contra cualquier fuerza rusa, no es una guerra de EE.UU. y la OTAN en Ucrania, sin importar cuánto quiera Rusia afirmar que sí lo es”, agrega.
Alberque apunta a la Carta de las Naciones Unidas, que establece que nada “perjudicará el derecho inherente a la legítima defensa individual o colectiva si se produce un ataque armado contra un Miembro de las Naciones Unidas, hasta que el Consejo de Seguridad haya tomado las medidas necesarias para mantener la paz internacional y la seguridad”.
Rusia es miembro permanente del Consejo de Seguridad de la ONU y ha usado su veto para bloquear la condena de sus acciones en Ucrania.
El Kremlin ciertamente ha tratado de explotar ciertas zonas grises inherentes a cualquier guerra moderna para afirmar incorrectamente que la OTAN es el principal agresor en el conflicto de Ucrania.
Esas zonas grises podrían incluir el uso de inteligencia occidental para llevar a cabo ataques contra objetivos rusos.
También podrían incluir a EE.UU. lanzando la guerra contra el terrorismo e invocando el Artículo 5 de la OTAN después de los ataques del 11 de septiembre, en los que EE.UU. fue atacado por terroristas en lugar de un Estado nación.
El secretario del Consejo de Seguridad de Rusia, Nikolai Patrushev, ha afirmado que Occidente trata de “destruir” a Rusia. Anatoly Antonov, embajador de Rusia en Estados Unidos, ha dicho que el Gobierno estadounidense presiona a Ucrania para que “lleve a cabo ataques terroristas en Rusia”.
Por supuesto, cualquiera que sea el escaso mérito que pueda haber en estas dudosas afirmaciones, palidecen en comparación con la brutalidad documentada y las acciones ilegales de las fuerzas rusas en Ucrania desde que Putin ordenó la invasión.
Pero el hecho de que existan y sean tomadas en serio por analistas y comentaristas fuera de Rusia, incluso en la ciudad de Washington, juega a favor del Kremlin en más de un sentido.
John Herbst, exembajador de EE.UU. en Ucrania y director sénior del Centro Eurasia en el Consejo Atlántico, explica que promover la idea de que se trata de una guerra entre la OTAN y Rusia ayuda a explicar a la audiencia interna de Putin por qué la invasión no ha tenido éxito tan rápido como Rusia esperaba.
“Debido a que el ejército ruso ha sido un gran fracaso en Ucrania, es útil explicar esto como una guerra con la OTAN en lugar de contra Ucrania. Esto también ayuda a justificar cualquier paso que Putin pueda tomar a continuación, y Rusia ha estado muy interesada en jugar con la idea de que esto podría significar una maniobra nuclear”, dijo Herbst a CNN.
Herbst cree que la guerra de información de Rusia contra Occidente ha tenido más éxito que su campaña militar, en el sentido de que ha provocado que personas creíbles y racionales en Washington se autodisuadan de dar un mayor apoyo militar a Ucrania exagerando la idea de que Putin usar armas nucleares, lo que también sería desastroso para Rusia.
“No puedo decirles cuántos expertos han dicho que realmente no podemos proporcionar a Ucrania ciertas armas porque Putin hará uso de su arsenal nuclear. Lo que hemos visto en los últimos seis meses es que los expertos rusos se ponen en contacto con sus colegas en Occidente para decir que Putin realmente podría hacerlo. Lamentablemente, Washington y Berlín, especialmente, se dejaron disuadir muchas veces por esta amenaza”, dice.
La razón por la que los observadores de Putin creen que existen pocas oportunidades de que Rusia escale hasta el punto de provocar que la OTAN responda con la fuerza, es que Moscú sabe que no podría sobrevivir a la confrontación.
“Uno de los pocos objetivos que comparten los líderes rusos y estadounidenses en este momento es que quieren evitar un conflicto directo entre las dos potencias”, dice Malcolm Chalmers, subdirector general del grupo de expertos Royal United Services Institute en Londres.
“Rusia sabe que una confrontación convencional con la OTAN terminaría muy rápidamente para ellos. Sin embargo, tiene sentido aumentar la idea de que está dispuesto a correr ese riesgo, si eso significa obtener más concesiones de Occidente”, agrega.
Múltiples funcionarios europeos y fuentes de la OTAN estuvieron de acuerdo con el análisis de que era poco probable que Putin diera un paso hacia la escalada nuclear, aunque la posibilidad debía tomarse en serio y evitarse. La pregunta es, ¿evitarse a qué costo?
Es muy probable que Ucrania siga pidiendo más armas y más apoyo a sus aliados cuanto más se prolongue la guerra. Cada vez que lo haga cada miembro de la OTAN deberá sopesar si vale la pena o no el riesgo, o si los retrasos le hacen un favor al Kremlin.
Herbst cree que la invasión rusa a Ucrania sirvió como un claro recordatorio de cómo es lidiar con un Kremlin agresivo, y que los funcionarios occidentales habían olvidado temporalmente las tácticas de la Unión Soviética durante la Guerra Fría.
“Las dudas de Occidente han ocurrido porque hemos tenido paz entre las grandes potencias durante la mayor parte de los últimos 30 años”, dice. “Actualmente estamos en el proceso de descubrir cosas que sabíamos en el apogeo de la Guerra Fría. Y la única razón por la que estamos viendo esto ahora es porque una de las grandes potencias decidió que no le gusta el orden mundial existente”.
A medida que avanza la guerra, Occidente y la OTAN se están viendo obligados a aprender duras lecciones en tiempo real.
Pero cada vez que Rusia advierte sobre una escalada, las capitales occidentales deben tener en cuenta el siguiente hecho: Rusia es el agresor en este conflicto y Occidente está lejos de estar en guerra con Rusia.
Y no importan los ruidos que hagan los funcionarios del Kremlin sobre los intentos de Occidente para destruir a Rusia, solo un Estado soberano ha invadido a otro Estado soberano y ha reclamado ilegalmente por la fuerza partes de su territorio.