(CNN Español) –– El juicio por narcotráfico contra Genaro García Luna, exsecretario de Seguridad Pública de México, continuó este martes en Nueva York.
Uno de los testigos de la Fiscalía del Distrito Este de Nueva York es Israel Ávila, un exnarcotraficante que dijo que trabajaba para el Cartel de Sinaloa y específicamente para Mario Pineda Villa, alias “MP”.
Ávila dijo que entre sus funciones estaba ayudar a Pineda Villa a crear libretas de contabilidad que incluían todos los gastos del cartel y supuestos pagos a funcionarios del gobierno.
Cuando la Fiscalía le pregunto a Ávila si conocía al acusado, el testigo dijo que sí porque, según él, “Genaro García Luna trabajaba para el Cartel de Sinaloa”.
Explicó que en los libros de contabilidad aparecían pagos para García Luna, pero no bajo su nombre verdadero sino para “El Tartamudo” o “Metralleta”, que era como los miembros del cártel se referían despectivamente a García Luna, dijo Ávila.
Ávila declaro que entre 2003 y 2012 trabajaba en bienes raíces, pero pasó a trabajar para el cartel en 2005 cuando le alquiló una casa a personas que él creía que eran agentes de la Agencia Federal de Investigación de México o AFI, hoy disuelta.
Al momento de rentar la casa, dijo que estas personas llegaron vestidas con uniformes de AFI y en camionetas con logotipos oficiales. Luego, según su testimonio, los inquilinos mataron a una persona dentro de la casa y huyeron en un vehículo que estaba registrado a esa propiedad bajo su nombre.
Ávila dijo que se preocupó, pero que recibió una llamada de parte de Pineda Villa citándolo a un lugar que al llegar se dio cuenta de que estaba custodiado por agentes del Ejército y de las policías Federal y estatal.
Allí dijo que se encontró con Pineda Villa quien le aseguro no tenía de qué preocuparse porque todo iba a estar bien. Dijo que “MP” le pregunto que él sabía para quién trabajaban las personas que habían rentado su casa. Ávila aun pensaba que eran agentes federales y dijo que cuando le respondió “para Genaro García Luna y su gente”, MP le contestó: “No, estás equivocado. Ni tú, ni nosotros trabajamos para Genaro García Luna, Genaro García Luna trabaja para nosotros”.
Ávila aseguró que tras ese incidente siguió trabajando para el cártel llevando los libros de contabilidad, proporcionándoles avionetas, casas, bodegas, incluso les rentaba casas para cuando querían asesinar a algún rival.
Dijo que en diciembre de 2007, la DEA reportó a sus contrapartes en México porque al aeropuerto de Morelos iba a llegar un avión sin plan de vuelo. Era un avión del que él y otros miembros del cartel iban a recibir con 1.200 kilos de cocaína. Cuando llegaron al aeropuerto, encontraron a policías federales, pero dijo que, en vez de arrestarlos, los agentes los llevaron a la plataforma y los ayudaron a bajar la droga y llevársela del aeropuerto.
Luego los del cártel se fueron a un escondite porque, después de que se llevaron la cocaína, los agentes federales comenzaron un supuesto operativo. Sin embargo, dijo que los policías en el aeropuerto le dieron la oportunidad de sacar la droga. “Entramos y salimos con la misma ayuda de ellos”, dijo Ávila.
Ávila fue arrestado en Texas en 2012 y se declaró culpable de entrar a Estados Unidos para propósitos ilegales y distribuir más de un kilo de cocaína. Fue sentenciado a 15 años de cárcel de los que ha cumplido diez. Prevee salir en libertad a finales de 2025.
Este testigo continuará su testimonio este miércoles con el contrainterrogatorio de la defensa de García Luna.
Expolicía declara que en el aeropuerto de la Ciudad de México transitaban drogas y armas durante la gestión de García Luna
Durante el juicio contra García Luna, un exagente de la Policía Federal de México dijo este martes que mientras estuvo destinado al Aeropuerto Internacional Benito Juárez, en la capital del país, observó movimientos que según él revelaban que por allí transitaban drogas y armas cuando García Luna era secretario de Seguridad Pública.
Ese testimonio corresponde a Raúl Arellano Aguilera, que fue policía federal de México entre 2003 y 2011, y quien dijo que a partir de 2007 fue asignado a la división de seguridad regional del aeropuerto con un papel de vigilancia y seguridad a los pasajeros.
En el juicio que se realiza en la Corte del Distrito Este de Nueva York, García Luna enfrenta varios cargos de participación en una empresa criminal continua y otros de conspiración para obtener, importar y distribuir miles de kilogramos de cocaína en Estados Unidos, además de presuntamente haber hecho declaraciones falsas a funcionarios estadounidenses de inmigración. El exfuncionario se ha declarado inocente de todos los cargos. Su abogado ha cuestionado la credibilidad de Arellano como testigo de la Fiscalía.
Durante la audiencia, Arellano dijo que con el paso del tiempo se dio cuenta de que ese aeropuerto se usaba para el tráfico ilegal de mercancía como droga, dinero y armas.
Arellano afirmó que los jefes del aeropuerto daban unas órdenes por radio que calificó de “extrañas”, y donde les indicaban a los policías “a partir de este momento por 45, todos en 35 hasta nueva orden”. Explicó que eso significaba que hasta una nueva orden no podían hacer revisiones o detenciones. Se les ordenaba solo hacer presencia y permanecer en sus áreas.
También dijo que observó que algunos compañeros, conocidos como el “grupo especial”, ignoraban las ordenes, se retiraban de sus áreas y regresaban sin ser reprendidos. Estos manejaban autos deportivos de lujo o tenían joyas, algo que —según describió— con un salario equivalente a unos US$ 425 cada dos semanas era difícil poder acceder a ese tipo de bienes.
Por su parte, la defensa de Genaro García Luna trató de desacreditar el testimonio y presentar al expolicía como una persona resentida.
Durante el contrainterrogatorio del abogado César de Castro, Arellano Aguilera dijo que no estaba de acuerdo con el ascenso de García Luna a secretario de Seguridad Pública federal porque desde su punto de vista no había sido promovido desde adentro de la organización policial ni había recibido formación de ese tipo. Dijo que no estaba de acuerdo, porque personas que conocía en esos cargos “habían trabajado más de 30 años en la Policía”.
Arellano Aguilera reconoció que jamás tuvo un trato directo con García Luna. Solo lo veía en ceremonias oficiales y jamás tuvo una conversación ni una reunión con él. El testigo dijo que entendía por parte de sus superiores que parte de las prioridades del nuevo secretario era combatir a cárteles de la droga como el Cártel del Golfo, los Zetas, y los Beltrán-Leyva.